jueves, 24 de marzo de 2011

Profesores ineptos

Profesores ineptos
La docencia es uno de los papeles más trascendentales dentro de nuestra sociedad, de los profesores y de la metodología de estudio dependen las generaciones futuras para forjar un país desarrollado y con un porvenir sostenible. La educación ha tomado gran protagonismo en el ámbito internacional, dentro de la Unión Europea se puede notar gran preocupación por la formación tanto de las juventudes como de los trabajadores que buscan mejorar su campo académico. Innovaciones como el Proceso Bolonia y las últimas grandes reformas que ha vivido España desde los inicios de la democracia han permitido un importante avance en las técnicas de enseñanza, de la misma forma que se ha sumergido a los alumnos en el creciente proceso de globalización que se vive hoy en día.
Las técnicas de enseñanza, la metodología y la introducción de herramientas nuevas como el internet garantizan al estudiante un mundo de conocimiento del cual podrá nutrirse, claro está, con la ayuda del profesor.
Aunque la intención es lograr que el estudiante pueda formar una conciencia de estudio y cierta independencia dentro de los medios de información, así como un carácter crítico y objetivo, es el profesor quien tiene más responsabilidad en la formación del estudiante como persona ética y académica. El papel de los docentes marcará la personalidad del estudiante por lo que este primero debe cumplir con ciertos requisitos de calidad, no solo en el ámbito del conocimiento, sino también en el aspecto personal y en la interacción social. Es ahí donde muchas veces falla el profesorado. Ya sea en la falta de conocimientos o por la dura relación que puede darse entre estudiante y profesor, en algunos casos la educación no está logrando el objetivo deseado. La incompetencia, muchas veces presente en los profesores, conlleva a un mal desarrollo del estudiante, a un desarraigo de este frente a los estudios, así como una mentalidad equivoca que se puede extender a lo largo de su vida. Teniendo en cuenta que el estudiante debe poner su parte dentro del proceso de aprendizaje un profesor mediocre podría llevarlo no solo a un fracaso escolar inmediato, sino a un cambio a nivel estructural de la persona en sí.
El papel de los profesores es uno de los más nobles de la sociedad, siendo estos los encargados de tejer el futuro encarnado en los estudiantes. Pero, como en todo, se debe exigir un mínimo de competencias, un mínimo de voluntad y un mínimo de conocimiento para que el provecho de las clases sea siempre el máximo y el resultado sean personas hechas y derechas preparadas para una sociedad implacable. Lo que no puede ser es que el trabajo del profesor sea tan deplorable como para limitarse lectura de los libros de texto (cosa que se ve a menudo), en cuyo caso el estudiante directamente podría prescindir de su tutor.
Es imperdonable que se arruine el camino de un joven estudiante por culpa de un profesor inepto, como también es inaceptable que se menosprecie el arduo trabajo de los educadores por sacar adelante una generación.

~Andrés Restrepo A.~

CUANDO HABLAMOS DE PROFESORES INEPTOS

Los profesores son una parte fundamental para un país, ya que de ellos depende el desarrollo de la sociedad y el futuro de la misma. Aunque no quede reflejado directamente en el PIB de un estado, el trabajo de un profesor queda plasmado en los diversos indicadores de productividad y producción porque la calidad y eficiencia deben conseguirse en la etapa de formación de las personas. Ahora bien, no todos los maestros son eficientes, por tanto existe un numeroso grupo de profesores ineptos.

En primer lugar, hay que destacar que algunos profesores no mantienen una actitud de sacrificio e intensidad en su trabajo de forma continua sino que la pierden cuando ya han asegurado su plaza, ya sea en un instituto o universidad. No obstante, mucha gente cree que si un profesor ha sido condecorado con muchos títulos y ha obtenido una nota considerable en sus estudios universitarios ya es alguien de alto nivel y un buen profesional. Sin embargo, deberíamos valorar más la metodología del docente y menos sus éxitos pasados.
Por consiguiente, nuestra obligación debe ser premiar a aquellos cuyo trabajo se caracteriza por sus ganas, su perfeccionismo y su responsabilidad, es decir, no hay que valorar a las personas por su forma de ser anteriormente sino por el estado actual, su visión y su gusto por el trabajo que ejercen.
Desgraciadamente, existen bastantes profesores que no se encuentran a gusto en el trabajo, que son constantemente intimidados y amenazados por los padres y por los mismos estudiantes. También existen maestros que no son capaces de persuadir a los alumnos para que estén atentos a sus enseñanzas y algunos han olvidado su importancia en el futuro de los jóvenes a los cuales educan.

En segundo lugar, y en contradicción con lo anterior, hay que valorar los años de sufrimiento de los profesores, su gusto por el aprendizaje, el dinamismo y la fuerza de voluntad de aquellos que luchan por una buena calificación, ya que no debemos basarnos solamente en la capacidad de enseñar de los maestros sino que hay que apreciar sus conocimientos y su inteligencia. Por lo tanto, debemos valorar positivamente la capacidad mental de los docentes, sobretodo la capacidad de resolver problemas, ya sean sociales, intelectuales o de su propia conciencia; y desprestigiar a aquellos cuya actitud es reprochable y en muchos casos despreciable.

En conclusión, se puede decir que no existen malos profesores, pero que la falta de unas condiciones agradables, una relajación excesiva y unas lecciones que no interesan a nadie hacen de un numeroso grupo de buenos maestros, una pandilla de ineptos incapaces de ejercer una docencia que concuerde con las necesidades laborales y económicas de un estado.

LA SITUACIÓN DE LÍBIA: (He sustituido el tema de los profesores ineptos porque éste me parece más interesante).

La guerra de Líbia es un tema de actualidad. A pesar del terrible desastre que esta guerra constituye (me refiero a los miles de fallecidos y la situación de opresión que vive el pueblo libanés), quiero prestar importante atención a la relación que existe entre la dictadura de Gafadi y los intereses de los países Europeos (Francia, España) y Estadounidenses especialmente.
Creo que los intereses de éstos países guardan una estrecha relación con el petróleo que posee la zona Libanesa aunque el país en si ya había constituido una “golosina” para los países Europeos antes del conocimiento petrolífero de la zona.
Es decir, en 1951 aún no se había descubierto el petróleo en Libia. Pero los anglosajones tenían bases militares en el país debido a la posición estratégica que ocupa desde el punto de vista del control del Mar Rojo y el Mediterráneo.
No fue hasta 1954 que el rico texano Nelson Bunker Hunt descubrió el petróleo libio. En aquel momento, el petróleo árabe se vendía alrededor de 90 centavos el barril. Sin embargo, el petróleo libio se compró a 30 centavos porque el país estaba muy atrasado. Era quizá el más pobre de África.
Gadafi derrocó a la monarquía, nacionalizó el petróleo, se opuso a los poderes imperiales y provocó un cambio positivo en Libia. Sin embargo, 40 años después, es un dictador corrupto que suprime toda oposición y que, una vez más, abre su país a las empresas occidentales.
¿Por qué Estados Unidos quiere derrocar a Gadafi? Durante los últimos diez años, el coronel ha sido muy susceptible a Occidente y ha privatizado una parte importante de la economía libia, beneficiando a las empresas occidentales en el proceso.
Hay que analizar todos estos acontecimientos a la luz del nuevo equilibrio de fuerzas en el mundo. Las potencias imperialistas están en declive mientras que otras fuerzas van en aumento. Recientemente China se ha ofrecido a comprar la deuda portuguesa… En Grecia, la población es cada vez más hostil a esta Unión Europea que se percibe como una tapadera del imperialismo alemán. Sentimientos similares están creciendo en los países del Este. Por otra parte, Estados Unidos atacó Iraq con el fin de obtener el control de su petróleo, pero al final sólo una única empresa estadounidense se está beneficiando de ello, el resto del petróleo está siendo explotado por empresas de Malasia y China. En resumen, el imperialismo está en crisis.
Además, la revolución de Túnez realmente cogió por sorpresa a Occidente. La caída de Mubarak aún más. Washington intenta de recuperar su influencia sobre estos movimientos populares pero su control se desvanece. En Túnez, el primer ministro Mohamad Ghanouchi, un producto directo de la dictadura de Ben Ali, estaba destinado a controlar la transición creando la ilusión de cambio. Pero la determinación del pueblo lo obligó a renunciar. En Egipto, Estados Unidos contaba con el ejército para mantener un sistema aceptable en su lugar. Pero he percibido informaciones que confirman que en muchos cuarteles militares de todo el país, los oficiales jóvenes se están organizando en comités revolucionarios en apoyo del pueblo egipcio. Incluso han arrestado a algunos oficiales relacionados con el régimen de Mubarak.
La región podría escapar al control de Estados Unidos. La intervención en Libia permitiría a Washington quebrar el movimiento revolucionario y evitar su propagación al resto del mundo árabe y de África. Desde la semana pasada, los jóvenes han estado protestando en Burkina Faso, aunque los medios guardan silencio al respecto. Como lo guardan sobre las manifestaciones que están teniendo lugar en Iraq.
Otro peligro para Estados Unidos es la posible aparición de gobiernos anti-imperialistas en Túnez y Egipto. Si esto sucediera, Gadafi ya no estaría aislado y podría incumplir los acuerdos alcanzados con Occidente. Libia, Egipto y Túnez podrían unirse para formar un bloque anti-imperialista. Con todos los recursos que tienen a su disposición, especialmente las grandes reservas de divisas de Gadafi, los tres podrían convertirse en una potencia regional importante, probablemente más importante de Turquía.
Por lo tanto, creo que en éste caso más que una guerra petrolífera se trata más de una operación de Estados Unidos para recuperar el poder sobre las zonas de Arabia y África. Aunque no cabe duda de que Gadafi es un impedimento para permitir la libre explotación del petróleo de la zona libanesa.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Profesores ineptos

Cuando surge este tema, pueden temblar las paredes, no solo porque son quienes pondrán nuestras notas (en realidad, escribirlas, nosotros somos quienes nos las trabajamos o no), sino porque denota un posible problema en el sistema de nuestro país en temas de política social. Pero no creo que vaya a ser tanto, ya dejaremos las sospechas gubernamentales para los guionistas de CSI. ¿Cuál es el real problema? O mejor. ¿Existe un grave problema?

Bien sabemos todos, que cada día cometemos errores, y de ellos solemos aprender. Es propio del ser humano e incluso de la misma naturaleza. Nos caracterizan, nos dotan de un carácter con vicios y manías, aunque son estos pequeños tics los que nos dan la belleza propia de cada uno, y el que no lo quiera ver, no se conoce demasiado. Retomando el tema, en cada uno de nosotros existe un margen de errores, aunque habrá quien será más metódico o más bien caótico, precavido o improvisador. ¿Podemos hacer un criterio de efectividad o perfección en el ser, si la persona más recta y perfecta una sola vez, una, se equivoca o falla? Yo soy partidaria que no. El que es médico, cometerá algún error, y no habrá podido salvar una vida. El que conduce aviones, podrá equivocarse, y arriesgar la vida de cuarenta personas. ¿Son estos profesionales, más sistemáticos o menos, unos ineptos?

La ineptidud se define como falta de aptitud o inhabilidad. Me parece una palabra muy “gorda” para usarla como solemos hacer todos diariamente para cualificar a profesionales, y los que siempre tendemos a machacar los alumnos son los profesores. Desde el tópico de “Juan, ¡Un suspenso! “No mamá, el profe me tiene manía” a alumnos repelentes que se anotan centésimas y milésimas de la nota para reprochar sus calificaciones y las de sus compañeros. No estoy diciendo que todos los profesores sean máquinas en su trabajo, como siempre hay algunos que les cuesta expresarse y otros que tienen más problemas por organizarse o tratar con adolescentes, pero nosotros desde nuestro cómodo punto de vista, nos cerramos en banda. Rápidamente pasamos en descalificar a miembros del profesorado para justificar nuestra proyección académica y malos resultados.

En todos estos años de la ESO y bachillerato hemos visto que año tras año, diferentes profesores nos han dado temario, teniendo con ellos una estrecha y diaria relación, porque en la mayoría de casos puedes llegar a conocer al otro. Cada año haces un balance, siempre hay profesores con quienes sintonizamos mejor como a ellos les pasará con nosotros, otros que verás que les abruma tanta adolescencia, acné y rebelión. Pero al fin y al cabo, son nuestros barqueros, los que nos ven en una metamorfosis para un día madurar. ¿Algunos parecen más niñeras que maestros? Clarísimo, al igual que hay alumnos que nunca despiertan.

En conclusión, si podemos decir que un profesor es inepto, también habrá alumnos ineptos, pero desde mi óptica, es una denominación cruel en ambas direcciones. En estas alturas de mi escolarización (se dice rápido, 15 años), es evidente que he tratado con profesores que no me habrán enseñado demasiado sea por lo que sea, pero si el alumno hace un esfuerzo y da de su parte (también es difícil en esta edad tan y tan y tan dura) aprender puede resultar fácil, divertido e interesante. Y si el maestro llega tarde, no explica correctamente, llora en clase, te quita tres puntos por no conjuntar los tejanos con los pendientes o te insulta porqué no te sale la raíz cuadrada, y no se inmuta a prepararte como debe (es su deber, es su profesión), escucha, es su problema, se está definiendo y será (tiempo al tiempo) su problema, como el del alumno que no quiere aprender. Pero la motivación e interés son unas virtudes que no solo servirán para que nos formemos y sorprendemos a nuestros padres y abuelos, sino para un día, inculcarlas a los que vendrán, ya que son fundamentales para seguir aprendiendo día tras día, año tras año. Para terminar, voy a darme el gustazo con esta frasecilla, no mía, sino de Aristóteles, un gran maestro al igual que gran sabio:”Enseñar no es una función vital, porque no tienen el fin en sí misma; la función vital es aprender.

¿Profesores ineptos?

Cada vez me doy más cuenta de que hemos cogido como costumbre o estilo de vida el quejarnos, y aún más después de hacer esta redacción. Nuestro pan de cada día es quejarnos sobre el estilo de trabajar de algunos profesores y su peculiar forma de evaluarnos. Aunque con esto no quiero decir que no tengamos razón.

Des de mi punto de vista, creo que a medida que vamos creciendo, nos vamos dando cuenta de lo importante que es para nuestro futuro estudiar y sobresalir en ello, por eso nos esforzamos en hacer las cosas bien y entenderlas para luego poderlas plasmarlas en las pruebas que nos hacen los profesores, debido al esfuerzo y empeño que ponemos en ello, nos duele no recibir una buena calificación, y eso lleva a un enfado y desacuerdo con muchos profesores, ya que creemos que lo que decían que iban a evaluar no se lo toman tan al pie de la letra como decían o se diferencia en depende de que persona. Pero el quejarse con los otros compañeros y con algún profesor que no tenga nada que ver no es la solución. La solución es dejar las quejas atrás e intentar mantener una conversación razonable con el profesor y darle motivos convincentes para que evalúe de verdad tus esfuerzos y trabajo. Pero a veces, ya ni lo intentamos, porque aún nos desanima más el hecho de que algunos de estos profesores no nos quieran hacer caso o no quieran verlo, ya que creen que son la máxima autoridad y ni escuchan nuestros razonamientos. Cabe decir, que no siempre tenemos razón y es puro vicio el quejarse.

Y es aquí dónde se centra el debate, y por el motivo con el cual estamos más decepcionados con algún profesor. Como ya he dicho, al cabo de los años nos damos cuenta de lo importante que es estudiar, pero también nos damos cuenta de otras cosas, como por ejemplo las pocas ganas de algunos profesores al dar la clase o explicarnos la lección. Llamarlos ineptos no sería la palabra exacta, ya que no es que no sean aptos para dar una clase o incapaces, más bien vemos que no tienen ganas de dar la clase, o les importa muy poco lo que puedan aprender sus alumnos o no pierden el tiempo para preparársela, ya que su libro-guía del profesor lo hace todo. Así, nosotros también perdemos las ganas de seguir trabajando y estudiar, ya que creemos que en casa y leyendo nosotros mismos el libro lo haríamos mejor, ya que es lo que hacen algunos.

Según mi punto de vista, las dos partes deberían poner más ganas. Los alumnos no deberían quejarse por placer y reflexionar racionalmente cuando tienen razón y cuando no, así aparcando las rabietas. Y por parte de los profesores, algunos deberían mostrar más intereses en sus clases y preparárselas, que no se notase demasiado que siguen exactamente el libro y al menos hacer ver que se preocupan académicamente por sus alumnos, ya no pido que lo hagan, sino que lo hagan ver para así motivar a sus alumnos.

martes, 22 de marzo de 2011

Profesores ineptos


Cada vez es más frecuente que los profesores reciban quejas por parte de sus alumnos que la mayoría de las veces hacen cuestionar su metodología educativa. Pero exactamente, ¿de qué nos quejamos?

Antes de todo, me gustaría argumentar algunas razones por las cuáles pienso que éste hecho antes no sucedía con tanta frecuencia. Por supuesto, que en el pasado se diera menos no significa que antes hubiera “mejores” profesores. Simplemente, hace unos años, cuando nuestros padres iban todavía a la escuela, la educación era un privilegio del que no muchos podían disfrutar. Consecuentemente, no se daba tanta importancia a cómo se educaba sino al simple hecho de ser uno de los privilegiados en recibir la educación que muchos tenían que sacrificar por el trabajo en el campo.

Sin embargo, con el giro que ha experimentado nuestra sociedad en pocos años, cada vez se ha ido atorgando más importancia y centrado mucho más la atención en la figura del profesor. El profesor (tanto si es de educación infantil, como primaria o secundaria) ha cursado unos estudios y le ha sido atorgado un título una vez los ha finalizado. Este título compuerta una serie de obligaciones y cualidades que se deben cumplir durante la educación de los menores: buenos modales, buena relación profesor-alumno, buena metodología, empatía con los estudiantes… y por supuesto, un nivel.

Un nivel al que no muchos profesores parecen estar adecuados. Y no es que los alumnos seamos (aquí incluyo mi persona) estrictos, ni queramos llevar a la locura a ningún profesor. No somos malas personas ni nos gusta crear conflictos. Simplemente, estamos en nuestro derecho cuando pedimos que el profesor que nos está enseñando esté cualificado, pero cualificado “de verdad”. No es que dudamos de las capacidades de nuestros profesores ni que queramos ir de listos. Solo consideramos que hay “buenos” y “malos” profesores por el simple hecho de que no por saber mucho sobre un tema, significa que seas la persona adecuada para enseñárselo a los demás. De hecho, son muy comunes los profesores que saben mucho pero no tienen ésa virtud que pedimos nosotros, el alumnado, de hacer entender y comprender a la persona sentada detrás del pupitre.

Este tipo de profesores son los que nosotros llamamos “malos” y los que deseamos erradicar de nuestras aulas. No tanto por satisfacción personal, ya que no se trata de ninguna lucha profesor-alumno, sino por necesidad. El sistema educativo actual necesita de “buenos” profesores, de personas que se interesen realmente por el alumnado, que sean capaces de comprender nuestros sentimientos y reacciones cuando algo no lo entendemos, que tengan esa virtud para transmitir el mensaje que desean que recibamos, que utilicen un buen método de aprendizaje y, sobretodo, que no estén aburridos de enseñar. En otras palabras, que les siga gustando su trabajo.

No se pueden permitir más profesores ineptos en los centros escolares, ya que nosotros, lo creamos o no, somos el futuro, y necesitamos ser motivados y educados con agilidad. De nada sirve estar escuchando a un profesor que no sabe ni por dónde empezar a explicarte la lección, que llegue media hora tarde día tras día, que coja la baja cada dos semanas, que opte por irse de vacaciones en medio de un trimestre, que se encuentre perdido sin el libro de soluciones… y un largo etcétera.

Y para terminar, os dejo el titular de un periódico de La Rioja: «Muchas veces el fracaso escolar se debe a profesores ineptos»


Lídia Puyals Boix

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Piso o residencia?

Seguimos con la toma de decisiones que tiene que tomar la juventud en el momento en que se va a estudiar a las grandes ciudades. Empezamos debatiendo el tema del tipo de universidad y ahora nos toca el otro gran tema de importancia: la vivienda. Donde viviremos, en un piso o en una residencia de estudiantes. Realizaré un estudio comparativo para ver en que hogar representará que tenga más beneficios.
Si el estudiante/a decide irse a vivir en una residencia, tendrá una serie de ventajas, como seria por ejemplo el tema de la alimentación. Un estudiante recién emigrado a la ciudad, es muy probable que la cocina no sea su plato fuerte, por la cual cosa la alimentación dejará de ser lo suficientemente saludable. Por lo tanto, si vives en una residencia el tema de la alimentación estará lo suficientemente controlado. Por otra parte, el hecho de vivir en una residencia, connota la pérdida de intimidad, ya que las habitaciones se comparten, por lo tanto puede repercutir indirectamente en el rendimiento universitario. Por último, por el mero hecho de haber un vigilante nocturno, las fiestas estarán controladas y el ruido también.
En el otro bando, tenemos el piso. La estancia en un piso puede ser muy divertida, pero al mismo tiempo puede suceder en una cadena de mal ambiente, poca higiene y decrecimiento del rendimiento universitario.
El hecho de vivir en un pis, connota seguir una serie de órdenes, aunque cuando estás dentro sientas que eres libre y no hace falta tarea alguna. El piso tiene que estar limpio y ordenado para que haya buen ambiente con los compañeros de piso o familiares. Si se sigue el orden , todo irá bien.
Estar en un piso tiene a favor la libertad, allí haces todo lo que quieres con toda la responsabilidad tuya, en cambio en la residencia hay alguien que controla que más o menos se siga un orden.
En conclusión, por ser el primer año que estamos fuera de casa, queda claro que todos tendríamos que ir en una residencia, ya que sino en el piso habría un descontrol total y las probabilidades de sacar adelante cómodamente la carrera se volvería muy complicada.

jueves, 17 de marzo de 2011

TEMA LIBRE: EL ÉXITO DEL DEPORTE ESPAÑOL

En tiempos de crisis y otros problemas políticos, si hay alguna buena noticia en nuestro país es el éxito que estamos teniendo en los diferentes deportes en los que participamos de forma profesional.
Este último año, sin duda ha sido el año del deporte español. Empezamos el año con varias victorias en torneos importantes del tenista de Manacor Rafael Nadal. Seguimos el año con la llegada del verano, que empezaba con el triunfo de la selección española en el mundial de futbol, sin duda el mayor éxito de la historia del deporte español. Llegó el Tour de Francia y allí el ciclista de Pinto Alberto Contador, se llevó su tercer triunfos. Seguimos el año con el motor, donde en motociclismo nos coronamos con los tres títulos mundiales, mientras que en formula 1, Fernando Alonso perdió el título en la última carrera.
La gente se pregunta, ¿a que se debe tanto éxito en el deporte español?
Aunque estemos en tiempos de crisis, hay que tener presente que en nuestro país es donde más se apuesta económicamente por los deportes. Por ejemplo en el caso de los atletas, un atleta olímpico recibe de la federación española ayudas de 50.000 euros más lo que cobran en su equipo. Queda claro que si se da mucho más dinero a los otros deportistas olímpicas, no se entiende que nuestro país aún no este más adentro de la crisis, ya que estas becas son un gran gasto para el estado.
En conclusión, es importante que al menos tengamos algo que celebrar en estos tiempos tan malos para el país, ya que es importante para levantar los ánimos de los ciudadanos y mirar delante de cara al futuro con la esperanza que todo volverá a la normalidad.
Universidad pública o privada

Cuando el alumno de segundo bachillerato está en pleno curso, tiene que empezar a tomar una serie de decisiones. Des de buen principio saben que antes de hacer el examen de selectividad tienen que tener pensado si se alojaran en un piso o en una residencia, ya que si es en esta última, se tiene que reservar con mucha antelación, el piso, por otra parte también se tiene que buscar y encontrar uno a buen precio en los tiempos que corremos, no es excesivamente fácil.
Otra de las decisiones importantes a tomar, es el echo de donde estudiaremos cada alumno? ¿En una universidad pública o privada? Vamos a ponerlo en la típica balanza para comparar: en primer lugar hablamos de las universidades privadas. En este tipo de universidad, hay varias características que la diferencian de la pública. Por una parte, el nombre de estudiantes es mucho menor a los de la pública, por la cual cosa el catedrático podrá estar mucho mas atento al alumno que no en la pública. Por el contrario, hay un motivo por el bajo nombre de alumnos y es que el precio de la privada es muy alto, es un gasto mucho más alto que el que tiene el alumno de la pública. De echo, el mismo nombre de la universidad ya dictamina el precio.
En las universidades privadas por buena parte, hay muy buenas instalaciones, con unos campus muy bien trabajados y unos servicios excelentes.
En las públicas los servicios no tienen el lujo de las privadas.
Con la balanza explicada, para mi queda claro que si una família se lo puede permitir, el hijo/a tiene que estudiar en la privada, debido a que salen mejor preparados que no en la pública. Si los medios económicos no lo permiten, no hay más remedio que estudiar en la universidad pública.


FERRAN

miércoles, 16 de marzo de 2011

PISO O RESIDENCIA

En el momento en que el alumno obtiene el título del segundo y último curso de bachillerato y quiere ir a la universidad debe elegir donde residir, ya sea en un piso o en una residencia.

Las principales ventajas de vivir en un piso es que disfrutas de total libertad y no debes compartir habitación con nadie. Aunque también tiene inconvenientes, debes cumplir unas tareas que te restan comodidad como son hacer la limpieza y cocinar pero esto habría que matizarlo, ya que puede llegar a ser positivo, siempre va bien coger hábitos de este tipo para un futuro no muy lejano. Creo que el principal inconveniente de vivir en un piso es que el hecho de compartirlo con amigos puede llegar a ser peligroso, ya que se puede crear un ambiente de emoción y diversión que puede llevar al estudiante a dejar sus tareas olvidadas. Esta es la principal razón por los que muchos padres desean que sus hijos vivan en una residencia.

En el caso de la residencia su principal ventaja es que se disfruta de total comodidad. Allí te preparan la comida, te lavan la ropa, hay conexión a Internet, etc. Pero la residencia tiene problemas que en mi opinión hay que tener muy en cuenta. En la gran mayoría de ellas sus habitaciones son dobles, por tanto debes compartir habitación con alguien y, en este caso puedes correr el riesgo de que no poder llevar a cabo tu tarea con normalidad en algunos momentos. Otro de sus inconvenientes es que debes cumplir unos horarios a raja tabla que restan libertad.

En conclusión creo que la opción de habitar en un piso es la adecuada, eso si, siempre teniendo la cabeza bien amueblada, ya que en las residencias puedes correr riesgos innecesarios.

COMENTARIO PELÍCULA

No me puedo considerar un gran aficionado al mundo del cine, sin embargo cuando hago desplazamientos largos por carretera para ir a jugar al fútbol me gusta ver películas en mi reproductor portátil, de esta manera consigo relajarme y así descargar tensión.

Mi género preferido es el de comedia, aunque de vez en cuando me gusta ver alguna película de acción. Desde siempre me han gustado estos dos géneros. Mi objetivo al ver una película es pasar un rato agradable y olvidarme de todo, por esta razón escojo uno de estos dos géneros, con una película de comedia me río y me divierto, con una de acción me pongo en la piel del personaje y siento sensaciones parecidas a la que él siente, sin embargo si veo una película romántica, de suspense o terror padezco demasiado.

Hace más de un año fui al cine con mis mejores amigos, disfrutamos de unos noventa minutos de una película de comedia titulada Resacón en Las Vegas. Me sorprendió mucho, de hecho la he visto unas seis veces desde la primera ocasión.

Resacón en las Vegas es una película americana estrenada en verano de 2009. En su comienzo, Doug, que se casa dentro de dos días, se va a las vegas con su cuñado y sus dos mejores amigos para celebrar su despedida de solteros. Una vez allí se instalan en un lujoso hotel de la ciudad y se marchan de fiesta, al día siguiente nadie de ellos recuerda absolutamente nada, pero no era lo peor, el novio estaba perdido.
Durante un largo día en el que viven muchas aventuras logran encontrar al novio sano y salvo, y con mucha alegría después del calvario vivido se dirigen rápidamente a la boda por carretera.
Después de la ceremonia uno de ellos encuentra una cámara en la que ven una serie de instantáneas de sus locuras realizadas aquella noche.

Este film me hizo disfrutar mucho, algunos opinaran que su argumento es pésimo pero conseguí divertirme durante un buen rato junto a mis amigos que era nuestro principal objetivo.

lunes, 14 de marzo de 2011

piso vs residencia

Cuando llega el momento de dejar atrás nuestra vida de adolescentes y niños para vivir fuera de casa, te enfrentas inmediatamente a una necesidad fundamental: ¡encontrar otra casa! Fácil... dirás, y podría darte la razón. Pero verás que hay muchas opciones, quizás algunas que ni siquiera te habías planteado. El truco no es elegir un alojamiento, sino elegir bien. Las dos opciones más comunes son las residencias y los pisos compartidos.
Puedes pensar en las residencias como una especie de hotel para estudiantes. Duermes allí, y puedes comer allí (lo típico es tener pensión completa). Para lavar tu ropa habrá una sala de lavadoras, o incluso puede haber un servicio de lavandería donde les dejas una bolsa de ropa sucia y te devuelven la ropa limpia y planchada.
La calidad de las habitaciones y de las instalaciones puede variar entre “palacio real” y “chabola”, pero el objetivo principal de todas es la misma: mantenerte seco y calentito cuando llueve. También te dan de comer, y proporcionan servicios para limpiar tu ropa y el aseo personal.
Si en una residencia estás inmerso en el universo estudiantil, vivir en un piso compartido es como vivir en la frontera entre la Universidad y la temida “vida real”. Una de las grandes diferencias es que en un piso nadie te pone reglas. O mejor dicho, las reglas son las que tu mismo te impones y las que acuerdas con tus compañeros.
Puede parecer muy chulo, pero es también una gran responsabilidad. Nadie te va a decir a qué hora tienes que estar en casa, pero nadie te va a lavar los platos. Y no siempre es fácil ponerte de acuerdo con tus compañeros. En un piso hay muchas más cosas sobre las que estar en desacuerdo que en una habitación de una residencia.
Uno de los temas que más problemas suele ocasionar es la limpieza. ¿Quién va a limpiar la taza del váter, y con qué frecuencia? ¿Los platos sucios hay que lavarlos inmediatamente, o vale dejarlos para “mañana”? Otra fuente de discusión que surge a menudo es el dinero. En un piso hay gastos comunes. Además del alquiler, está la calefacción, la línea ADSL, los productos de limpieza y más cosas. Basta que una persona no pague a tiempo, contribuya menos, o consuma más que los demás y la bronca está servida.
Dicho esto, si fuera imposible vivir feliz en un piso compartido nadie lo haría. Eso sí, requiere una gran responsabilidad y capacidad de compromiso de tu parte, y también por parte de tus compañeros de piso.
Considerando el piso compartido, creo que la experiencia que se adquiere a cerca de la convivencia es mucho más gratificante que la que se puede obtener viviendo en una residencia o un colegio mayor, por otra parte, sobretodo el primer año puede llegar a ser muy duro mezclar las tareas del hogar con los estudios universitarios: estamos acostumbrados a ser servidos por nuestras familias y puede ser un cambio un poco bruto de pasar a ser dependientes de nosotros mismos.
No obstante, creo que al final de la corrida, vivir en un piso compartido no es tan complicado si tienes ganas de poner orden a tu vida y adquirir un estilo diferente de vivir, que sobretodo nos servirá a lo largo de la vida.
Por éste motivo yo creo que el año que viene elegiré una residencia que así me facilitará conocer gente y establecer nuevas amistades. Pero en los próximos años me gustaría poder compartir piso con chicos o chicas de mi edad que tengan los mismos gustos y aficiones que yo, así la convivencia no será tan dura.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Piso o residencia

Cada vez estamos más cerca de terminar nuestros estudios de bachillerato y plantarnos de lleno en la universidad. Para todos nosotros, esto supone un gran cambio que probablemente deberemos de ir asimilando poco a poco.

Sin embargo, algo que no debemos tomarnos a la ligera y que ya deberíamos de ir buscando es nuestro próximo lugar de residencia. Al igual que todos los estudiantes que vivimos lejos de la ciudad donde se ubica nuestra futura universidad, tenemos éste posible hándicap. Y digo hándicap ya que para muchos esto supone un grave problema y mucho tiempo para llegar a una decisión, aún sabiendo que podemos habernos equivocado.

Por lo que a mi se refiere, elegir entre piso o residencia me ha causado muchos dolores de cabeza y, por supuesto, bastantes discusiones con mis padres.

En un principio, estaba convencidísima de mi elección: quería un piso. Un piso suponía una independencia casi absoluta. Significaba salir a la hora que quisiese, llegar cuando me apeteciese, comer lo que a mi me gustase, tenerlo todo ordenado a mi manera, llevar a quien quisiese y a la hora que yo decidiese… y un montón de “privilegios” más.

Pero entonces, cuando más claro parecía que lo tenía, empezaron a bombardearme las dudas: ¿tendría suficiente tiempo para estudiar? ¿seria capaz, el primer año y con todo el cambio, controlar lo que tenia que comprar cada día para abastecer mi frigorífico? En ese momento, y con la ayuda de mis padres, decidí definitivamente mi futura residencia: los pisos universitarios. Sin la menor duda, considero que son la mejor opción para un estudiante novel, sin experiencia. No es que dude de mis capacidades para subsistir, pero creo que ya tendremos suficiente con estar rodeados de nuevos compañeros y profesores y de un ambiente totalmente distinto al acostumbrado como para estar pendientes de si tenemos que comprar tomate para hacer los espaguetis. Además, elegir una residencia con pensión completa o media pensión no supone un gran sacrificio económico (sin duda, es mucho más barato que alquilar un piso en condiciones). Tienes la comida preparada, puedes entrar y salir cuando quieras, puedes traer amigos siempre y cuando respetes a los otros inquilinos, tienes el gimnasio gratuito, puedes hacer uso de la biblioteca libremente, estas muy cerca de la universidad… ¡es todo un lujo!

En conclusión, una residencia me parece la mejor opción (al menos en mi situación) para empezar los estudios con buen pie. Por supuesto que el segundo año voy a alquilar un piso, pero en cuanto llegue ese momento ya me habré habituado mucho más al nuevo entorno. Ya tendremos tiempo para madurar completamente, !no hay prisas!.


Lídia Puyals Boix

¿PISO O RESIDENCIA?

Cuando los alumnos de segundo de bachillerato obtienen la titulación, que les permite estudiar en la universidad o obtener otro tipo de formación, deben elegir su futura residencia. La mayoría de estudiantes dudan en compartir un piso con sus amigos ya que son conscientes del peligro que puede comportar esto en un año lleno de cambios y de muchas puertas abiertas a la diversión. Por lo tanto se puede decir que el miedo a fracasar estrepitosamente el primer año, conlleva que muchos estudiantes opten por un sistema más integrado a la universidad y exento de tantas responsabilidades, la residencia. No obstante, bajo mi punto de vista es preferible compartir piso con los colegas.

Por un lado, hay que destacar la autonomía y la libertad que nos puede conceder el piso. Habitándolo, uno aprende a valerse por si mismo, a realizar correctamente las labores del hogar y a organizarse de una forma más autónoma y aislada que en las residencias, en las cuales, es más fácil pedir ayuda al prójimo aunque no siempre la concedan. En un piso, normalmente se agrupan personas de diferentes facultades ( universitarias), los cuales tienen que espabilarse sin el apoyo de alguien de la misma modalidad.
Para mí, la ventaja más importante de vivir en un piso es el aprendizaje de cómo convivir correctamente y pacíficamente mejorando, por tanto, las cualidades sociales de los individuos.

Por otro lado, compartir piso puede ser poco provechoso ya que si los que lo habitan son personas inmaduras e irresponsables, la convivencia allí puede ser realmente complicadísima. Otros factores como la falta de buenos hábitos pueden perjudicar enormemente al grupo. Un claro ejemplo es el desorden y el ruido, problemas que impiden una bueno convivencia. Está claro que si una persona está acostumbrada a estudiar tranquilamente y libre de ruidos desagradables, le costará muchísimo adaptarse a estas nuevas condiciones tan negativas, o definitivamente habrá de dejar el piso para poder rendir en los estudios.
Finalmente, hay que destacar las facilidades de las residencias las cuales nos proveen de comodidades que se echarían en falta viviendo en un piso y de las cuales ahora gozamos. Las más destacadas son: la limpieza del nuevo hogar, el fácil acceso a un menú adecuado y no demasiado caro, cuya dificultad esta en la preparación.

En conclusión, si un grupo responsable, serio y respetuoso decide habitar un piso, vivir en él será bastante fácil y dotará de muchas habilidades a sus integrantes, y también de una madurez muy superior a la que actualmente se tiene.
No obstante, si un grupo de amigos no es capaz de organizarse, es preferible vivir, como mínimo el primer año, en una residencia donde uno puede estudiar correctamente, conocer a muchos otros universitarios y quedar exento de responsabilidades.
Una vez más tengo la sensación de estar hablando de la misma temática una y otra vez. Un error que podemos disculpar, ya que seguramente se debe a nuestro miedo o respeto a lo que va a suceder el año que viene, decir adiós a nuestro pueblo durante un tiempo, que tristeza más grande nos invade…

Como ya hemos hablado sobre nuestros estudios futuros, sobre que tipo de ciudad y que tipo de universidad, poca cosa queda ya por decir, pero aún así tenemos que debatir sobre nuestro escondite o refugio para aislarnos del resto. ¿Vivir con amigos montarnos una fiesta día si y día también, ir a vivir con la ayuda y el cariño de la abuelita, estar un poco controlado en una residencia de lujo o aventurarnos a vivir solos en “nuestro” propio piso? Muy difícil elección.
Después de analizar detenidamente todas las opciones, cada uno puede hacer lo que le plazca, o lo que su situación le permita. Desde mi punto de vista, sin tener en cuenta ninguna situación, el primer año rechazaría el vivir con los amigos, todos sabemos que sería un montón de juerga y alegría y pocas ganas de hacer cosas, el piso seguramente sería una leonera.
Luego, si la situación económica lo permite y no hay familiares cercanos a la ciudad universitaria, una buena idea sería ir a vivir a una residencia, donde no nos tendríamos que preocupar de las comidas y tendríamos ciertos horarios, pero con cierta autonomía y con mucha gente por conocer.
Aunque debo decir, que si creemos que somos suficiente autónomos y queremos demostrar que ya hemos crecido y somos maduros, la idea de tener un piso propio o compartirlo, es la mejor forma de hacerlo, demostrando que a parte de estudiar, somos lo suficientemente grandes para ocuparnos de la resta de tareas de la casa, como el comprar, el limpiar y el mantenerlo todo dentro de un cierto orden.
Pero no nos olvidemos, si tenemos familia cercana a la cual acudir, la mejor opción sería… vivir donde queramos pero poder ir a comer a casa la abuelita, ¡su comida no la cambiaremos por ninguna otra!

En conclusión, debemos razonar con calma y tiempo lo que será mejor para nosotros, evaluar nuestra madurez y capacidad de hacer las cosas y decidir según ello, debemos hacerlo con cabeza, ya que una mala opción puede llevarnos a perder un año de nuestros estudios.