O, por lo menos, eso es lo que todos los mortales creíamos. Un error en la lectura del discurso por parte de John Roberts, presidente del Tribunal Supremo de Justicia y encargado de leer el juramento, hizo que Obama se equivocase y obligó a repetir, en privad, la ceremonia.
Lo mejor del caso, o lo peor según el punto de vista des del qual se mire, es la causa de esta repetición, el letrado cambió de orden la oración "juro solemnemente cumplir lealmente el cargo de presidente de los Estados Unidos de América" poniendo al final el adverbio “lealmente”.
Y aunque parezca algo muy descabellado, no es la única de las extremadas (no daré más adjetivos por no tener a la CIA en la puerta de mi casa en dos minutos) medidas tomadas. Hacia el Capitolio, lugar donde tendría lugar la ceremonia, salieron tres limusinas para engañar como hacen los trileros “¿Dónde está la pelotita?”. Además, dentro de éstas había unas exageradas medidas de seguridad como, entre otras, bolsas de sangre del grupo sanguíneo del presidente por si se le tenía que hacer una transfusión.
Aunque, el momento idóneo para dispararle era en medio de su discurso, en el que, a pesar de llevar un chaleco antibalas, llevaba la cabeza descubierta y no era difícil pegarle un tiro. Debería de haberlo hecho con un casco.
Lo que más me sorprendió, fue que no les buscasen un doble para hacer el discurso y el juramento ya que, toda medida es poca cuando se habla del p*** amo del mundo.
Y así transcurrió la ceremonia, a la americana, como me gusta apodarlo, a lo sensacionalista, con el presidente Obama y su mujer bailando un vals delante de miles de personas, que es como se les da bien, valga la redundancia, a los americanos.
Esto, me ha hecho abrir los ojos y ver que España está a años luz de la hoy en día primera potencia mundial, aquí un ministro de Industria, Comercio y Turismo juró el cargo de ministro de justicia y la consecuencia más grave fue que salió al “APM?” para hacernos reír un rato a todos… No somos nadie doctor,… no somos nadie