sábado, 16 de febrero de 2013

¿LAS GRANDES SUPERFICIES O EL PEQUEÑO COMERCIO?

Esta es una de las preguntas más recurrentes en la sociedad de hoy en día: ¿Cuál es nuestro deber como ciudadanos de nuestro país, como ciudadanos del mundo o, más bien dicho, como ciudadanos de la naturaleza? ¿Debemos comprar en grandes superficies o debemos decantarnos por consumir productos que procedan del pequeño comercio? ¿Qué es lo más económico, lo más rentable?, ¿Y lo moral, lo conveniente para “la sociedad” en que vivimos, es decir, el medio ambiente? Son muchas cuestiones las que cabe tener en cuenta a la hora de consumir y es por eso que debemos intentar priorizar y escoger las que nos parezcan más importantes según los valores que imperen en nosotros. Por un lado, si compramos en las grandes superficies, vamos a tener más variedad de marcas por un solo producto. Esto nos permitirá tener mayor elección y poder encontrar productos a un menor precio gracias a las conocidas marcas blancas. Estas marcas, llamadas también marcas genéricas, venden productos que provienen de distintos fabricantes. Ahora bien, el bajo precio de algunos de los productos que podemos encontrar en las grandes superficies, refleja la turbiedad del sistema, del procedimiento que han sufrido antes de llegar al consumidor. Estos productos, para tener el precio que tienen, deben proceder de otros países donde los inmigrantes son explotados duramente, o de grandes explotaciones donde el trabajador, el campesino, cobra un mísero sueldo con el que, si no fuera por las subvenciones del estado, no podría vivir. ¿Qué significa esto? Pues significa que medio mundo vive a espalas del otro, y que cada vez más, los campesinos, dependen directamente de las subvenciones que reciben y de las órdenes que les llegan de las grandes empresas: deben producir aquello que les dicen, del modo en que se lo dicen... El único aventaje que le encuentro a las grandes superficies es el menor precio de los productos, pero tiene que conocer uno las consecuencias que esto conlleva: el mayor uso de pesticidas y de semillas transgénicas (para responder a la demanda del producto que quiera la sociedad y no dejando que se desarrolle el producto endémico de cada tierra), la explotación del trabajador (sobre todo en el tercer mundo), la pérdida de calidad de los productos y la inmersión, cada vez más inminente, en el sistema de compra-venta en que la calidad no importa, sino la rapidez, el precio, la apariencia. Por otro lado, tenemos la producción que gira alrededor del pequeño comercio. El principal y casi único inconveniente del pequeño comercio es el precio. A menuda los productos son más caros a causa de la menor demanda de ellos por la popularización de las grandes superficies. De todas formas, los productos del pequeño comercio, generalmente, han sido elaborados de forma transparente, más natural y sabemos de dónde proceden. Además, consumir productos del pequeño comercio es fomentar la economía del propio territorio, es fomentar el crecimiento de tu zona, de tu tierra, y es fomentar, sin duda, la calidad del producto. Para mí, la definición del pequeño comercio es: la calidad por delante de la cantidad. Esta frase es antitética al sistema actual: el capitalismo, el consumismo, en el que la cantidad, el lujo…pasan por encima de la calidad y, sobretodo de la moral (teniendo en cuenta el proceso de elaboración del producto). Con el pequeño comercio fomentamos la bajada de la corrupción, la transparencia de los procesos de elaboración y, cosa muy importante, la producción casera, natural, que va ligada muchas veces con la producción ecológica. En conclusión, a mi parecer, no hay ninguna duda en que debemos acostumbrarnos a elegir comprar en los pequeños comercios de nuestra zona, de nuestra población, antes que en las grandes superficies. Sí que es verdad que en las grandes superficies aumenta la comodidad, el precio puede ser menor…pero en el pequeño comercio fomentamos la calidad, lo natural, lo que va a preservar nuestro medio ambiente, nuestro planeta y, sobretodo, la moral, término sinequanon puede vivir la sociedad que cada vez se vuelve más y más insostenible. Por lo tanto, el pequeño comercio es la alternativa, la semilla de un cambio de sistema llevado a término des de la base; un cambio de sistema bien hecho. CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

1 comentario:

Teresa dijo...

Un texto exhaustivo y extenso, y por eso, con más probabilidad de tener errores (lo digo porque no te asustes).
El primero es un error por influencia del catalán pues, no existe "El único aventaje" sino que,quieres decir "la única ventaja". Los dos siguientes deben de ser una tendencia tuya al escribir pero, no te la recomiendo: pones "cada vez más" junto a cualidades que expresan grado sumo y alargas las explicaciones en un texto muy largo "cada vez más inminente" y "que cada vez se vuelve más y más insostenible".
A continuación otra palabra inadecuada en "la bajada de la corrupción" porque debes usar "el descenso"; y, por último, deberías emplear la preposición "de" y no "en" en la expresión: "duda en que ".
Insisto en que, el trabajo está muy bien pero, no te has quedado en cuatro lineas y es lógico que entre tanto texto tengas errores. De todas formas, tiendes a alargar innecesariamente el texto: "nuestra zona, nuestra población" o "la alternativa, la semilla" lo que está bien para un texto literario y , quizá no tanto cuando buscas claridad.