sábado, 30 de abril de 2011

Reformas 2011, ¿una estrategia más?

“Año nuevo, vida nueva”. Y es que este año cobra sentido, más que cualquier otro, este dicho popular. Aunque tal vez, en su lugar, debamos pronunciar “año nuevo, leyes nuevas” debido a las enormes modificaciones que el gobierno español ha decidido catalogar de oportunas siempre pensando (o así debería ser) en el bienestar de sus ciudadanos. Reforma de la ley antitabaco, límites en las descargas gratuitas desde la red de contenidos musicales y artísticos, fijación de unos nuevos límites de velocidad en nuestras carreteras…

Hasta el pasado año, era muy frecuente encontrar bares o discotecas que disponían de un espacio especial para que todos aquellos fumadores adictos pudieran relajar sus ansias de fumar después de unas bebidas o un bailecillo. Además, se trataba de una medida completamente voluntaria a la que podían unirse todos los hosteleros que quisieran mantener sus locales libres de humo. Sin embargo, que no fuera ninguna obligación se tradujo al hecho de que muy pocos hosteleros decidieran que sus locales pasaran a ser no aptos para fumadores, ya que del contrario, muchos de sus clientes habituales hubieran optado por ir a hacer el vermouth en otro bar. Ahora, por suerte para los no fumadores y por desgracia para todos aquellos que necesitan un cigarro cada media hora, todos los locales de los pueblos y ciudades se han visto obligados a cumplir la nueva ley que entró en vigor hace menos de medio año con la que se pretende ayudar a los fumadores a dejar el tabaco, teniendo en cuenta que se trata de un agente nocivo, adictivo y perjudicial para la salud y por si fuera poco, también resulta muy molesto para todos aquellos que te están rodeando. Pero aquí no termina la cosa… fumar también estará prohibido si el sujeto se encuentra a menos de veinte metros de distancia de un lugar público como una escuela, un hospital, etc.

En mi opinión, esta me parece una buena mesura. No tanto por su carácter paternalista de querer ayudar a los fumadores a dejar la adicción a la nicotina ni por querer mejorar la salud de nadie, ya que considero que el estado no puede inmiscuirse en la vida personal de nadie que haya cumplido ya una mayoría de edad, pero si por el hecho de que el humo del fumador no solo es inhalado por él mismo, sino que también es perjudicial para todos aquellos que lo rodean. Y, lógicamente, no seria justo que el que no quiere respirar aire contaminado tuviera que sacrificar su salud y su bienestar para entrar en un restaurante (además que comer envuelto de humo no parece ser una propuesta muy atractiva).

Otra ley recién salida del horno y que ha supuesto un día trágico para todos los internautas ha sido la aprobación de la ley Sinde que permite el cierre de todas aquellas páginas Web y programas especializados en la descarga de archivos de audio y video que contengan copyright. Esta nueva ley fue aprobada en el congreso por una gran mayoría, hecho que significa que no se escuchó para nada la voz del pueblo y mucho menos las protestas y manifestaciones en Madrid y otras ciudades importantes protagonizadas por personas de todas las edades que utilizan con regularidad esta útil herramienta. Desde mi punto de vista, esta me parece una de las leyes que podría catalogar como absurda. En primer lugar, no se ha llevado a raja tabla y ayer mismo pude descargar el álbum entero de canciones de uno de mis grupos preferidos. En segundo lugar, en el mismo instante en que esta ley fue aprobada ya había cientos de “hackers” elaborando nuevos programas con incluso mejores prestaciones para descargar archivos gratuitamente. En tercer y último lugar, me parece una ley que tan solo sirve para poner límites a las libertades de expresión del individuo ya que estos programas también son una buenas opción para poder compartir información entre distintos usuarios de diferentes partes del mundo. ¿Tal vez el gobierno esté tratando de desviar nuestra atención de los asuntos que de verdad son importantes con la elaboración y la aprobación de este tipo de leyes? ¿Se tratará de una jugada astuta para mantener entretenida a la población hablando de estos asuntos y dejando de lado otros tantos? Sin duda y por desgracia, creo que sí.

Por último, el siete de marzo de 2011 entró en vigor la nueva ley de velocidades. A partir de ahora, aunque esta medida esté considerada solamente transitoria y temporal, estará sancionado económicamente todo aquél que supere los 110 km/h en una autopista y los 40 km/h dentro de un pueblo o ciudad. No era de esperar, pues, la reacción de muchos “Fernando Alonso” que consideran una falta de respeto que se reduzca la velocidad diez miserables km/h. Sin embargo, el motivo del gobierno parece justificado: reduciendo la velocidad, se conseguirá reducir también el consumo, encaminándonos hacia un futuro mucho más verde ecológicamente hablando. En mi opinión, espero que con la imposición de esta ley se consiga reducir el número de accidentes sucedidos en nuestro país como consecuencia de un exceso de velocidad además de reducir el consumo de combustible fósil. Sin embargo, si tan preocupados están los gobiernos por el futuro de nuestro pueblo y, en general, de nuestro planeta Tierra, quizás deberían de empezar por extender los carriles para bicicleta que hay en varias ciudades o bien ajustar mejor los horarios de muchos autobuses públicos o directamente construir más paradas de bus. Aunque quizás, lo más paradójico del asunto, sea la elevada y cara fabricación de las pegatinas que tapan los antiguos números de las señales de tráfico. ¿Es esta quizás una actividad industrial ecológica?.

En conclusión, considero que redactar nuevas leyes y modificar las actuales siempre va bien, ya que permiten actualizar muchos aspectos de nuestra sociedad, pero quizás el momento por el que hoy está pasando la sociedad española no sea el más adecuado para invertir tiempo en este tipo de asuntos. Ahora hay cosas mucho más prioritarias que si el vecino se descarga música por Internet o no.

miércoles, 27 de abril de 2011

LAS REFORMAS EN 2011

2011 es un año caracterizado por la existencia de severos problemas económicos y medioambientales, por tanto, se puede decir que nos encontramos en una dura crisis tanto económica como medioambiental. Para paliar los efectos de estas desgraciadas etapas, el Estado ha ejecutado unas reformas que han conllevado numerosas críticas de todos los sectores sociales. De estas reformas hay que destacar los diversos recortes que ha hecho el gobierno para reducir el déficit y la reducción de la velocidad máxima de los vehículos en las autopistas y en otras vías de comunicación.
En mi opinión, las reformas de este año se han realizado con una buena intención correctora, pero solamente son parches para unos problemas cuyos causantes no son ni el Estado ni la mayoría de los ciudadanos españoles.

En primer lugar, hay que remarcar quien son los causantes de ambas crisis. Estos son: el sector financiero mundial, y las grandes empresas.
Los líderes del sistema capitalista han producido abusivamente sin tener en cuenta nuestro planeta, la vida de las personas y el futuro de la economía, sin embargo, estos no cargan con las consecuencias de sus actos, sino que es la clase media y obrera del mundo quien debe asumirlas. No obstante, no hay que exculpar a todos aquellos( humildes) que no han querido reciclar, que han abusado de los recursos fósiles y que han derrochado una sustanciosa cantidad de dinero por su ánimo de lucro. Pero ellos solo han seguido las directrices establecidas por las grandes compañías y bancos insolventes, sin tener en cuenta un futuro oscuro que, en realidad, no conocían.
Un claro ejemplo de esto es la reducción del salario de los funcionarios y el ahorro en los recursos que ofrece la Seguridad Social.

En segundo lugar, aunque sea muy injusto, hay que destacar que las nuevas reformas pueden ayudar a salvar la economía y nuestra naturaleza ya que se fomentará el ahorro de energía y el ahorro de dinero para el Sector Público. Por lo tanto, si se quiere salvar al sistema capitalista y a nuestro mundo, la clase obrera y media deberán asumir un rol redentor ya que a corto plazo son los únicos que pueden hacerlo. Con esto, si la conciencia mundial cambia también lo hará la conciencia de los capitalistas que para satisfacer al pueblo podrá cambiar sus medios de producción, causantes de toda crisis actual.

En conclusión, pienso que estas reformas deberían ser asumidas por toda la población y no solo por la gente de bajo estamento, así pues, los verdaderos culpables pagarían por sus actos. Creo, también, que estas reformas son parches para unos problemas la solución de los cuales está en un cambio total de base. Finalmente, hay que enfatizar que la intención del gobierno es buena y ética pero ineficiente a largo plazo.

lunes, 18 de abril de 2011

ALARMA NUCLEAR EN JAPÓN


Hace ya cosa de un mes, por todos los medios de comunicación saltó la alarma de un terrible terremoto de magnitud 7’4 (en escala de Richter) en la isla de Japón que provocó un devastador tsunami que arrasó poblaciones enteras con casas, personas, fábricas, campos, etc. La fuerza de esta ola gigante además bloqueo los sistemas de refrigeración de las centrales nucleares de este país desarrollado y puntero en economía mundial. Estas centrales que hoy en día son tan seguras pero que pueden ser desastrosas por el planeta en cualquier incidente, empezaron a calentarse debido a la falta de refrigeración. La situación fue tan crítica en la central de Fukushima que en la mayoría de los cuatro reactores tuvieron que emitir gran parte del vapor radioactivo del interior, e incluso hace unas semanas tomaron la triste decisión de liberar al Océano Pacífico toneladas de agua altamente radioactiva por tal de que no explotara el reactor.

Ahora por el telenoticias ya no se habla tanto de la catástrofe que ha sido este accidente nuclear, pero se debería. Y mucho. Hace solo una semana la Agencia de la Energía Nuclear calificó como un siete este accidente de una escala del uno al siete, el grado más alto juntamente con Chernóbil. Y todas esas partículas radioactivas del aire, del mar y de los seres vivos que las han depositado en sus tejidos (algo que es nocivo y que se va traspasando en las cadenas tróficas), continuaran años y años inalterables, afectando a nuestro planeta y afectándonos a nosotros, como ejecutores de esta alarma. De hecho, no somos capaces de imaginarnos el rápido alcance de estas partículas radioactivas como el iodo, el plutonio y otros, pues al cabo de tres semanas de emisiones de los vapores en Fukushima, llegaban preocupantes concentraciones de estos en Barcelona. Pero aún nos cuesta más visualizar como estos productos cultivados o pescados en Japón (me refiero a vegetales y al atún) llegan en nuestros mercados, que aunque se hayan bloqueado su comercialización durante un tiempo, podemos contar que en 5 años ya estarán en nuestros escaparates, aún contaminados.

¿Y las personas? A nosotros también nos afecta la radioactividad, en dos tongadas dependiendo de la cercanía al centro de emisiones: como energía liberada y como partículas radioactivas ya citadas. Después de lo sucedido en Chernóbil, la tasa de cánceres infantiles aumentó notablemente y esos trabajadores de la central y equipos de emergencia padecieron tal toxicidad que la mayoría murieron en meses. Y no solo afecta en la salud de los japoneses y a largo plazo al resto del mundo, sino en esos agricultores o pescadores que no pueden vender sus productos y que deberán replantearse abandonar sus tierras y profesiones, al igual que esas familias que han sido evacuadas de sus casas que durante años no volverán a ver (quizás ya nunca, como en Pristivia, la ciudad fantasma de Chernóbil) debido a la atmosfera toxica y radioactiva. ¿De qué vivirán? ¿Dónde irán?

Estamos en un clima de facciones opuestas en la política y en la economía, cada vez estas facciones se van volviendo en polos opuestos extremos que no dejan lugar ni a las alternativas ni a la creatividad ni a la humanidad (como cualidad humana, la empatía). Se debatirá ferozmente “nucleares SI, nucleares NO”, mientras que países que quieren mejorar desesperadamente como Hungría, República Checa están duplicando el número de nucleares con pleno suporte popular y alargando sus controles de seguridad, como medidas de superación de su pobreza y dependencia energética de peces gordos cómo Francia, EEUU o los países que tienen petróleo manchado de sangre de inocentes. Vivimos un tiempo en que tener miedo y desconfianza hacia los otros es de lo más normal. Si no volamos por los aires, ya que hemos preferido “jugar con fuego sabiendo que nos podemos quemar”, que no buscar alternativas para cuidar a nuestro hábitat y a nuestra preciosa especie. Es triste, pero aún lo es más ver que desde nuestras casas, tecleando delante del ordenador, poco podernos hacer para cambiar este proceso tan alienado. No obstante, si no lo hacemos nosotros, ¿Quién se supone que lo hará, Superman?

No sé cómo concluir este texto, porque día a día ves como ni tiene final, ni tú sabes realmente quien maquina estos engranajes. Así que ya que se acerca Sant Jordi, me regalaré un libro de Hessel, “¡Indignáos!”.

martes, 12 de abril de 2011

ALARMA NUCLEAR EN JAPÓN

El pasado 11 de marzo de este mismo año se produjo en Japón un gran desastre natural, un devastador terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter acompañado de un fuerte tsunami dejaron al país nipón literalmente destrozado, con un gran nombre de muertos, heridos y desaparecidos. Lamentablemente unas horas más tarde llegaban peores notícias des del continente asiático, a raíz del terremoto, una explosión había dañado una de las plantas de una central nuclear de Japón, y según las autoridades niponas una fuga de radiación se filtró de un inestable reactor, esto ponía en peligro a todo el país.

Este suceso ha reabierto el debate ya discutido anteriormente sobre el hecho de tener o no centrales nucleares. En primer lugar me gustaría destacar que aunque esta energía resulte muy barata de producir puede llegar a ser muy cara en caso de que se produzca un accidente como el ocurrido en Japón, ya que las partículas radioactivas que desprenden estas centrales perjudican gravemente a la población cercana a esta. Otro aspecto a tener en cuenta es que el uranio y el plutonio no van a durar siempre, debemos ser inteligentes y empezar a pensar en otras alternativas para que no se repita un caso similar al que se esta produciendo con el petróleo.

En mi opinión los países desarrollados deben buscar alternativas a esta energía, aunque la inversión en energías como la solar o de otro cualquier tipo resulte costosa en un principio, creo que merece la pena realizar un esfuerzo ya que en un futuro se obtendrán muy buenos resultados. Además hay que tener en cuenta que muchos países como por ejemplo España importan mucha cantidad de energía nuclear, y eso afecta notablemente a su PIB anual, una apuesta por energías renovables ayudaría a mejorar las economías de estos países.

En conclusión, creo que los gobiernos de los países desarrollados deben realizar valiente una apuesta por las energías renovables, principalmente porque la energía nuclear puede afectar gravemente a la población y porque no tiene futuro.

jueves, 7 de abril de 2011

ALARMA NUCLEAR.

Una explosión dañó severamente el edificio principal de la planta nuclear el sábado a raíz del terremoto, y las autoridades dijeron que una fuga de radiación se filtró de un inestable reactor, que se encuentra a 240 kilómetros al norte de Tokio.
El Gobierno insistió en que los niveles de radiación eran bajos, diciendo que la explosión no había afectado al contenedor del núcleo del reactor, y la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA por su sigla en inglés) dijo que había sido informada por Japón de que los niveles "se han observado que disminuyen en las últimas horas".
Aún así, 140.000 personas han sido evacuadas de zonas cercanas a la planta y de otras instalaciones nucleares, mientras las autoridades se preparaban para distribuir yodo a las personas en los alrededores para protegerlas de la exposición radiactiva.
Nos enfrentamos a el mayor desastre que ha vivido Japón desde que el país se vio lamentablemente destruido en la segunda guerra mundial.
Ésta catástrofe ha abierto un debate en que se plantean las capacidades de las energías nucleares alrededor del mundo.
Estos últimos años se estaban poniendo sobre la mesa los argumentos a favor y en contra de abrir nuevas centrales nucleares e incluso de volver a poner en funcionamiento antiguas centrales que habían sido consideradas no válidas para el suministro de energía. La necesidad de volver a abrir centrales nucleares se debe a la altísima demanda (y que está creciendo exponencialmente) de energía en todo el mundo.
Cuando parecía que se empezaba a ver la energía nuclear cómo una posible salida a ésta necesidad, aparece el desastre de Japón.
Éste tipo de catástrofes lleva de la mano una imagen negativa de la energía nuclear, ya que genera alarma y miedo social.
Los sectores anti-nucleares creen que si Japón, la potencia mundial más avanzada tecnológicamente, no ha podido controlar un desastre nuclear como el ocurrido, nadie podrá hacerlo. Por lo tanto se tacha la energía nuclear de peligrosa e inviable.
Por si ésto fuera poco, sabemos que la energía nuclear crea residuos altamente radioactivos que son muy difíciles de eliminar. Contamina las aguas y altera los ecosistemas porque el agua que se utiliza para enfriar en reactor luego es abocada al mar a una temperatura superior a la inicial. El Uranio y Plutonio se obtiene a base de la explotación de países en vías de desenvolupación que poseen el material, y además éste no es ilimitado...etc.
Por otra parte olvidamos que la necesidad de obtener energía de forma fácil la hemos creado nosotros, así que supongo que el riesgo que corremos con construir centrales nucleares es el precio que debemos pagar.
Sin duda creo que esta no debería ser la solución y creo que la investigación es una vía fundamental para resolver el problema. Mientras tanto, comeremos tomates radioactivos.

miércoles, 6 de abril de 2011

Profesores Ineptos

Para muchos de los alumnos, la tarea de profesor es una faena muy sencilla, el simple hecho de enseñar cuatro cosas a los alumnos y que se comporten como deben para que salgan bien educados del centro, pero no es así.
La tarea del profesor, consiste en mucho más que estar una hora de pie explicando a los alumnos y corregir cuatro exámenes.
El profesor, se tiene que preparar cada día las clases para la jornada siguiente, si no quiere que los alumnos le sorprendan con algún tipo de pregunta trampa o con alguna que otra duda. Es por eso, que en el momento en que un profesor deja de prepararse las clases, llega el mal ambiente con el profesor en la clase, entonces aparece la famosa frase: “este profesor es un inepto”.
Los alumnos hacen uso de esta frase en el momento en que la situación con el profesor es tremendamente mala y se tiene que buscar una solución urgente. Curiosamente, esta frase suele aparecer justo antes de que empiece un examen o en el momento en que el profesor reparte las notas, entonces es el momento de más tensión en todo el curso con el profesor.
Fuera del ámbito escolar, en mi caso, soy una persona que acostumbra a tener una relación bastante cordial con cada uno de ellos, siempre que hay un problema en el aula, el problema o se resuelve allí o se queda, lo que tengo claro es que en la calle no se pueden solucionar los problemas, ya que estamos en el siglo XXI y el diálogo debe de ser la principal herramienta de discusión y solución.
En conclusión, creo que podemos opinar que los profesores son ineptos en algunas de las asignaturas, pero fuera de la aula, dentro del cuerpo del profesor malvado que nos suspende, hay un buen corazón y una gran personalidad.

ALARMA NUCLEAR EN JAPÓN

A principios de marzo de este año ha ocurrido una de las peores catástrofes de la historia: el terremoto y el posterior desastre nuclear en Japón.
Ambos problemas no solo están afectando a la nación japonesa, sino que está teniendo impacto mundial, sobretodo en los sitios más cercanos al reactor de Fukushima.
En mi opinión, lo que ha pasado en Japón, una de las potencias mundiales, debe hacernos recapacitar si la energía nuclear será realmente viable a largo plazo y va a hacer que los gobernantes fomenten las energías renovables, las cuales han quedado marginadas desde su creación.

En primer lugar, hay que remarcar que la energía nuclear es más cara que el resto de energías, aunque parezca una necedad. Supongo que pensaréis que se ha hecho un mal cálculo, teniendo en cuenta lo barato que resulta obtener energía rápida y cuantiosa, pero si contamos todo el dinero que se puede llegar a perder a causa de un accidente nuclear, sabréis que la energía nuclear puede acabar con nuestros recursos más apreciados y necesarios, por tanto, producir un decrecimiento importante del PIB y la consiguiente inflación.

En segundo lugar, se debe tener en cuenta que el uranio y el plutonio no van a durar hasta la eternidad, es decir, la energía nuclear no es sostenible para nuestro planeta y es una energía no renovable, por tanto, si no acabamos con ella pronto, pagaremos un precio más alto en el futuro, un precio material e tangible y un precio que quedará etiquetado en la salud de nuestros seres queridos y en la de nosotros mismos.

Aunque todos nosotros dudemos de la capacidad de las energías limpias, debemos cambiar nuestra manera de pensar para fomentarlas y mejorarlas,entonces, crearemos maneras de obtener energía mejores para el globo y para nosotros mismos.
Por lo tanto, no se puede dudar de la capacidad de una especie que ha conseguido viajar por el espacio desde hace 50 años.
En este cambio de perspectiva, hay que incluir el ahorro de energía. Si todos nosotros reluciésemos el gasto eléctrico, acabando con el gasto nocturno inútil, por ejemplo, no haría falta producir tanto ni invertir sumas tan sustanciosas en energía.

En conclusión, la alarma nuclear en Japón cambiará nuestro modo de ver el mundo, haciéndonos ver que no todo lo que parece barato lo es en realidad y que si la humanidad es tan inteligente como todos decimos, no habrá ningún problema en optar por la energía limpia, la cual pide a gritos su puesta en escena.

Alarma nuclear

Hace prácticamente un mes, el 11 de Marzo, oíamos en todos los medios de comunicación, uno de los mayores desastres de la historia. Un devastador terremoto de 8,8 grados de magnitud en la escala de Richter, seguido de un fuerte tsunami, dejando tras de sí un gran número de muertos, heridos y desaparecidos, en el este de Japón, además, muchas zonas residenciales e industrializadas quedaron inundadas a causa de la gran envergadura de las olas provocadas por el tsunami, de hasta 10 metros, arrastrando edificios, viviendas, vehículos y todo lo que encontraba en su camino. Japón se trata de un país acostumbrado a los temblores pero que nunca había visto nada parecido. Tratándose del seísmo más fuerte en la historia de este país. Además, deberíamos añadir, uno de los problemas que sigue siendo noticia un mes después, el número de centrales nucleares que se vieron afectadas debido a los temblores y las olas gigantes y el estado crítico de alguna de ellas, en especial, Fukushima-1. Aunque todas las centrales fueron llevadas a situación de parada, el riesgo de sufrir un accidente seguía siendo alto, ya que el combustible nuclear utilizado seguía estando activo, y por lo tanto seguía siendo necesaria la refrigeración del reactor y su combustible. Cabe de decir, que estos sistemas de refrigeración solo funcionan con electricidad, suministro inexistente debido al terremoto. Para evitar uno de los mayores accidentes nucleares que pudieran ocurrir, la fusión del núcleo, se intentaron utilizar otros sistemas para evitar el calentamiento del reactor mientras se intentaba repara el suministro eléctrico o llegaban generadores alternativos. Estos otros sistemas no tenían en cuenta las consecuencias hacia el medio ambiente, liberando gases a la atmosfera y aguas contaminadas y recalentadas en el mar, afectando así a la salud de las personas y a todo el entorno. Aún así, no se evitaba del todo la posible fusión nuclear. ¿Qué quiero decir con esta pequeña descripción de lo sucedido? Principalmente, quiero dar a entender que no podemos jugar ni hacer que el mundo dependa de energías que no sabemos controlar y pueden afectar negativamente a nuestra salud solo porque creamos que son más rentables que muchas otras juntas. No voy a decir que no nos sean útiles, pero si que necesitan muchísima seguridad y que el mínimo detalle puede causar una gran catástrofe. Además, sin la necesidad de que haya accidentes como los seísmos, las centrales nucleares ya causan problemas ambientales diariamente, afectando negativamente a nuestro entorno, emitiendo gases tóxicos en nuestra atmosfera y alterando nuestros ecosistemas, problemas por los que nos veremos afectados nosotros. Aún así, no puedo ponerme en contra totalmente de estas centrales, ya que el ritmo de vida que llevamos y nuestras necesidades actuales nos piden un nivel energético que pocos recursos naturales nos pueden dar con tanta eficacia. Pero sí, defiendo que este ritmo de vida podría modificarse gradualmente, deberíamos concienciarnos de que no podemos contaminar tanto nuestro entorno, debemos disminuir nuestra necesidad energética e investigar sobre el uso de recursos renovables y poco contaminantes ya que sino, no vamos a llegar a ningún lado y vamos a destruir toda la Tierra. Además por muy seguras que sean este tipo de centrales siempre habrá peligros como lo que ha sucedido en Japón y no podamos controlarlos, causando graves problemas sobretodo en nuestra salud y estilo de vida. ¿Pero a qué estamos esperando para cambiar nuestro estilo de vida? ¿A qué haya otro desastre como en Japón, más cerca de nosotros, y se vean afectadas miles de personas más? ¿O a qué no quede ningún recurso aprovechable para sobrevivir?

lunes, 4 de abril de 2011

PROFESORES INEPTOS

La docencia es una herramienta fundamental para un país, formar personas bien preparadas para que la sociedad tenga un buen porvenir es la principal tarea que deben cumplir los profesores. Lamentablemente existen profesores ineptos y esto puede llegar a ser peligroso.

Primeramente, me gustaría destacar que hay un gran nombre de profesores que en el momento en que obtienen una plaza fija en el centro que desean pierden la ambición de enseñar correctamente, ya que nadie les podrá discutir jamás esta plaza. También existe una gran cantidad de profesores que se acomodan y en sus clases no hacen nada más que leer el libro línea por línea y en el momento en que un alumno levanta la mano para formular una cuestión su respuesta es que eso lo responde el libro. Esto perjudica gravemente a los alumnos, en muchos casos pueden perder la ambición de estudiar, llegar a odiar asignaturas en las que podrían disfrutar y obtener buenos resultados, ya que reciben clases aburridas y monótonas, pero el principal problema es que muchos alumnos con un gran potencial no pueden conseguir sus metas porque no tienen una buena base.

No obstante, por fortuna, también hay profesores con potencial y ambición que realizan muy buenas clases en las que los alumnos logran aprender y obtener resultados en los exámenes muy satisfactorios. Aunque mucha gente piense lo contrario, el hecho de tener un profesor agradable y que motive a los alumnos hace que ellos cojan ganas de estudiar y lleguen a disfrutar mucho de una asignatura que en un principio les podía parecer aburrida o irrelevante.

En mi opinión la administración central de cada comunidad autónoma no debería permitir la existencia de profesores ineptos, aunque no sea sencillo. Para evitar esto sería bueno que los profesores tuvieran que realizar pruebas constantemente para comprobar que no pierden capacidades y de esta manera no se puedan relajar.

domingo, 3 de abril de 2011

Alarma nuclear en Japón.


El viernes once de marzo del 2011, Japón sufrió un terrible desastre natural que derivó a una catástrofe humana. Eran las dos del mediodía en la isla del Pacífico cuando un sismo de nueve grados en la escala de Richter sacudió la tierra. El epicentro del terremoto se localizó en el océano Pacífico, con lo que segundos después de éste un enorme y devastador tsunami arrasó literalmente la costa de la región de Kohoku y, por unas horas, todas las islas de su alrededor desaparecieron del mapa, quedando cubiertas bajo una enorme masa de agua. Cuando las gigantescas olas (nada más ni nada menos que de diez metros de altura) llegaron a tocar tierra, se llevaron por delante todo lo que encontraban a su paso: casas, coches, personas, ferrocarriles, puentes, aeropuertos, empresas, fábricas… y centrales nucleares.

Nadie duda de que si bien Japón ha sido capaz de salir adelante de muchas otras desgracias como la sucedida durante la Segunda Guerra Mundial, también será capaz de salir de ésta. De hecho, es casi heroica la actuación de los expertos japoneses y también de la población, ya que ni cuando fue declarada la alarma nuclear en la isla, los ciudadanos entraron en un estado de desesperación. Sin embargo, esto no significa para nada que la situación no sea catastrófica.

De las 51 centrales nucleares que dispone Japón, un total de 11 fueron paralizadas tras el tsunami. Una de estas centrales fue la central de Fukushima I, que al igual que la II, sufrieron un apagón debido a que la enorme ola alcanzó los sistemas de refrigeración. Después de diversas explosiones dentro de los reactores de las centrales, el gobierno japonés decidió evacuar a la población a un radio de veinte kilómetros. Al cabo de unos días, salieron a la luz varios informes dónde se hacia patente un peligroso aumento de la radiación nuclear que ponía en peligro a la población. Y así fue. Numerosas personas sufren ahora contaminación por partículas radioactivas, y la alarma no cesa.

Por este motivo, se ha vuelto a retomar de inmediato un debate que lleva años sembrando polémica: centrales nucleares, ¿sí o no?

Mi postura es clara: centrales nucleares sí, pero como mesura transitoria. Poniendo como pretexto la isla japonesa, la mayoría de países que optan por la energía nuclear son países que no disponen de suficiente energía renovable o petróleo para suportar la elevada demanda energética por parte de la población. Y si tenemos en cuenta que después de la tragedia la economía de Japón he empeorado drásticamente, es irrazonable pensar en paralizar las pocas fuentes de energía de las cuáles dispone este territorio. De hecho, un treinta por ciento de la energía japonesa proviene de las centrales nucleares.

Si la mayoría de ecologistas piensan que la energía nuclear no es segura para la población y debe de ser reemplazada por otras energías mucho más limpias, yo pienso que, actualmente, es imposible no depender de la energía producida por las centrales nucleares. Vivimos en una sociedad consumista hablando en términos energéticos, y hasta que no nos concienciemos lo suficiente para que con tan sólo las energías renovables podamos vivir, las centrales nucleares y el petróleo van a seguir siendo elementos irreemplazables en nuestras vidas humanas. Y por lo que a la seguridad se refiere, las centrales nucleares son las estructuras más seguras y con mejor mantenimiento que puedan existir en el mundo, y son revisadas y mejoradas por expertos día tras día. No podemos comparar los reactores construidos en el viejo bloc soviético con los de Japón o los de cualquier otra parte del mundo. Además, el problema en Japón no fue debido a la mala construcción de la central, sino a la enorme ola. De antemano, el terremoto no ocasionó daño alguno.

Para poner algunos datos interesantes para aquellos que sostengan que la energía nuclear es mucho más contaminante que cualquier otra, los ocho reactores nucleares que trabajan en España evitan la emisión anual de 40 millones de tonas de dióxido de carbono, equivalente a las emisiones que producen la mitad de los coches que circulan por nuestras calles. Además, si algún país decide aplicar con entero rigor el Protocolo de Kyoto, le será imposible sin recurrir a la energía nuclear.

En conclusión, considero que la energía nuclear actualmente es necesaria. Por supuesto que me gustaría que poco a poco fueran menos el número de centrales nucleares distribuidas por el mundo, pero como he expuesto, mientras no lleguemos a reducir suficientemente nuestro consumo de luz y agua, mientras no nos concienciemos verdaderamente, la energía nuclear es nuestra única alternativa.

Lídia Puyals i Boix.