jueves, 28 de febrero de 2013

¿Las grandes superficies o el pequeño comercio?


La sociedad actual y el consumismo están haciendo que el pequeño comercio haya de cerrar. Es un hecho verídico. Las grandes superficies le están ganando la partida a las tiendas tradicionales. En realidad, conocimos los centros comerciales en las teleseries norteamericanas. Al principio, no entendíamos por qué los adolescentes quedaban allí para pasar la tarde. En unos pocos años la implantación de estas superficies en nuestro entorno ha sido fulminante, y hoy en día los adolescentes quedan allí para pasar la tarde.
Mientras tanto el pequeño comercio 'de toda la vida' se aferra a otros valores que algunos consideramos más importantes: la proximidad, el trato personalizado, la especialización...

Otro problema, que tienen los pequeños comercios es que cierran un día a la semana, en cambio las grandes superficies están abiertos todos los días de la semana desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, lo cual hace que tengan gran afluencia de clientes.

Los pequeños comercios normalmente también tienden a ser más caros que las grandes superficies, lo cual, en estos tiempos de crisis haga que tengan poca clientela.

Para concluir, creo firmemente que los pequeños comercios acabarán desapareciendo por culpa de la especulación de las grandes superficies y de quien las controla.

martes, 26 de febrero de 2013

¿Las grandes superficies o el pequeño comercio?


El capitalismo, nuestro actual sistema económico, social y político, porque aunque sea negado este afecta directamente a todos los aspectos de nuestro día a día, basa su funcionamiento en el beneficio, en la especulación, en la filosofía de “el depredador depreda”, una especie de copia de la selección natural  en que el más grande, fuerte y poderoso es el que sobrevive y lo hace a costa del pequeño.

Nuestra sociedad funciona según estos modelos, nadie puede impedirlo a esta alzada de la película, nuestro mundo se mueve según los grupos elitistas deciden que debe y como buenos elitistas, son propietarios de multitud de empresas, grandes empresas, de las que depredan. Viven para ser aún más selectos y tener más poder, esta es su único fin así que aprovechan cualquier vía para llegar a ello.

Un gran ejemplo de esta filosofía la encontramos en la rápida extinción que están experimentando los comercios pequeños, las tiendas de barrio, aquellos que en catalán llamaríamos tienda de “queviures”. Este tipo de negocio se ha visto anonadado por la rápida propagación de las grandes superficies comerciales y por la competitividad que ofrecen sus productos. Nadie puede hacer frente a sus rompedores precios que rozan la línea de la indecencia, hay quienes llegan a vender por debajo del precio de coste mediante chanchullos diversos.

Los pequeños comercios no tienen nada que hacer más que esperar su quiebra. Iba a decir lenta fin pero casi que no, esta será rápida, muy rápida. La mayoría de sus clientes se caracterizan por haber vivido como mínimo la posguerra. Es demasiado cómodo y económico utilizar las grandes superficies como lugar de compra, personalmente solo he utilizado el pequeño comercio en ocasiones de alta necesidad como cuando te faltan huevos y estas a diez minutos de la llegada de tus huéspedes. 

lunes, 25 de febrero de 2013

¿Las grandes superficies o el pequeño comercio?

En la época que nos ha tocado vivir, cada vez mas se cierra la pequeña tienda de toda la vida para abrir un gran centro comercial que agrupe todas las marcas famosas en un mismo lugar, bien, ¿parece ser que esto solo son ventajas no? Pues bien, si, por un lado, tener todas las tiendas que necesitemos ( o no necesitemos) una al lado de otra esta muy bien y te permite conseguir muchas cosas, pero acaso nos hemos olvidado de el pequeño comercio? La típica tienda de pueblo,con el mismo personal, llevada por la misma familia durante años, que te conocen, conocen a tus padres/hijos y te han visto crecer, jugando delante de su misma tienda.


Una vez mas, la mayoría de gente se rinde al consumismo y se decanta por comprar en grandes cadenas famosas, pero, quizás deberíamos parar, pensar, comparar, porque si, es cierto, en los grandes almacenes las cosas son mas baratas, pero quizás en la tienda de fruta del pueblo pagaremos mas por mas calidad, y muy probablemente no nos darán genero en mal estado nunca, ya que hay una confianza y una amistad de mucho tiempo.


No solo por eso tendríamos que comprar en pequeño comercio, sino también porque así damos vida a la gente que conocemos, basta ya de comprar en grandes cadenas, con dueños desconocidos pero multimillonarios que consiguen abaratar el precio de sus productos a base de explotar los recursos y sus trabajadores, demos un poco de vida a los comercios que lo necesitan. Sino, no podremos evitar el cierre de locales históricos  como esta pasando últimamente  sobretodo en las grandes ciudades, como Barcelona, donde han cerrado con pocas semanas de diferencia dos de las librerías históricas, que sobrevivieron a las guerras, al franquismo y al post-franquismo, las prohibiciones del uso del catalán, pero no han podido con la crisis, ni con las super ofertas ofrecidas por grandes almacenes, que les han quitado sus clientes.

sábado, 23 de febrero de 2013

¿LAS GRANDES SUPERFICIES O EL PEQUEÑO COMERCIO?



Uno de los temas de más actualidad es la elección entre las grandes superficies y multinacionales o bien los pequeños comercios. Para los compradores, ¿cuál de estas dos opciones es la más adecuada a nuestras posibilidades y se adapta más a nuestras necesidades en general? Podríamos decir que, cada vez más y con mucha más fuerza, las grandes superficies provenientes de otros países están instalándose en las todas las ciudades locales. Contrariamente, los pequeños comercios nacionales empiezan a decaer de forma progresiva y constante.

En mi opinión, la mejor opción es elegir comprar los productos que utilizamos usualmente en los pequeños comercios. No puedo decir que se deben rechazar los productos que provienen de las grandes superficies, porque en muchas ocasiones yo misma he comprado allí. En general, las ventajas principales que tienen estas multinacionales son que los precios de los productos son mucho más bajos, hay mucha más variedad de marcas por un solo producto y así nuestra elección es todavía más perfecta, los descuentos son muy marcados y sobretodo su publicidad y promoción es muy notable. No obstante, aunque todo esto indique que lo mejor está en estas grandes superficies, debemos mirar antes las ventajas que tienen las pequeñas empresas que también ofrecen a la población sus servicios y sus productos. Los pequeños comercios, puede que no tengan tanta variedad de productos como las multinacionales, pero normalmente, estos productos suelen ser de mayor calidad, eso sí, su precio es más elevado. Pero, ¿por qué los productos de los pequeños comercios son más caros que los de las grandes superficies? La respuesta a esta pregunta es un poco compleja pero podemos considerar que las razones o motivos principales son la demanda de los productos y su origen. Principalmente, el precio de las multinacionales se debe al turbulento proceso de obtención y manufacturación de los productos, basado en la explotación de los trabajadores. Actualmente se trata de otro tema de debate que cada vez está incrementando sus críticas. Por otro lado, el producto del pequeño comercio suele tener un proceso de elaboración y manufacturación mucho más claro, justo y natural, por eso los precios son más elevados.
Otro motivo por el cual creo que es importante potenciar el pequeño comercio es por el trato que ofrece a los compradores. Se trata de un trato mucho más personal donde se dispone del vendedor el cual suele poner toda su atención en atenderte y en aconsejarte ante las dudas que puedan surgir durante la compra de determinados productos.

Para concluir, me gustaría añadir que cada uno es libre de comprar donde quiera y sobretodo, en el lugar donde mejor se adapte a sus necesidades, por supuesto. No obstante, si lo que queremos son productos de alta calidad, donde el proceso de su obtención es lo más justo posible, y además queremos disfrutar de un servicio y trato mucho más personal y cómodo, la elección es más que clara: el pequeño comercio.


HELENA HUGUET

¿GRANDES SUPERFICIES O PEQUEÑOS COMERCIOS?



Nuestra sociedad es una sociedad básicamente consumista. El sector primario está quedando, en nuestro país, bastante atrasado en comparación con el terciario. Nuestro país es un país desarrollado, en donde la economía actual se basa en el sector terciario el cuál se dedica a la prestación de servicios a la sociedad, a las empresas y a las personas. Este sector aumenta con el desarrollo de la sociedad capitalista, ya que la producción de bienes de consumo por parte de la  industria y la inversión en los servicios produce una inflación de este sector.
De esta forma los comercios y las grandes superficies son la principal fuente de trabajo.
Las grandes superficies son aquellos comercios que están bajo el control y el capital de las grandes multinacionales. Estas superficies son tiendas y comercios de gran tamaño donde se pueden encontrar productos de toda clase y a precios relativamente bajos.
Los pequeños comercios, a veces familiares, son aquellos que se sustentan a ellos mismos y donde encontramos un tipo de productos seleccionado.
Desde mi punto de vista, la situación actual lleva a estos dos tipos de comercios a entrar en una rueda. Estamos en un país sometido en una crisis económica, por lo cual la gente intenta reducir gastos. Sabemos que resulta más fácil encontrar todos los productos y a menos precio en una gran superficie, cosa que reduce los clientes de los pequeños comercios, los cuales empiezan a tener problemas económicos debido a la poca salida de sus productos y en cuanto se produce esto, este comercio debe cerrar y de este modo ganan la partida las grandes multinacionales (como siempre).  
Aún así también debemos tener en cuenta la calidad. La calidad de los productos de las grandes superficies no es tan buena como la de un comercio en donde solo se comercializa con un tipo específico de productos. Las grandes superficies no ofrecen un solo producto sino que ponen a la venda una serie de productos, de diversas marcas y de campos distintos: desde galletas hasta detergentes; por eso se denominan grandes superficies, por el amplio abanico de productos que ofrece. En cambio, los pequeños comercios suelen especializarse en un campo concreto, por ejemplo las pequeñas tiendas de frutas y verduras, en las cuales muchas veces los productos son más cercanos, no vienen envasados (son frescos) y por tanto son de mayor calidad.
También me gustaría comentar el trato que reciben los clientes en ambos sitios. Podemos apreciar que en los pequeños comercios el trato es personalizado. Muchas veces, dada tu frecuencia de compra en una tienda, la dependienta ya te conoce, sabe lo que  quieres y como lo quieres, por tanto te aconseja sobre lo que tiene, como lo tiene… y compraras únicamente lo que tú decidas y prefieras. Este trato familiar hace que te sientas más acogida y por tanto más a gusto. Este trato próximo es bien distinto al que se recibe en las grandes superficies en donde no eres más que un comprador más. No recibes ningún trato personalizado por parte de los trabajadores.
Explicado esto, creo que la respuesta a la pregunta del título: “¿Las grandes superficies o los pequeños comercios?”, la tiene que contestar cada uno según cuales sean sus prioridades y sus capacidades. De este modo, en mi caso en particular creo que para productos básicos es más económica la gran superficie, pero para comer y vestirme, me basaría en el hecho de la mayor calidad de un género concreto, como podrían ser las frutas y las verduras, y me fiaría más de los pequeños comercios. A parte en estos recibiría un trato mucho más cercano, más familiar, y me bastaría con esto para volver a comprar allí.


¿Las pequeñas tiendas o el gran comercio?

Desde mi punto de vista decidirme por una sería una gran complicación. En estos últimos años el gran comercio se está expandiendo a velocidades espeluznantemente rápidas. Muchas de las tiendas que habían hace tan solo 15 años han ido desapareciendo y substituyéndose por otras con más productos y alimentos. Ahora nos dirigimos a las grandes superficies y podemos comprar todos los alimentos que queramos, y si vamos a grandes superficies como a centros comerciales entonces ya podemos encontrar todo lo que queramos: ropa, bicicletas, bañadores, patatas...

Por un lado encontramos la comodidad que éstos nos ofrecen, podemos comprar todo lo que necesitamos sin apenas desplazarnos y también podemos comparar los precios, a diferencia del pequeño comercio que suele haber una o a mucho estirar, dos marcas.

Por otro lado tenemos la ética/moral. Las pequeñas tiendas siempre han tenido un trato más personal y consecuentemente los productos suelen ser de mayor calidad. Es decir, la carne no será la misma la de un "Caprabo"  que la de una carnicería, que se dedica exclusivamente a la carne.

En  mi opinión no rechazo los grandes comercias ya que personalmente me gustan mucho, cine, tiendas, restaurantes... todo junto, pero sí creo que hay que buscar un equilibrio entre ellos, ya que como todos sabemos, las multinacionales son las que rigen nuestro sistema económico y son las que hacen las mayores injusticias de nuestro planeta. Lo ideal para la sociedad sería que desaparecieran, pero al ser un mundo globalizado eso es una utopía, así que hay que aprender a convivir con ellos, comprar aquellos productos genéricos en los supermercados y aquellos más específicos en las llamadas: "tiendas de toda la vida".

¿LAS GRANDES SUPERFÍCIES O EL PEQUEÑO COMERCIO?


Entendemos cómo pequeño comercio la típica tienda de barrio caracterizada por sus pequeñas dimensiones y por su sistema de venta a través de mostrador. Cada unos de estos pequeños comercios suele dedicarse a un solo sector: textil, joyería, mercería, pescadería… y funcionan de forma autónoma en referencia a los otros comercios de su zona. Desgraciadamente en la actualidad el pequeño comercio atraviesa una situación delicada por la presión de las grandes superficies y los centros comerciales, es por esto que yo me pregunto: ¿Son las grandes superficies las enemigas del pequeño comercio? ¿dónde deberíamos comprar?

Personalmente creo que el pequeño comercio se encuentra en inferioridad de condiciones con respeto a las grandes superficies, como ejemplo está la liberación de los horarios. En mi opinión creo que deberíamos comprar en los pequeños  comercios porque son muchas las familias que viven y dependen únicamente de sus “tiendecitas”, a diferencia de los grandes establecimientos con multitud de empresas y multinacionales detrás. Como yo soy de un pueblo pequeño estoy acostumbrada a comprar en tiendas pequeñas o relativamente pequeñas, dónde recibes un trato personalizado, buena calidad del servicio… cosa que es más difícil de encontrar en los grandes establecimientos. Por otra parte también es verdad que siempre que voy a Barcelona aprovecho para ir a “l’Illa diagonal” o al “Corte Inglés” y me encanta por la infinidad de productos diferentes que se pueden encontrar en la misma superficie, y es por esto que entiendo a la gente que le gusta comprar en estas grandes superficies ya que sin tener que desplazarte mucho tienen todo tipo de tiendas con todo tipo de productos y precios a su alcance. Aún así soy partidaria del pequeño comercio y de no fomentar la creación de grandes superficies indiscriminadamente aunque a veces las prefiera.

Creo que ahora mismo voy a romper una lanza en favor del pequeño comercio diciendo que deberíamos comprar en ellos porque la gente de las tiendas son nuestros  propios vecinos, porque están más cerca de nosotros, porque a la hora de fomentar las actividades del barrio son los primeros en colaborar, porque los comercios son los que mantienen ese calor de barrio/pueblo… y finalmente porque sin nuestro apoyo muchos negocios tendrán que cerrar, y mucho más en este momento en que estamos viviendo una crisis a la cual muchos no sobrevivirán.

jueves, 21 de febrero de 2013

¿LAS GRANDES SUPERFICIES O EL PEQUEÑO COMERCIO?


Llevo dieciocho años viviendo en el mismo pueblo, y es que toda la vida he vivido en el mismo lugar. 
En un pueblo pequeño con a penas 2500 habitantes, en consecuencia todos los establecimientos son pequeños comercios.
Me gusta el pequeño comercio, pues es agradable salir a comprar y que la persona que te atiende te conozca, sepa tus gustos y este atento a ti. Cosa que en una gran superficie seria una situación complicada ya que normalmente, llagas a caja, pagas y te vas. Sin a penas cruzar palabras con la cajera. 
Aunque, porque engañarnos, también me gusta de vez en cuando poder bajar a la ciudad, e ir a un centro comercial. Disfrutar de las mil y una tiendas que se encuentran de las grandes superficies, ver que todo lo que quieres esta en un mismo sitio, que no tienes que hacer grandes desplazamientos para encontrar lo que quieres y que puedas comprar sin tener los prejuicios de gente que después verás por el pueblo. 
Personalmente me gustan muchos los centros comerciales, realmente soy muy fan, pero como ya habéis podido leer en muchas otras redacciones, siempre que se trata de un tema argumentativo con repercusión social, me vienen a la cabeza las multinacionales, los gobiernos y la economía mundial, bien es cierto que en un centro comercial a grande escala encuentras todo lo que quieres y puedes elegir todo lo que quieras, y seguramente lo encuentres a un precio razonable. Pero analizando la situación de hoy en día, vemos que los grandes comercios están asfixiando a los pequeños, comercios de personas que solo tienen sus pequeñas tiendas para tirar adelante, para comer cada día y poderse permitir algunos años algún viajecito. Estoy desacuerdo cuando la gente opina que los grandes centros también dan mucho empleo, pero des de mi punto de vista no es lo mismo. 
Para finalizar esta argumentación solo quiero añadir que creo que lo mejor es que haya una equilibración de unos y otros, pero que la gente a la vez no se olvide de que de vez en cuando la comodidad puede venir muy bien si hay poco tiempo, pero pienso que ir a un pequeño comercio, disfrutar del trato mas personal y pensar que gracias a ti los propietarios del comercio podrás pasar ese mes mejor, también es gratificante, o ese es mi punto de vista. 

Lo bello y lo sublime: un ciclo


El mundo en el que vivimos, la vida de las personas, todo, está lleno de padres e hijos, de buenos y malos, de ricos y pobres. Sin embargo hay otra cuestión que determina en muchos sentidos las direcciones de nuestras vidas: lo bello y lo sublime.

Durante la juventud, en la mayoría de los casos la gastamos pensando en lo bello, en lo seductor...en lo resplandeciente que se presenta ante nuestros ojos, sin atenernos a las consecuencias, sin ser conscientes de ellas, o al menos, sin importarnos su existencia. ¿Es eso algo malo? No lo creo así, sino que lo consideraría más bien un hecho normal en el ser humano; un ciclo en el que se consolida y se determina el camino de cada persona: la concepción del bello. Aquello por lo que nos sentimos atraídos puede ser beneficioso...o todo lo contrario.
Me atrevería a decir que bello y sublime es lo mismo que referirse al ciclo de la vida, es casi un sinónimo. Una vez adquirimos una cierta edad, nos convertimos en personas más maduras...todo cambia: nuestros gustos, nuestra personalidad, nuestras costumbres, nuestras formas de mirar las cosas... Y es por eso que ya no nos fijamos en lo bello, sino en lo sublime. De repente, nos damos cuenta que un día nos despertamos y vemos las cosas distintas, y aquello que anteriormente considerábamos bello y sublime, tan sólo resultaba ser bello. A la vez, aquello que nos parecía poco seductor, se convierte en algo sublime.

No obstante, no debemos olvidar que cada persona es un mundo. Cada persona tiene sus pensamientos, cada persona ve las cosas de una manera distinta... Y es por eso que no debemos gastar nuestro tiempo -que no es demasiado- comparándonos con otras personas, pues cuando lo hacemos, estamos desaprovechando el potenciar cualidades que los demás no poseen.

martes, 19 de febrero de 2013

¿Lo bello o lo sublime?

Una de las grandes preguntas que cualquier humano se hace mas pronto o mas tarde es: ¿lo bello? ¿o lo sublime?
La gente tiende a decantarse por lo bello, por eso que entra por los ojos, por aquello cuya belleza roza lo divino, sin pararse a pensar que quizás no es la mejor opción, quizás lo sublime, eso que es simplemente perfecto no es a la vez bello.

Un ejemplo sencillo, a la hora de escoger, digamos un restaurante al que ir a comer en un sitio que no conoces, el 99% de la gente irá a aquel que este mas decorado, mas iluminado... y quizás en el antro de al lado, eso que parecía una cueva por fuera, realmente allá esta el plato mas delicioso que puedas catar, esperando a algún atrevido, que nunca llegara, simplemente porque ha escogido entrar al bar mas atractivo por apariencia.

Y eso mismo, no podemos esconder, pasa diariamente en las relaciones entre las personas, cuando ves a un/a chico/a que por el solo hecho de ser mas agraciado físicamente pasa por delante de otro/a que puede ser una persona simplemente sublime, y nunca tendrá la oportunidad de demostrarlo.

Personalmente, creo que, cada vez mas, estamos decantandonos a un superficialismo extremo, únicamente nos atrae un objeto, una persona, un lugar si es bello, olvidanonos por completo del interior, de si sera un lugar, un objeto o una persona excelsa, extraordinario, y quizás por esto perdemos muchas cosas interesantes en esta vida. A lo mejor tendríamos que empezar a buscar cosas sublimes, no simplemente bellas.

sábado, 16 de febrero de 2013

¿LAS GRANDES SUPERFICIES O EL PEQUEÑO COMERCIO?

Esta es una de las preguntas más recurrentes en la sociedad de hoy en día: ¿Cuál es nuestro deber como ciudadanos de nuestro país, como ciudadanos del mundo o, más bien dicho, como ciudadanos de la naturaleza? ¿Debemos comprar en grandes superficies o debemos decantarnos por consumir productos que procedan del pequeño comercio? ¿Qué es lo más económico, lo más rentable?, ¿Y lo moral, lo conveniente para “la sociedad” en que vivimos, es decir, el medio ambiente? Son muchas cuestiones las que cabe tener en cuenta a la hora de consumir y es por eso que debemos intentar priorizar y escoger las que nos parezcan más importantes según los valores que imperen en nosotros. Por un lado, si compramos en las grandes superficies, vamos a tener más variedad de marcas por un solo producto. Esto nos permitirá tener mayor elección y poder encontrar productos a un menor precio gracias a las conocidas marcas blancas. Estas marcas, llamadas también marcas genéricas, venden productos que provienen de distintos fabricantes. Ahora bien, el bajo precio de algunos de los productos que podemos encontrar en las grandes superficies, refleja la turbiedad del sistema, del procedimiento que han sufrido antes de llegar al consumidor. Estos productos, para tener el precio que tienen, deben proceder de otros países donde los inmigrantes son explotados duramente, o de grandes explotaciones donde el trabajador, el campesino, cobra un mísero sueldo con el que, si no fuera por las subvenciones del estado, no podría vivir. ¿Qué significa esto? Pues significa que medio mundo vive a espalas del otro, y que cada vez más, los campesinos, dependen directamente de las subvenciones que reciben y de las órdenes que les llegan de las grandes empresas: deben producir aquello que les dicen, del modo en que se lo dicen... El único aventaje que le encuentro a las grandes superficies es el menor precio de los productos, pero tiene que conocer uno las consecuencias que esto conlleva: el mayor uso de pesticidas y de semillas transgénicas (para responder a la demanda del producto que quiera la sociedad y no dejando que se desarrolle el producto endémico de cada tierra), la explotación del trabajador (sobre todo en el tercer mundo), la pérdida de calidad de los productos y la inmersión, cada vez más inminente, en el sistema de compra-venta en que la calidad no importa, sino la rapidez, el precio, la apariencia. Por otro lado, tenemos la producción que gira alrededor del pequeño comercio. El principal y casi único inconveniente del pequeño comercio es el precio. A menuda los productos son más caros a causa de la menor demanda de ellos por la popularización de las grandes superficies. De todas formas, los productos del pequeño comercio, generalmente, han sido elaborados de forma transparente, más natural y sabemos de dónde proceden. Además, consumir productos del pequeño comercio es fomentar la economía del propio territorio, es fomentar el crecimiento de tu zona, de tu tierra, y es fomentar, sin duda, la calidad del producto. Para mí, la definición del pequeño comercio es: la calidad por delante de la cantidad. Esta frase es antitética al sistema actual: el capitalismo, el consumismo, en el que la cantidad, el lujo…pasan por encima de la calidad y, sobretodo de la moral (teniendo en cuenta el proceso de elaboración del producto). Con el pequeño comercio fomentamos la bajada de la corrupción, la transparencia de los procesos de elaboración y, cosa muy importante, la producción casera, natural, que va ligada muchas veces con la producción ecológica. En conclusión, a mi parecer, no hay ninguna duda en que debemos acostumbrarnos a elegir comprar en los pequeños comercios de nuestra zona, de nuestra población, antes que en las grandes superficies. Sí que es verdad que en las grandes superficies aumenta la comodidad, el precio puede ser menor…pero en el pequeño comercio fomentamos la calidad, lo natural, lo que va a preservar nuestro medio ambiente, nuestro planeta y, sobretodo, la moral, término sinequanon puede vivir la sociedad que cada vez se vuelve más y más insostenible. Por lo tanto, el pequeño comercio es la alternativa, la semilla de un cambio de sistema llevado a término des de la base; un cambio de sistema bien hecho. CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

Lo sublime o lo bello

¿Qué es lo sublime? - le preguntó un día a su abuelo.
Lo sublime es aquella perfección, lo excelente, lo admirable,lo más elevado. -le contestó Don Antonio, llamado El Sabio.

¿Entonces lo mejor es lo sublime? 
No hijo, lo sublime tiene mucho riesgo. Si hemos quedado que lo sublime es perfecto, no crees que estará rodeado por  la envidia?

¿Entonces es mejor no ser perfecto?
Creo que no me entiendes. -le respondió El Sabio. Lo mejor, desde mi punto de vista, se encuentra en hacer sublime aquello que es bello.

Ahora sí que no te entiendo. 
Lo que hay que hacer es intentar convertir la imperfección en perfección. Aunque una cosa no sea la mejor, no sea lo sublime, puede ser la más  bella, todo se encuentra en el lugar des de el cual mires las cosas. Lo bello es subjetivo y lo sublime no. ¿Pero sabes cuál es el problema? Que las personas somos todas subjetivas.

¿Entonces lo sublime no existe?
No en mi opinión, y si llegara a existir sólo Dios podría serlo. Cualquier cosa que nos pueda parecer horrible, a otra persona le puede parecer bella.

¿Entonces por qué las personas muchas veces coinciden en todo lo que es bello?
Porque es nuestra sociedad quién nos presiona y decide, mediante la publicidad, la televisión o las películas, lo que tienes que ser bello y lo que no. Por lo tanto lo bello se encuentra determinado, así que nuestra libertad se encuentra en ir en contra de estos tópicos y luchar por aquello que, personalmente lo consideramos bello, que por lo tanto será para nosotros mismos, lo sublime.

¿Trabajar tiene que ser vocacional?

Desde mi punto de vista creo necesario que la gente trabaje en aquello que le hace feliz. 
Si no nos gusta lo que hacemos, ¿cómo podemos obtener buenos resultados en ello? ¿Cómo podemos mejorar si nos dirigimos al trabajo desganados, apenados y con el único deseo de que llegue el final del horario laboral? 

Desde nuestra infancia nos preguntan: ¿Qué quieres SER de mayor? Y es que nos pasamos gra nparte de nuestra vida en nuestros puestos de trabajo y es por eso que es fundamental que nuestros principios estén basados en lo que nos hace feliz y no en el dinero. 
Recomendaría este vídeo:  http://www.youtube.com/watch?v=lK5epWr1UHA    . El cual creo que hace una gran explicación, ¿si el dinero no existiera continuaría haciendo, siendo, lo mismo que ahora? 
Es verdad que hay que ser realista, ¡ pero no por eso menos soñador! ¿Acaso Einstein pensaba que descubriría la relatividad?

Tendríamos que olvidar el concepto de ''trabajo'' tal y como lo conocemos ahora y sustituirlo por uno de nuevo que signifique: entretenimiento, esfuerzo, voluntad y superación personal. Tenemos que luchar nosotros mismos por lo que nos gusta, porque sino, ¿quién lo hará? 

Y por último decir que hace falta una transición muy importante en nuestros valores, cambiar la importancia de un médico o un juez ya que, ¿acaso nos dan de comer?
Todos y absolutamente todos somos igual de especiales, el herrero, el informático o el químico, ya que cada uno de nosotros en una pequeña pieza para que este gran engranaje, que es el mundo, pueda funcionar.

domingo, 10 de febrero de 2013

¿Lo sublime o lo bello?


Hablar de lo bello, es hablar de cosas que nos gustan, nos hacen sentir bien y hasta nos producen en nosotros el deseo de admirarlo o poseerlo.

Inicialmente la belleza se juzgaba en base a la proporción y armonía de las cosas, podemos decir que la belleza clásica del arte implica la imitación de la naturaleza, queriendo plasmar lo preciso de ésta, la simetría, la división exacta y otras nociones de perfección. Sin embargo, el mundo en realidad era menos ordenado y luego más supersticioso o mítico.

A través del tiempo, en determinadas culturas o épocas históricas los seres humanos han considerado bellas muchas cosas, en cierto momento la naturaleza y sus elementos eran los que poseían belleza.

La belleza clásica en las personas estaba íntimamente relacionada con lo agradable a la vista,  donde existe armonía entre el alma y el cuerpo. De igual forma, lo sublime en la belleza humana tiene que ver con reconocer los sentimientos de placer y nobles pasiones, que produce observar una persona bella, dentro de un contexto artístico, en este caso. 

El paso del tiempo ha generado cambios en estos cánones,  ha suscitado la coexistencia de modelos diferentes en un mismo momento en el tiempo, los cuales se repiten de manera cíclica.

¿Trabajar tendría que ser vocacional?


Los tiempos han cambiado mucho, en el pasado muchos jóvenes querían ser medico o abogado. Hoy, hay otras carreras, muchas de ellas con una orientación vocacional, no son solo  válidas pero se están considerando con mucho entusiasmo. La crisis económica ha afectado las decisiones que se toman al escoger una carrera, muchos estudiantes necesitan hacer dinero rápido y tener menos deuda después de completar el proceso educativo.

Lo más importante para tener un trabajo vocacional es que trabajes en lo que te guste.
Debes seguir tu pasión y seleccionar la carrera que te guste. George Lucas, un genio creativo, creador de Star Wars lo dijo muy bien en una entrevista con Oprah Winfrey. Él explico que muchos le preguntan, ¿cómo sabes cuál es tu pasión? Su respuesta, "cuando te sientas a hacer algo a la 7 de la mañana, te da hambre y te vas a comer algo y te das cuenta que son la 7 de la noche, esa es tu pasión, eso es lo que te gusta hacer. Busca algo en relación a eso que puedes convertir en tu carrera. Porque la idea de hacer dinero, la idea de convertirse en famoso, la idea de ser poderoso, en esencia, carece de importancia. Lo único importante es ser feliz y sólo serás feliz haciendo lo que amas. "

Seguir una carrera vocacional para muchos es una decisión práctica. Es una orientación que te permite educarte y entrenarte dentro de un oficio específico. La mayoría de las carreras vocacionales requieren menos años de educación versus una carrera profesional, por lo tanto menos fondos son necesarios para completar tus estudios. Pero no se tiene que mal interpretar, si escoges una carrera vocacional, tienes que estudiar mucho e ir a una universidad o colegio técnico vocacional para aprender tu oficio de forma efectiva. Muchas carreras vocacionales requieren un grado asociado en el área de especialidad que escojas, certificación y una capacitación o aprendizaje.

sábado, 9 de febrero de 2013

¿Lo bello o lo sublime?

Por bello entendemos aquello que es bonito a la vista, que nos es agradable de visualizar, y por sublime se entiende aquello que es magnífico, impresionante, pero no necesariamente bello. Ambos nos suelen sacar un “Wooow” de la boca pero no son el mismo tipo de “Wooow”.

Lo bello es absolutamente material, físico diríamos, solo causa semejante reacción por su embelesada apariencia. Lo podemos encontrar en todo tipo de cosas des de personas quienes serían bellas por su físico hasta pinturas o paisajes.

Lo sublime en cambio, es sublime, por su ser, por lo que representa o simplemente por lo que puede llegar a expresar. Este se puede encontrar en todas partes también, des de en las personas donde figuraría como personalidad hasta en las pinturas o paisajes de al igual que lo bello, pero con la diferencia de que este no recae en que lo que visualizamos sea bonito como puede ser ver un atardecer, sino que lo sublime podría bien ser las llanuras siberianas, por impresionantes, por increíbles.

Pero también hay ciertas cosas que combinan ambas cualidades, estas son las mejores, son agradables a la vista i a la vez transmiten un sentimiento de impresión podríamos decir. Es difícil encontrar semejante equilibrio pero personalmente opino que es la clave de todo, tener en cuenta la apariencia y a la vez saber leer entre líneas y apreciar las cosas por lo que son y no por lo que aparentan ser. Lo sublime y lo bello a la vez sería encontrar este punto medio entre majestuosidad y belleza, tanto en obras de arte como en lugares, objetos y personas. 


La autenticidad de la navidad

Llevo diecisiete años de mi vida celebrando las navidades con mi familia, no recuerdo ninguna navidad que no hayamos ido al pueblo, con mis tíos, primos, padres y sobretodo la magnífica compañía de mis queridos abuelos. Este año en especial y después de terminar de la tradicional comida, nos pusimos todos ha hablar, lo hicimos de varios temas, las sobre-mesas de navidad siempre se alargan, ya se sabe. Pero este año es especial y por culpa de una resbalada de mi pensamiento el tema más hablado fue la autenticidad de la navidad.
Habíamos terminado los postres, mi abuelo, se levantaba dispuesto ha irse rápidamente hacía al sofá, para tener el mejor sitio y así poder hacer la mejor siesta. Mi madre y mi tía junto con mi abuela, recogían la mesa, y yo junto mis primos preparamos la mesa para los cafés, normalmente lo hacia Cler, que  es nuestra asistente, pero este año mis abuelos decidieron pagarle un billete de avión para Moldavia, y así que pudiera pasar las navidades con su familia. Después de el café, y de darnos los regalos del amigo invisible, se me paso por la cabeza, no se muy bien por que decir que quería, una nueva habitación, ese comentario hizo poner a toda mi familia en mi contra. La conversación se alargo toda la tarde, toda mi familia estaba dando sus opiniones a favor y en contra de la navidad. 
Mi abuela, estaba totalmente a favor, ya que es uno de los pocos días que nos encontramos toda la familia juntos, pero después de hablarlo mucho nos dimos todos cuenta que esta fiesta cada vez, esta perdiendo mas su autenticidad. 
En mi opinión y después de analizar todo lo que dijimos en aquella mesa, creo que la navidad se ha convertido en una fiesta para reunir a familiar, eso hablando pensando en el lado sentimental, pero mirando quizás el lado mas superficial lo que todo el mundo espera es que le hagan regalos y sorpresas navideñas. Hoy en día buscamos la felicidad en las cosas materiales, en el amor de nuestro amado y en que todo lo que planeamos salga bien. Para finalizar quiero decir que des de mi punto de vista, quizás la navidad se ha pasado mas al lado comercial pero creo que las comidas familiar lo compensan. Si me declaro una fan de la navidad. 


Trabajar tiene que ser vocacional? 

Estamos en un momento de nuestra vida en que nos toca decidir, y establecer con nosotros mismos como una conexión interior, quiero decir, plantearnos bien, que es lo que queremos estudiar y cual es el futuro que queremos. En un momento como este, a los estudiantes, y me incluyo en este grupo, lo que nos preocupa, es saber si elegiremos bien nuestros estudios, o si nos equivocaremos y empezaremos una carrera que después no nos gustara y entonces sera como si hubiéramos perdido un año de nuestra vida. 
Des de mi punto de vista trabajar tiene que ser vocacional, tienes que trabajar para vivir bien, pero para vivir tienes que trabajar y si tu trabajo no te gusta, significara que muchas hora de tu vida, van ha ser malgastadas. Creo que todo el mundo habría de poder estudiar y trabajar de lo que quisiera, eso bien, con mucho esfuerzo y ganas, por que los títulos no caen del cielo. 
Aunque creo que tiene que ser vocacional, veo que en estos momentos, con la crisis económica presente y con la cantidad de paro que hay en España, que hay mucha gente que coge trabajos que no le gustan, pero que son para tirar a sus familiar adelante. Y eso me hace plantearme como esta de difícil la situación y me entristezco al pensar en mi futuro.
También me entristezco al pensar en las mujeres de calle, mujeres que trabajan vendiendo su cuerpo. Estoy segura, que estas chicas no hacen su trabajo por vocación, ni se sienten realizadas y cómodas con este, pero que lo tiene que hacer para salir adelante. 
Este es un tema muy complicado deseo que cuando yo tenga que buscar trabajo tenga la suerte de poder ir con los estudios que deseo cursar y que encuentre ese trabajo que tanto deseo. 
Como conclusión final solo decir, que el trabajo tiene que ser vocacional, pero creo que si y tuviera una familia y no le pudiera dar de comer, trabajaría de lo que fuera para ver su felicidad. 



Lo sublime o lo bello 

Nos encontramos en un mundo que no se sabe muy bien por que pero le ponemos etiquetas a todo, cuando vemos una cosa bonita, decimos que es bello, cuando no es tan agraciada o atractivo decimos que es feo. Nos gusta poner nombres a las cosas y sobretodo en el mundo de las chicas, nos gusta poner etiquetas a los chicos. 
Personalmente me etiqueto como una mujer que adora a los hombre, no psiquicamente sino físicamente, y como todas me encanta etiquetarlos. 
Dentro del mundo de los chicos tenemos cuatro grandes grupos, los feos, los simpáticos, los bellos y los sublimes, de estos últimos que son más difíciles de encontrar, no cuento ni uno en mi mano.
Si no sabéis cual es la diferencia entre estos cuatro, yo os lo voy a contar: en el grupo de los feos, encontramos estos que son dificiles de mirar, que no tiene ningún atractivo y que nunca mantienen conversaciones con las chicas. Después encontramos los simpáticos, que no son muy agraciados pero que con su simpatía innata enamoran. Ya entrando en un grado superior encontramos los bellos, chicos guapos y bastante simpáticos, normalmente un poco rebeldes, pero que te puedo contar que no sepas, el chico rebelde nunca pasa de moda, siempre gustan, y para finalizar encontramos el chico sublime, el chico perfecto que lo hace todo bien y que esta perfectamente equilibrado. 
Ahora bien como chica que soy y dando mi opinión, prefiero mil veces un chico bello que un chico sublime, ya que la perfección creo que me cansaría, ya que, pelearnos o enfrentarnos algunas veces haría que las reconciliaciones fueran bastante agradables. 
Se que es un punto de vista muy extremo pero si lo piensas bien, te darás cuenta que también es muy divertido. 




viernes, 8 de febrero de 2013

¿LO SUBLIME O LO BELLO?


¿Lo sublime o lo bello? ¿Qué diferencias podemos encontrar entre estos dos adjetivos? Se trata de unas preguntas que parecen muy fáciles de responder a simple vista, pero que si nos adentramos en su verdadero significado podemos no llegar a una conclusión clara en la que se aprecie dicha diferencia. Tanto sublime como bello son adjetivos calificativos que, en muchos momentos de nuestra vida, los relacionamos con objetos y seres que nos rodean. Podemos plantearnos, pues, que es mejor, algo calificado como sublime o en cambio, algo que se conoce por su belleza, es decir, algo bello.

En mi opinión, distinguir un objeto entre sublime y bello se basa en la grandeza o magnitud con la que éste impresiona a la persona que lo percibe mediante los sentidos. No obstante, es muy importante comentar que esta impresión depende plenamente del individuo, por lo tanto se trata de un tema muy subjetivo ya que podemos encontrar personas que consideren sublime un objeto en particular y otros en cambio, tan solo lo calificarían de bello. Pienso que cuando hablamos de bello nos referimos a un objeto que se distingue de los demás por su belleza y su encanto, aquello que, en cierta manera, puede hacernos deleitar. Por lo tanto, lo bello nos atrae y nos produce una sensación de tranquilidad y bienestar a la vez. En cambio, cuando hablamos sobre algo sublime, queremos expresar nuestro asombro y perplejidad ante una realidad que nos cautiva y que a su vez nos estremece. Este objeto o ser que nos causa esta asombrosa sensación supera todos los límites que nosotros mismos habíamos estipulado, creyendo que nunca iban a ser traspasados. Todo aquello que consideramos sublime nos provoca una reacción todavía más exagerada que cuando observamos o disfrutamos de algo bello, cuando lo contemplamos, la admiración nos recurre todo el cuerpo.

            Para concluir, me gustaría remarcar que cada persona tiene su forma particular de cualificar los seres u objetos que con sus sentidos percibe. Cada uno tiene su opinión y con ésta valora que calificativo se apropia más a ciertos objetos. Es importante comentar que el paso del tiempo también juega un papel muy importante en este tema y puede ser relacionado con la magnitud de aquello que se considera bello o sublime. Da la sensación que todo aquello que se considera bello tiene un fin, unos límites, una duración, un envejecimiento. Contrariamente, lo sublime es recordado con conmoción por su grandeza y esplendor, por lo tanto se suele considerar que perdura al largo del tiempo. 

HELENA HUGUET

jueves, 7 de febrero de 2013

¿LO SUBLIME O LO BELLO?



Según la Real Academia Española, sublime es aquello excelso, de elevación extraordinaria, y la definición de bello es que tiene belleza, que es bueno, excelente.
En estas definiciones, y en el que realmente significan las dos palabras, hay cierta diferencia.
Bello hace referencia a cosas bonitas, que tienen belleza o son buenas, por lo tanto es un rasgo bastante general y, tal vez, también superficial. Podemos denominar bellas muchas cosas, pero, en cambio, para definir cosas sublimes nos resultaría más complicado, el círculo que abasta estaría más reducido.
En esto vemos que lo sublime roza la perfección, es la unión de belleza y de bondad, es la excelencia. Y para denominar cosas excelentes, perfectas, hace falta que nuestros sentidos y todo nuestro ser experimente tal sensación que puedan denominar al causante de esa grata sensación: perfecto.
En tanto que nos hicieran escoger entre una cosa sublime o una cosa bella, la elección sería difícil, pero sabiendo las definiciones, y dado a que todos nos interesamos e intentamos buscar la perfección en todo, la elección sería la de sublime, dado que sería la máxima elevación.
Pero también podríamos preguntarnos si tanto sublime como bello podríamos unirlos a un mismo sujeto. Hay veces que la diferencia entre sublime y bello está en la percepción que tenga el ser que lo valore. De este modo, la elección entre un adjetivo u otro recaería solamente en el elector el cual se guiaría por sus sensaciones y sentimientos.
En general, entre sublime y bello hay diferencia, pero esta puede ser relativa.
Para definir como sublime un sujeto este debería causar un efecto conmovedor, embellecedor y a la vez chocante en la persona, sería un cúmulo de sensaciones todas relacionadas en un estado de harmonía.
En cambio para definir bello haría falta solo que el sujeto impactara mediante los sentidos y durante un cierto período.
Con esto y para concluir añadiría que lo sublime, con su perfección, es una sensación duradera, tal vez perpetua, pero lo bello es una percepción momentánea, que sólo se experimenta durante un tiempo concreto.

MARTA OLIVA ALBERT 

domingo, 3 de febrero de 2013

¿LO BELLO O LO SUBLIME?

¿Lo bello o lo sublime? Ésta es una pregunta interesante por lo que hace a la vida en general, a aquello que nos rodea, a las cualidades de los seres que vemos día a día…A mi parecer, de todas formas, la frontera entre lo sublime y lo bello se encuentra muy claramente, en la inmensidad que eso supone, dentro de las obras de arte, de aquello que ha conmovido y conmueve millones de almas durante todos los tiempos. Escoger entre bello y sublime es una elección muy subjetiva y difícil de hacer. No es una decisión, además, que se pueda universalizar, ya que depende del sujeto que establezca su orden de prioridad, escogerá aquello que se presenta como bello ante sus ojos, o aquello sublime que le cause un impacto conmovedor al alma. Como decía el filósofo prusiano Emmanuel Kant, “Lo noble (sublime) conmueve, mientras que lo bello encanta”. Vemos entonces que lo bello, como su propio término indica, transmite belleza y por lo tanto nos deleita y nos alegra la vista, el oído, el gusto…Todos los sentidos. Digo todos los sentidos porque yo creo que no debemos restringir estos dos términos solo al sentido de la vista que es al que, comúnmente, los asociamos. Bello y sublime pueden ligarse a todas aquellas concepciones del ser humano, incluso a aquellas del pensamiento: un sentimiento puede ser bello, placentero, pero puede ser sublime, noble, conmovedor. Antes me he referido a que la distinción entre lo bello y lo sublime no podía universalizarse a causa de su carácter subjetivo. De todas formas, ni yo misma puedo pronunciarme entre algo bello y sublime. Es más, ¿Qué es lo bello y qué es lo sublime? ¿Puede ser una cosa bella y sublime a la vez? Algo me dice que sí, que pueden supereponerse lo bello y lo sublime pero creo que cuando el atributo de sublime recae sobre un cuerpo, una sensación…Recubre, anula a lo bello. Voy a poner el ejemplo de dos obras de arte. Yo, cuando observo un bodegón o un cuadro paisajístico, encuentro una tranquilidad y una belleza que me ampara, me produce bienestar; eso es bello, algo bonito, agradable a los sentidos. En cambio, cuando observo el cuadro de “El grito”, de Édouard Munch, mis sentidos no experimentan una sensación placentera sino que quedan en suspensión. El cuadro en sí no es bello, no es agradable estéticamente hablando pero, por una causa o por otra, no deja al espectador indiferente, sino que causa un impacto en él, lo conmueve. A partir de esta división, ¿Tú con qué te quedas? ¿Con lo bello o con lo sublime? ¿Con el adjetivo de los dóciles los fáciles de contentar, o con el de los insaciables, de los que siempre quieren más, de los que aman el sentimiento conmovedor y único de lo sublime? En conclusión yo creo que hay un mundo entre lo sublime y lo bello y que, al fin y al cabo, la diferencia entre el uno y el otro es su perpetuidad en el tiempo. Aquello bello se acaba y no queda en la memoria por todos los siglos porque como decían muchos tópicos literarios, la belleza es algo efímero. En cambio, lo sublime, lo conmovedor, causa tal huella en el espíritu que permanece, no solo en el individuo en concreto, sino en el colectivo de la humanidad. Esto sublime que perdura, pero, puede ser, y en gran parte de los casos pasa, que no sea bello y que sea vertiginoso, que cause miedo y terror, pero al mismo tiempo, impacto, grandeza, singularidad y eso es lo que le da la caracterización de sublime. A partir de ahí la elección se hace imposible y nos hace ver que no podemos quedarnos con lo bello o lo sublime, tenemos que dejar todas las posibilidades abiertas a nuestros sentidos y a nuestra alma, y ellos, ya escogerán delante de cada caso en particular. CLÀUDIA BOCHACA SABARICH