miércoles, 18 de noviembre de 2009

TIENE SENTIDO SER SUPERSTICIOSO HOY EN DÍA?
Mucha gente en especial la gente mayor sigue creyendo en las típicas supersticiones que hay: pasar por debajo de una escalera, mirar a los ojos a un gato negro, en el martes trece, romper un espejo, encontrar-se un trébol de cuatro hojas, etc.
Cuando tu vas por la calle o estas con los amigos i haces la típica pregunta de si sois supersticiosos, toda la gente te mira con mala cara i te dice que no. Pero ahora digo yo cuanta de esta gente no ha buscado nunca un trébol de cuatro hojas o una herradura de un caballo?. La verdad es que todas las persona una vez o otra lo hemos hecho y si no lo hemos encontrado hemos deseado tener alguna de estas dos cosas como signo de buena suerte.
La verdad es que la gente de hoy en día cree más en las supersticiones orientadas hacia la buena suerte que las que van hacia la mala suerte, el motivo, no lo sé, pero lo que si está claro es que muchas personas han pasado muchas veces por debajo de una escalera o han mirado a un gato negro a los ojos y no han sufrido ningún tipo de preocupación en consecuencia de lo que les pudiera pasar.
Por eso yo pinoso que el ser supersticioso, hoy en día se está perdiendo y solamente la gente mayor, abuelos y abuelas, lo son, porque des de que eran pequeños sus padres o sus abuelos les han inculcado que las supersticiones se cumplen. La gente de hoy en día tiene otras preocupaciones y dejan un poco de lado las supersticiones.

¿Tiene sentido ser supersticioso hoy en día?

Quien en su infancia no ha tenido nunca el deseo de conseguir un “trevol” de cuatro hojas, es una cosa que todos hemos buscado, mucha gente solo por la gracia de tenerlo, ya que siempre se ha dicho que esto traía buena suerte, aunque nunca hubieran sido supersticiosos y otros porque realmente lo creían.
Como esto hay muchos otros elementos en la sociedad, la típica frase de hoy me he levantado con el pie izquierdo, que parece una tontería pero aun hay futbolistas profesionales que reconocen que ellos siempre que entran en el campo lo hacen primero con el pie derecho, y podríamos seguir con otras supersticiones, el martes 13, los gatos negros, piedras o amuletos…

La tecnología y la ciencia han demostrado claramente que todas estas cosas son mentira, un simple fruto de la ignorancia que había en el pasada y que han perdurado hasta hoy como una simple anécdota, pero todavía hay gente que cree en estas cosas, bueno mas que creer son costumbres, por ejemplo hay gente que tiene un bolígrafo especifico para hacer los exámenes, dicen que les da suerte… seguramente si aprueban dirán -esto es el bolígrafo- aunque sabrán perfectamente que será porque han estudiado y si suspenden en ningún momento se les pasara por la cabeza el bolígrafo.
También esta la gente que realmente cree en estas cosas y pondría su mano al fuego para corroborarlo, que parece que les va la vida que sus amuletos son algo sagrado y muy especial, podríamos tacharlos de fanáticos y de hacer uso de la sinrazón, pero esto no seria lo correcto ya que en la mayoría de estos casos se esconden motivos personales, o algún sentimiento especial hacia ese objeto, ya que estos pueden recordarnos a personas, sitios, ambientes, e incluso tiempos mejores y eso puede resultar de ayuda psicológica a una persona, todos sabemos que un collar no ayuda a pasar una prueba física, pero si en medio del recorrido te ves ahogado, i al mirar-lo te recuerda algo que te de una inyección de moral pues si sirve aunque por si solo nunca te hará superar-la.

Realmente creo que no es muy objetivo creer en este tipo de cosas, porque no pasaras un examen si no has estudiado por muchos amuletos que lleves, pero si esos amuletos ayudan a la gente que los lleva ya que sus creencias o sentimientos les indican eso, pues adelante.

tiene sentido ser supersticioso hoy en dia...

El color amarillo, los gatos negros, el martes 13, el tocar madera, la sal derramada; son algunas de las supersticiones mas conocidas.

¿Tiene sentido hoy en día ser supersticioso? En función de cada persona, tiene exactamente el mismo sentido que ha tenido siempre. Por muchos avances científicos y tecnológicos que sucedan la superstición escapa de la razón.

Podríamos poner muchos ejemplos de objetos y sucesos que inducen a la superstición pero esta no es la cuestión.
La superstición va más allá de lo razonable, es sobrenatural. Y es aquí dónde entra en juego el pensamiento y las creencias de las personas, puesto que no se trata de aquello en si que ocurre realmente, sino de aquello que el ser supersticioso cree que va a suceder debido a lo ocurrido.

Un elemento que induce a la superstición bien podría ser la inseguridad de la persona que necesita creer en que una fuerza oculta que le va a ayudar.

Incluso podríamos relacionar la superstición con la religión, puesto que las dos creencias se fundamentan en elementos de los cuales no se ha probado su existencia.

Así pues, cualquier creencia siempre tendrá sentido mientras hayan personas que la utilicen para su bienestar, incluidas las supersticiones.

¿tiene sentido ser supersticioso hoy en día?

Hoy en día existen muchas supersticiones, también decir que las supersticiones no solo son malas, también existen de buenas.
Unas de las supersticiones más famosas que existen son la de martes trece, la de que se te cruce un gato totalmente negro, pasar por debajo de una escalera que se te rompa un espejo, el famoso trébol de cuatro hojas, piedras y amuletos.

Creo que todo esto se ha ido inventando a lo largo de los siglos, para que la gente tenga algo dónde aferrarse, y pensar si tengo esto o hago esto tendré suerte y si hago esto otro no tendré suerte, esto es totalmente relativo, ya que puede ser que un día veas un gato, te caigas y pases por debajo de una escalera, y que casualmente sea martes trece, pero también podría ser que llevaras una piedra de la suerte en el bolsillo, y te pasaran cosas malas, no creo que todas las energías del planeta se centren en un día o en un objeto. Lo que sucede es el destino y nadie elige el suyo, si te pasa te pasa, la vida es una ruleta de la suerte, y unos tienen más suerte que otros, pero no será gracias a objetos ni seres misteriosos ni nada por el estilo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tiene sentido ser supersticioso

Primero decir que de supersticiones existen muchas, como por ejemplo que las patas de conejo traen suerte, los tréboles de cuatro hojas también traen, las hebillas de los caballos también, etc.
Estas supersticiones, no han sido inventadas hace poco, sino que ya hace años que existen.
En mi opinión estas supersticiones, no son ciertas ya que si por ejemplo, cogiéramos a 50 niños recién nacidos, y les guardáramos una pata de conejo en el bolsillo, y lo llevaran toda su vida, podríamos observar claramente, que igual si algunos han tenido más buena suerte que mala, en su vida, pero también podríamos observar lo contrario, o que hubieran tenido mala y buena suerte más o menos a partes iguales, por lo tanto, estas supersticiones desde el punta de vista científico no tienen ningún fundamento ni base sólidos, como para ser tomados en serio, ni mucho menos.
A causa de esto, yo creo que no se debe ser supersticiosos, ya que muchas veces las cosas no saldrán como tu esperas, si crees en estas supersticiones, no obstante estas supersticiones pueden ayudar en momentos concretos, exactamente cuando alguien tiene que hacer algo y esta muy convencido de que no podrá, estas supersticiones pueden ayudarle a aumentar su confianza en si mismo y esto ayudarle a conseguir su objetivo.
En conclusión, no hay que hacer cosas imposibles apoyándose en supersticiones, ya que estas no se producirán, pero en momentos de presión o de poca confianza en uno mismo, se puede usar estas supersticiones para disminuir la presión o aumentar la confianza en uno mismo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Tiene sentido ser supersticioso hoy en día?

Romper un espejo, cruzarse con un gato negro, rezar con las piernas cruzadas, casarse o embarcarse un martes 13, en los países influidos por la cultura inglesa el viernes 13, derramar la sal, pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared, la escalera con las superficies del suelo y la pared forman un triángulo, que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia, que un artista salga al escenario con una prenda amarilla, etc. Todas estas acciones, son un pequeño ejemplo de cosas que traen mala suerte. Las personas que creen en esas y en otras muchas cosas, se puede decir que son supersticiosas. Las personas que creen esas cosas, en las religiones, o en las pseudociencias (la adivinación, la astrología, el espiritismo, la magia, el tarot, etc.), son personas supersticiosas.
Volviendo al tema que nos influye, yo creo que no es lógico ser supersticioso actualmente, ya que la ciencia, puede dar respuesta ha muchas de las cuestiones que dieron origen ha estas supersticiones. Como he dicho yo considero que no es lógico, pero si que lo es necesario. Al principio esto puede parecer una paradoja pero si lo piensan no es tan ilógico. Yo pienso que no soy una persona supersticiosa pero os habéis fijado que sin la religión la vida no tiene ninguna finalidad, los humanos nacemos para reproducirnos y morir. Si miramos la vida de esta forma tan fría, la vida parece una mierda (perdón por utilizar una expresión tan vulgar), provocando que tanta gente se suicide. En cambio si miramos la vida como un camino para llegar ha un mundo mejor, que no todo se termina el día que tu corazón pare de latir, la vida parece otra cosa, un lugar donde nosotros aprendemos a ser como queremos ser en el otro mundo. Esta segunda visión se parece mucho la visión católica, esto es porque la religión católica fue la primera religión, occidental, que dijo que la vida no se terminaba el día que morimos y que todo lo que nos pase en vida influye en la otra vida. Pensad que esto provoco que la religión pasara de ser una de las muchas religiones que se podían encontrar en las catacumbas de Roma, a una de las regiones con mas seguidores de la historia mundial.
Para finalizar, me gustaría que os plantearais como seria la vida si supierais que no hay absolutamente nada más el día que os muráis. Pensad que vosotros seréis un simple cuerpo mas para los gusanos y otros organismos que os comerán hasta dejaros como un colador y finalmente como nada, un simple compuesto para las plantas.

¿Tiene sentido ser supersticioso hoy en día?

Cantidad de supersticiones abundan en nuestra vida diaria, tanto supersticiones destinadas a la buena suerte (pisar un excremento, encontrar un trébol de cuatro hojas, el número siete...) como al desastre (romper un espejo, el número trece, pasar por debajo una escalera abierta...).
Dichas supersticiones, entre infinidad de otras, conceden a la suerte y al infortunio una propiedad casi mágica, inherente a las aptitudes humanas.
Para ser más explícitos se podrían relacionar estas supersticiones con unas leyes sobrenaturales, bajo el mando de una divinidad.

Con lo hasta aquí comentado quiero decir que no creo que hoy en día las supersticiones tengan ningún sentido.
Una de las primeras razones, muy ligada a la más que probable ausencia de divinidades, es la relación causa consecuencia.
Según estas creencias encontrar un trébol de cuatro hojas va directamente ligado a una suerte segura, así como ser martes y trece tiene la connotación de un día malo, horrible.
Volviendo a la relación causa consecuencia y relacionándolo con el trébol y martes y trece se puede decir que ninguna de estas causas implica ningún tipo de consecuencia sobre la suerte o la ausencia de ella, ya que la única consecuencia es la pérdida de un ser vivo y el paso del tiempo.
Otra razón para no creer en supersticiones es la carencia de argumentos a favor de estas, que a pesar de parecer muy claras, llegan al punto del ridículo (como la suerte de pisar un excremento).
Por otro lado la ciencia, método de investigación más fiable hasta el momento, no ha conseguido tampoco dar explicación a ninguna de dichas creencias, y creo que nunca lo conseguirá.
A pesar de esto, y aunque no lo parezca, todo el mundo se deja influir por estas supersticiones, que afectan más de lo que uno piensa en nuestra vida real y yo creo que no deberían.
Lo que ocurre con estos convencimientos es que la gente se ve influida por la connotación que tienen, a pesar de que ellos estén totalmente convencidos de que no les va a aportar nada ni de bueno ni de malo.
Un ejemplo claro de esta influencia se puede apreciar cuando una persona encuentra un trébol de cuatro hojas. A pesar de ser, como en mi caso, contrario a estas supersticiones, uno recoge el trébol y espera que éste le traiga suerte.
Lo peor de este comportamiento no es el hecho de recogerlo, sino el hecho de después atribuirle cualquier pequeña suerte a su encuentro. Con esto quiero decir que la gente cuando se encuentra frente a una superstición se pone del punto de vista de ésta y de esta forma le atribuye cualquier suerte o infortunio.
Creo que esto último es muy fácil de apreciar, y es una de las razones más claras de lo supersticiosas que somos las personas aún contra nuestra voluntad.

Es por todo lo expuesto arriba que creo que hoy en día no tiene sentido ser supersticioso ya que ni la ciencia ni los hechos lo prueban y solo creo que sirven para excusarse de posibles conductas, falta de aptitudes por parte de las personas y en general justificación a todos los problemas.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Voltaire ya enunció que la superstición es a la religión lo que la astrología a la astronomía: la hija idiota o enojada de una madre sabia. Advertía también que estas dos hijas proliferan en tiempos de confusión igual que en tiempos de carencia proliferan los falsificadores de billetes.

Las supersticiones son universales y como decía Voltaire una alternativa sin mandamases a la religión e incluso a la ciencia. Sus frutos son de dos sabores; uno de verosímil, mas sin poder ser corroborado por el método hipotético deductivo: las pseudociencias y otro, más insustancial, cómo el contado dentro la creencia popular, ésos generadores de desgracia, cautivadores de la suerte, augures del futuro…

Es curioso lo que nos muestra el informe que llevó a cabo el Centro de Estudios de la Realidad Social de la Universidad Abat Oliva. En ello, se apreciaba la secularización para terminar cayendo en otro dogma, la superstición. Lo más pasmoso: el sujeto eran los universitarios, mentes pensantes capaces de relacionar una causa con un efecto racionalmente. Estos seguidores de la hija alocada creen en ella encontrar el orden, vencer el descontrol con amuletos, rezos, conjuros ...Con este fin, no es insólito que la superstición haya llegado a nuestros días como una pseudoreligión, arraigada en un pueblo, que en su faceta más ingenua, junto a elementos mágicos, lo ha convertido en cultura popular, cómo en la literatura popular donde la mezcla de devoción y superstición se hallaba en el tema hagiográfico, vidas de santos, los milagros… Cabe resaltar que la religión también surge de simples supersticiones.

En cierta medida, la superstición es antídoto contra la inseguridad y creencia digna de conocimiento, aunque en abundancia, perjudicial para la ciencia y la sociedad; una añeja religión del secular.

Suele ser habitual en una cultura que exista la creencia de que hay elementos cotidianos que deciden la fortuna que va a tener una persona: La creencia de que siete años de mala suerte esperan a quien rompa un espejo, por ejemplo; no posee, por si misma, ningún argumento racional que la sustente y, aún así, estoy convencido de que más de un científico, paradigma del positivismo, se guardaría de romper uno. MI pregunta es: ¿Por qué?. ¿Por qué somos esclavos de creencias que sabemos que carecen de argumentos racionales? La respuesta no es hallable mediante el uso de las ciencias, sino mediante el raciocinio que conlleva hacer un exhaustivo análisis de las culturas en que se han educado las personas. Solo así se puede llegar a entender esos comportamientos. En una sociedad tan individualista como la nuestra, se infravalora la influencia que ejercen sobre nosotros los valores en que nos educaron. Me refiero con eso a, gente que, en su gran mayoría, fueron educados con estrictas reglas morales católicas, donde el futuro está sujeto a la voluntad de Dios, pero han abandonado dichas creencias y no han trasmitido esa moral a sus hijos. Esta es la generación de los que creen sin creer, de quienes ven contrapuesta la tradición, formada por hechos sobrenaturales, con la ciencia, que busca una explicación racional para cada cosa. Veamos un ejemplo que tomo prestado pero modificado del libro de Karchcard y Klein: Si una persona dice que se le ha aparecido la Virgen del Rocío, descendiendo del cielo con un rayo de luz, y que le ha contado que en el cielo hay jacuzzis de agua caliente; Qué es más probable: Que la Virgen del Rocío haya desafiado todas las leyes de Newton descendiendo y luego volviendo al cielo y que ahí se hayan desarrollado técnicas constructivas que garanticen el bienestar de sus habitantes, o que la persona que lo cuenta esté como un cencerro? Haciendo un uso racional de los conocimientos, no sería desacertado apuntar a la opción B, pero no todo es tan sencillo como parece. Pues hay quien, por educación, tradición o ignorancia creen en los milagros. Este ejemplo sería extrapolable a quienes creen en la magia, ya sea con cartas, a partir de la quiromancia, o mediante el uso de varitas mágicas capaces de convertir agua en vino. Si estas personas se empeñan en la certeza de dichas artes porque a ellos les ha funcionado, quién les puede negar que eso sea cierto? La verdad es algo que no pertenece a nadie, y no hay ignorante mayor que quien se cree poseedor absoluto de esa. Así, aunque desde una visión empírica de las cosas es innegable la falsedad de dichas creencias, ¿acaso no hay otras cosas irracionales en el mundo que aún así nadie cuestiona?
En conclusión, el avance científico conlleva un proceso de lógico abandono de las creencias irracionales, pero pienso que si hay gente a quien dichas creencias hacen que encuentren un sentido de la existencia, ¿quiénes son el resto de los mortales para negarles su verdad?

Me lo tomo con filosofía

¿Porque los gatos negros se relacionan con el hado? ¿Porque no podemos cruzar una escalera abierta, o apoyada contra una pared? ¿Porque está mal visto derramar la sal? ¿Porque nos aterra el número trece? ¿Porque en castellano se toca madera, y en catalán, tradicionalmente, se toca hierro para protegerse de los males y los infortunios de la vida?¿Porque el novio no puede ver a la novia vestida de blanco (o negro) antes de casar-se? Todas estas supersticiones son creencias de que los individuos pueden alterar el destino o la suerte propia, o la de otras personas. La mayoría guardan relación con un Dios todopoderoso, a la existencia del cual, por no haberse decidido a hacer acto de presencia, se le concede el beneficio de la duda.
No voy a entrar en discusiones filosóficas sobre la predestinación o el libre albedrío, es decir, no deseo discernir sobre la existencia del destino y del futuro preestablecido por fuerzas superiores a nosotros, ya que eso se viene haciendo desde el nacimiento del pensamiento racional humano y todavía no se ha llegado a ninguna prueba concluyente. No obstante, si pretendo falsear estas creencias que carecen de fundamento científico, ya que en pleno siglo veintiuno, mantener cualquier tipo de argumento sobre la realidad sin basarse en la ciencia es considerado insultante para nuestra avanzada civilización.
Mi principal argumento será, por tanto, su origen místico alejado de la realidad tangible y física. Por ejemplo, pasar debajo de una escalera trae mala suerte porque se relaciona con atentar contra el dogma de la trinidad cristiana, ya que la escalera forma un triangulo (representación de la Trinidad) con el suelo, además de ser considerada una puerta al mundo de los espíritus. No obstante, eso no se sostiene por ningún lado, ya que las puertas a otros mundos y los dogmas católicos sin inconcebibles desde un punto físico, y poco probables basándonos en las argumentaciones racionales.
También creemos que derramar sal trae mala suerte. El origen de este miedo parece ser, otra vez, divino, pero realmente, proviene de la mitificación que en la época de los romanos se genero alrededor de la sal. Una creencia popular decía que después de que el Imperio Romano conquistara Cartago, este territorio quedo totalmente destruido por el efecto misterioso de la sal derramada por los soldados en los campos. Lo que no se sabia en esa época, es que la sal dejaba infértiles los campos debido a los problemas que el exceso de sales minerales causan en el crecimiento de las plantas, y no debido a razones divinas. Además, la sal era un popular medio de pago en la antigüedad, de ahí proviene salario, por lo que derramar-la era considerado un desprecio hacia el dinero.
Otro fuerte argumento me llegó, precisamente, de la iglesia católica. Hace unos días, en un monasterio nos explicó un guía como los personajes con intenciones oscuras y malvadas se identifican en los retablos e imágenes de las iglesias: se sientan todos con las piernas cruzadas. De ahí nació el gesto de cruzar los dedos para pedir suerte. Los cristianos lo copiaron de tradiciones ancestrales, ya que desde muy antiguo existía la creencia de se evitaba así la mala suerte, quizás por la antigua convicción de que en la intersección de dos líneas o caminos quedaba atrapada la suerte y decidido el futuro, dependiendo de qué camino se tomara o de qué alternativa se eligiese y de la fortuna con que se contara en tal elección. Otra alusión al destino.
El ejemplo funciona muy bien para afirmar que todas las supersticiones actuales provienen de antiguas creencias, y en ningún caso, del establecimiento de leyes a partir de la repetición de hechos. Es decir, actualmente, un amplio sector de la sociedad cree que estas supersticiones son ciertas ya que en su vida cotidiana comprueba que después de que suceda un acto de mal fario, aparecen sus consecuencias.
Llegado este punto, es necesario comparar-lo con la ley de Mourphy, principio iniciado por el científico Edward Aloysius Murphy durante un experimento para las fuerzas armadas de EEUU. Todos conocemos la frase central de esta serie de leyes: “Si algo puede salir mal, saldrá mal... y en el peor momento posible.” Sus versiones y ampliaciones, como la de la tostada untada de mermelada, nos dejan claro que como más se piensa en que te pasará algo malo, más se fija uno cuando le pasa. Es decir, es el principio de la enfatización de lo negativo: nos fijamos más cuando la tostada cae del lado del que está untada porque provoca un desastre en el suelo, que se deberá limpiar, en cambio, cada vez que la tostada cae del lado no untado no nos fijamos porque no acarrea consecuencias. Cada vez que nos parece que un fenómeno relacionado con una superstición se repite, es porque estamos más atentos y mas receptivos frente a lo que nos sucede.
Científicamente, las tostadas tienen más probabilidad de caer del lado untado por cuestiones meramente físicas, ya que por la altura de la mesa, cuando una tostada cae tiene tiempo para dar media vuelta, pero no entera. De todas formas, hay tantos factores físicos que condicionan este fenómeno, de la misma forma que lo hacen sobre todos los fenómenos supersticiosos, que establecer una norma es absurdo, porque las acciones que suceden en la realidad no son uniformes, cada suceso es diferente.
Pero de la misma forma que las leyes de Mourphy son populares por el gran número de extensiones humorísticas que se han hecho de ellas («La probabilidad de que una rebanada de pan untada de mantequilla caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo, es proporcional al precio de la alfombra» o “La urgencia de orinar es directamente proporcional a la distancia al inodoro”), deberíamos tomarnos las supersticiones como un mero divertimiento.
No obstante, y ya para acabar, las supersticiones forman parte de la lengua y la cultura de los pueblos, de la misma forma que lo son las tradiciones y las fiestas nacionales, y por tanto, deben ser conservadas y recordadas, no como un mecanismo de distraer al pueblo, sino como una creencia transmitida y transformada de generación en generación, a la que se le debe dar importancia (que no credibilidad).
En conclusión, el hecho que más guía nuestro destino hacia la adversidad, es creer que el destino existe y preocuparse por ello.

viernes, 13 de noviembre de 2009

¿TIENE SENTIDO SER SUPERSTICIOSO?

No pasar por debajo de una escalera, no cruzarse con un gato negro, no romper un espejo, no abrir un paraguas bajo techo ... ¿Qué será lo siguiente, no salir de casa un día lluvioso?

Creo que las supersticiones deberían haberse quedado en el pasado, en esas épocas oscuras, místicas y donde poca gente tenía acceso a la educación. Donde utilizaban estas creencias para tener al pueblo atrapado, controlado, en conclusión, darle una distracción.
Hoy en día, no es muy lógico ser supersticioso. ¿Qué pruebas científicas tenemos respeto a la mala suerte? O simplemente ¿Qué nos muestra nuestra experiencia? Seguro que encontramos a varias personas que nos podrían contar que “desgracia” les sucedió después de romper un espejo, pero yo me pregunto: ¿si no se hubiera roto el espejo crees que no te habría sucedido lo mismo? Según mi opinión se habría producido la misma situación, pero con la diferencia de que no se le habría dado la misma importancia. Ya que después de romper el espejo, esa persona está esperando el mínimo contratiempo para poder confirmar su temor.
Las supersticiones son como las leyendas y los cuentos populares, aunque mucha gente se las crea no significa que sean verdad. No obstante, mucha gente podría decir que hay supersticiones en todo el mundo, y que eso demuestra su veracidad (la ley de la mayoría). Pero cuando investigas más sobre estas historietas, descubres que no en todo el mundo son iguales, sino que muchas se contradicen. Por ejemplo, en España es conocido que el martes trece es el día de la mala suerte, pero no en otros países no es igual; en Italia es el viernes diecisiete y en Estados Unidos el viernes trece. No es el único ejemplo, sino que en casi todo el mundo los gatos son considerados como animales malignos, que traen mala suerte, y en especial los que son negros. Pero en algunas regiones de Estados Unidos si se te cruza un gato negro se supone que tendrás un buen día. Además, en algunas culturas –como en la Egipcia– los gatos son animales sagrados. Ante estas contradicciones, uno no sabe muy a quien creer. Ya que si una ha de ser una invención, ¿por qué no lo podrían ser todas?

En conclusión, para mi las supersticiones son simples invenciones de la gente, mucha de la cual las utiliza para excusarse de alguna acción con resultado fallido. Mientras que otras personas las utilizan como una fuente de ingresos, es decir, con la venda de amuletos, pócimas ...
Creo que mucha de la gente que cree en las supersticiones es debido a inseguridades, poco carácter ... en general, personas que necesitan de un apoyo o de unas creencias para poder tirar adelante con su vida.

martes, 3 de noviembre de 2009

LOS PROFESORES DEBERIAN RECUPERAR LA AUTORIDAD?????

Los profesores deberian recuperar la autoridad en las aulas? No deberian haberla perdido nunca!

Hoy en dia nos suena a prehistórico cuándo nuestra gente mayor nos dice que un bofetón a tiempo es el mejor método para dejar claras las cosas en determinados momentos. Quizas en los tiempos de las generaciones que nos preceden el respeto hacia los profesores iba mas allá, e incluso se llegaba al miedo. Pero con el paso de los años se ha erradicado por completo la violencia (entiéndase violencia verbal y violencia física moderada) hasta el punto en que se ha perdido por completo el respeto a los professores. Todos los extremos són malos.

No se trata solo de enseñar la materia en cuestión. Hay que enseñar unos mínimos de disciplina y respeto. Sobre todo a los alumnos conflictivos. Y esto último nadie pude aprenderlo con palabras bonitas precisamente. Hay que enseñar que en un futuro no es mejor el que mas sabe sinó quien mejor sabe utilizar lo aprendido.

Pero no todo es tarea de los professores. Los padres también tienen mucho que decir. De hecho son los principales responsables de la educación de sus hijos. Y deben confiar en la professionalidad de los professores. Muchas veces la sobreprotección hacia sus hijos es contraproducente. Hoy en dia si un profesor pega al alumno el padre carga contra el profesor. Mientras que antes, el padre consideraba que se habia ganado el bofetón con creces.

Hay que acercarse en la medida de lo posible a un equilibrio entre el “buen y el mal rollo” puesto que evidentemente también es imprescindible cierta complicidad del professor con el alumno, pero siempre combinada con una dosis de cierta agresividad, y siempre en funcion del comportamiento de cada alumno.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿deben recuperar la autoridad los profesores?

Nuestros padres se quejan por la manera en que fueron educados, y dicen que los profesores son muy blandos ahora, y que se tendría que volver a la mano dura, entiendo perfectamente que se quejen por la educación que recibieron, ya que por decirlo de alguna manera les enseñaron a tortazo limpio, si no te lo sabes torta y haber si mañana te lo sabes, y si encima llegabas a casa y les decías a tus padres que el profesor te había pegado recibías otra por tonto, te hubieras callado.
Últimamente se habla mucho de la ausencia escolar y del fracaso escolar, el gobierno no sabe que hacer, se limita a inventar leyes, que luego unos lo aceptan y la gran mayoría no, pero como a estado aprobado por el gobierno se impone y se acabo la discusión.

Antes los profesores podían poner la mano encima a cualquier alumno, ahora no, antes se respetaban mucho más a los profesores, no como ahora, que un alumno coja se enfade con el profesor y le pegue. ¿Dónde vamos a llegar? Creo que entre todos tendríamos que llegar a un punto intermedio, si un alumno no se comporta con su maestro, reeducarlo para que sepa estar en una clase, es decir que por lo menos sea capaz de respetar a su profesor. Pero no solo me quiero centrar en la culpa de los profesores e alumnos, mucha parte de culpa la tienen los padres, ya que demuestran tener la misma actitud que sus hijos, si el niño llega a casa llorando y dice que el profesor le ha hecho o le a dicho algo el padre protector va al colegio y le canta las cuarenta al profesor.

En conclusión tenemos que llegar a un punto intermedio ni los alumnos se tienen que subir a lomos de sus profesores ni los profesores tienen que ir repartiendo cachetes ni nada por el estilo, y los padres no deberían entrometerse con tanto énfasis.

domingo, 1 de noviembre de 2009

¿Deberían los profesores recuperar su autoridad?

Mucha gente dice que los profesores deberían recuperar la autoridad en las aulas, que los alumnos no les respetan, que cuando ellos estudiaban esto no sucedía.
Se quejan de los profesores, i dicen que muchos no sirven para lo que están haciendo, mucha de esta gente en su vida a puesto un pie en una clase, i no saben muy bien cual es la función de un profesor de secundaria, enseñar que no educar. Realmente es cierto que se debería recuperar la autoridad en las aulas, pero como siempre en este país se apunta al primero i se le carga toda la culpa, ya que el problema no son los profesores sino que el problema es que mucha gente se piensa que un instituto es una guardería.

Cuando hablamos de recuperar la autoridad, evidentemente no nos referimos a retomar los castigos físicos a desmesurados, ya que esto no tiene sentido y seria retroceder en el tiempo y ahora de lo que se trata es de avanzar. Tampoco de que el instituto se convierta en un sitio en el que el alumna va y obedece sin ningún derecho a opinar ni a expresar-se. Simplemente de que el profesor pueda dar una clase con tranquilidad sin verse ignorado ni atacado por los alumnos, i que en ningún caso se le falte al respeto y mucho menos coma ha llegado a suceder, que reciba cualquier tipo de agresión.
Aunque parezca mentida estos hechos han llegado a suceder, se han dado varios casos de alumnos que han agredido a sus profesores, y en todos los institutos muchos de ellos les faltan el respeto a sus profesores a diario, pero mucha gente culpa de esto a los profesores, y el problema no reside en ellos sino en los alumnos i sus familias.
Dejando a un lado las familias desestructuradas, ay un gran sector de la clase media bien acomodada la cual le ha perdido el respeto a todo, se han vuelto tan materialistas que han olvidado de que los hijos no son solo para disfrutar-los, sino que hay que educar-los para que lleguen a ser personas decentes con las cuales el resto podamos convivir, dejan la educación de sus hijos a cargo de otros, ellos solo se preocupan de que no les falte ningún bien (material) y que tengan todo lo mas nuevo, y luego cuando los chicos les engañan ellos se lo creen absolutamente y se piensan que si un profesor suspende a su hijo es por manía y no por vago, por que claro su hijo nunca haría eso.
Mientras todos los profesores tienen que ir tragando con todos estos chavales que únicamente son unos malcriados, cuando los ves no lo entiendes, como les consienten eso, pero que pude hacer un profesor si luego va el padre del chico y enzima le da la razón a el quitándole toda la autoridad al profesor y mostrándole a su hijo que puede hacer lo que le de la gana, por que el lo defenderá sin ni siquiera escuchar lo que ha sucedido.

Como en las anteriores redacciones, siempre se puede apuntar directamente a alguien y acusar-lo de tener toda la culpa, pero eso está más que comprobado que no sirve de nada, creo que deberíamos replantearnos hacia donde estamos llevando la sociedad en ciertos campos de está.