sábado, 30 de octubre de 2010

El peso de las mochilas

De ruedas, con estampados de Spiderman, de Jordi Lavanda, etc. A las nueve de la mañana y a las cinco de la tarde afloran multitud de niños y jóvenes cargando con sus mochilas y llenos de energía. Recuerdo esos tiempos no muy lejanos, siempre en septiembre descubrir nuevos modelos de mochila, con aun olor a libros nuevos. Desafortunadamente, esta distracción, elegir la mochila más “chula”, con el tiempo pierde su sentido estético y se convierte en algo funcional, la que sea más cómoda, la que me permita más espacio, etc. Lo que todos los estudiantes (considerándolos entre primero de primaria hasta segundo de bachiller) tienen grabado en la mente o mejor dicho, en la espalda, es el desmesurado peso de las mochilas.
Estas pesadas mochilas no contienen piedras ni lingotes de oro macizo, sino los libros de cada clase (unas 6 en un día) y las respectivas libretas cuadriculadas, con el plus del estuche (en primaria con millones de lápices y rotuladores, en secundaria con compases, reglas y correctores) y la agenda.

El otro día 10 de octubre, el diario 20 minutos publicó un alarmante artículo en el que se recomendaba que las mochilas deberían determinarse según las características físicas de cada alumno, pues la Sociedad Científica Española de Enfermería Escolar asegura que llevar más del 15% de tu peso en las espaldas suele causar problemas musculares y sobrecargas, de las que un 60% de estudiantes se quejan. También el hecho que la mochila tenga un tamaño superior al de la espalda, tiene efectos negativos, como el sedentarismo, la falta de práctica de deporte e incluso llevar durante muchos años la misma mochila.
Otro de los problemas que recientes estudios han podido comprobar es que más de la mitad de los escolares de entre 13 y 15 años sufre problemas de espaldas y más del 40% de menores de 11 años sufren también este tipo de patologías. Entre estas alteraciones de la columna vertebral más comunes entre los escolares son acortamiento de la musculatura isquiotibial, por delante del aumento de la curvatura lumbar y la presencia de una escoliosis. A largo plazo aún se desconoce sus efectos, que podrían ser la agravación de las nombradas patologías
Contra todos estos graves problemas ocasionados por un mal uso o sobrecarga de los niños, los expertos recomiendan reducir notablemente el peso de las mochilas, uso de tiras que se abrochen al pecho o abdomen, distribuir mejor los objetos y pesos dentro de la bolsa, que estas lleven almohadillas, y la correcta colocación sobre los dos hombros y apoyadura sobre la zona dorsal (y no lumbar como se suele llevar).
Aún así, estas recomendaciones son de difícil aplicación ya que con tanto material escolar, se necesitan sacos cada vez más grandes, y al mismo tiempo, factores indirectos como las modas de llevar la mochila caída o apoyada a solo un hombro, la incorrecta postura del cuerpo al sentarse en una silla (como la de las aulas o en casa mismo) o la preferencia del televisor y los videojuegos en vez de las actividades deportivas, también determinan mucho el estado de la espalda en los jóvenes.

En mi opinión, se debería insistir más en esta cuestión que parece tan insubstancial para nuestra sociedad, que es nuestra salud y la salud del futura, ya que la espalda, la columna vertebral, es un elemento muy importante para la vida y su óptimo desarrollo, no solo el equilibrio y los movimientos vienen dados por nuestras vertebras, si no el sistema nervioso y la sustentación del cráneo. Si estas importantes funciones no se pueden llevar a cabo correctamente, sea por un exceso de peso en los niños y niñas o una mala postura de sentarse, con el tiempo tendrá graves derivaciones y afectaciones por todo el cuerpo.

L.

jueves, 28 de octubre de 2010

El peso de las mochilas

Hace poco menos de siete años (y ya casi me parece una eternidad) era de lo más frecuente ver circular a niños y niñas de primaria con aquellas mochilas que llevaban empotradas dos ruedecillas de lo más pequeñas i una varilla que permitía llevar la cartera en las espaldas o arrastrándola por el suelo. Hace poco menos de siete años los más pequeños esperaban con ansias la llegada del colegio y con ello elegir entre la gran variedad de estampados y colores (rosas, de la Barbie, con coches y motos dibujadas…) que éste pequeño invento permitía.
Sin embargo, hoy hace ya siete años en que rara es la vez en que puedas toparte con una de éstas y con su curioso sonido de las ruedas deslizándose por los suelos más rugosos. ¿Qué pasó con las viejas y cómodas mochilas? Simplemente, pasaron de moda. Y con ellas, todas las comodidades. Parece casi contradictorio ver que, en este aspecto, en lugar de avanzar a través de la comodidad parece como si estuviéramos rehaciendo el camino del pasado. Y nuestra espalda lo nota.
Nueve quilos. ¿Es racional que un niño de veinte quilos lleve a sus espaldas casi la mitad de su peso? Por supuesto que no. De hecho, varios estudios realizados por la OMC (Organización Médica Colegial) entre la población infantil de nuestro país ha dado a conocer datos realmente escalofriantes. Más de la mitad de los niños españoles han sufrido dolores de espalda sin haber superado aún los quince años de edad, dolores propios de una persona adulta. Alteraciones de la columna vertebral, aumento de la curvatura lumbar, acortamiento de la musculatura… y como éstas otras muchas patologías que sufren nuestros estudiantes y que pueden derivar fácilmente a problemas de mayor intensidad en edades avanzadas. Un dato curioso es el hecho de que se ha puesto de moda llevar la mochila colgada solo de un hombro. Según médicos expertos, ésta es una verdadera tortura para nuestros músculos.
Actualmente, con el fin de reducir el peso de las mochilas escolares, se ha instaurado un nuevo sistema: los ordenadores portátiles que la Generalitat atorga a los estudiantes de la ESO. Si bien éstos reducen considerablemente el peso de las carteras, no considero que sean adecuados y mucho menos útiles. Mayormente son una distracción más para los alumnos además de no potenciar para nada la escritura. Y no siempre funcionan correctamente, de modo que muchas veces algunos alumnos se quedan sin poder seguir adequadamente alguna de las materias.

Desde mi punto de vista, creo que es especialmente necesario el control por parte de los padres de los más pequeños para así evitar que éstos lleven demasiado peso en sus mochilas. Además, sería muy correcto concienciar a los estudiantes de todas las edades sobre los posibles problemas físicos que pueden padecer. Otra solución (y que hasta la fecha aún no se ha aplicado en nuestro centro) sería el hecho de colocar casilleros en las aulas con el fin de dejar parte del material (mayoritariamente los libros de texto) que no necesitemos utilizar para hacer los deberes propuestos.

Personalmente, creo que éste es un tema sumamente importante al que no se le presta la atención necesaria. Entre todos deberíamos intentar mejorar los hábitos estudiantiles españoles y con ello lograr evitar gran cantidad de patologías infantiles. La salud de los niños y de los adolescentes es la salud del futuro, con lo que no es ninguna tontería invertirle nuestro tiempo.
Lídia Puyals Boix

El peso de las mochilas

Actualmente, un alumno que estudia en el instituto lleva todos los días una cantidad de libros considerable en su mochila.
Si nos remontamos a mediados de siglo XX, los alumnos llevaban únicamente uno o dos libros que contenían todo el temario.

El echo de que los alumnos lleven encima una gran cantidad de libros obliga a muchos institutos a instalar taquillas para que los estudiantes puedan depositar su material y de esta manera lleven menos peso en sus espaldas. Es cierto que las taquillas son útiles, pero los alumnos la mayoría de los días necesitan llevarse a casa sus libros, ya sea para hacer deberes o para estudiar con ellos, así que el echo de que un instituto tenga taquillas normalmente no evita que los alumnos vuelvan hacia sus casas con un peso ligero en sus mochilas.

En mi opinión es muy perjudicial que los alumnos lleven mucho peso en la mochila, a causa de esto muchos estudiantes padecen de dolor en la espalda, ya sea por el peso excesivo de sus libros o por llevar la mochila mal colocada.

Creo que el Estado tendría que evitar que los alumnos lleven a sus centros un gran nombre de libros cada día, es cierto que actualmente se está fomentando el uso de los libros digitales, en los que los alumnos llevan al instituto un ordenador portátil que les otorga Enseñamiento que contiene estos libros .Esto permite que no lleven mucho peso en su mochila, pero no soy partidario del uso de ellos por la razón de que el ordenador distrae a los alumnos, de manera que no siguen la explicación del profesor.

Soy partidario de buscar otra alternativa, que podría ser que los profesores realizasen las clases con esquemas en la pizarra o entregando fotocopias a sus alumnos, de esta manera ellos tendrían que prestar una mayor atención en las clases y tomar apuntes en sus cuadernos. Esto ayudaría a los alumnos a obtener mejores resultados en sus exámenes.

En conclusión, creo que el Estado tendría que elaborar una nueva ley para terminar con el uso de los libros de texto ya que el peso de ellos es perjudicial para los estudiantes y buscar alternativas que podrían ser un aumento del uso de esquemas y repartición de fotocopias en las diversas clases por parte de los profesores.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El peso de las mochilas escolares
Los alumnos, se están encontrando en estos últimos tiempos en un problema inesperado y éste es el peso de las mochilas escolares.
Según los médicos especializados en los huesos, debería de tener como máximo de peso, un diez o un quince por ciento del total del peso del alumno. Por ejemplo, si el alumno pesa cuarenta quilos, el peso de la mochila debería de tener entre cuatro y cuatro quilos y medio. Esto es lo que tendría que ser, pero la cruda realidad, nos muestra que el peso de la mochila, incluso llega a superar el treinta i cinco por ciento del peso total de un alumno, por lo tanto, los problemas de espalda en años posteriores estarán asegurados.
En el caso de los niños, el cincuenta por ciento de la población de alumnos españoles ha tenido algún problema en la espalda hasta la edad de quince años y en el caso de las alumnas, el setenta por ciento de las chicas menores de quince años ha tenido problemas de espalda leves y en algunos casos serios.
Se han buscado diferentes soluciones, pero siempre sin ningún éxito detrás.
Las últimas soluciones han sido que los alumnos lleven en vez de libros de texto, un mini-ordenador por tal de moderar el peso.
La última solución de todas, pero, fue que en vez de tener un libro por curso y por asignatura, los alumnos tendrían un libro por trimestre y el peso se reduciría mucho. Las estadísticas confirman que se reduce hasta cinco quilos por día i unos novecientos siete por curso.
Son buenas soluciones la verdad, pero necesitamos urgentemente una solución de verdad, que ayude de verdad a los jóvenes y no comiencen a una edad tan joven a generar problemas en la espalda, ya que la espalda, la podríamos considerar la pieza clave para la estabilidad de los humanos, por la tanto es clave la buena formación de ella en esta corta edad de los alumnos.


FERRAN

EL PESO DE LAS MOCHILAS

El estudiante actual de instituto tiene que llevar consigo una gran cantidad de libros de texto para poder llevar a cabo un buen aprendizaje.
A mediados del siglo XX los alumnos iban a escuela con una cantidad menor de libros ya que en aquella época las leyes educativas exigían englobar el temario de las diversas asignaturas de la docencia primaria y secundaria en uno o dos libros únicamente. Cabe destacar también, que tanto el maestro y los alumnos de antaño probablemente usaban más variantes en lo que se refiere a material didáctico complementario para la enseñanza de las diversas materias.
Los alumnos que nacieron a finales de siglo, se caracterizan por haber llevado o transportar una cantidad exagerada de libros diariamente. Este hecho ocurre en muchos colegios que no disponen de taquillas y cuyos alumnos no se sienten seguros dejando su caro material escolar dentro de la escuela.
En mi opinión, todos los institutos españoles deberían poseer taquillas para que todos los estudiantes pudiesen guardar sus libros de forma segura en sus respectivos centros.
Muchos días el peso de nuestras mochilas es excesivo y a causa de esto, algunos alumnos padecen severos dolores de espalda que muchas veces aparecen por culpa de malas posturas o bien por un peso extremado para algunos alumnos.
Bajo mi punto de vista, los organismos políticos que rigen nuestra educación, han de obligar duramente, a instalar taquillas para todos los alumnos que quieran usarlas, recomendar a los alumnos que sean selectivos a la hora de elegir los libros de cada día, enseñar a los alumnos los problemas que conllevan las malas posturas, la descompensación provocada por llevar la mochila torcida o de forma asimétrica ( llevada sólo colgando por un hombro) y finalmente, motivar al personal docente para que den sus clases más preparadas, utilizando esquemas, y entonces los alumnos tomen nota de lo que el profesor dice sin el uso de tantos libros, así pues solamente haría falta usar pequeños libros de actividades, más resumidos y más baratos. Otra alternativa que se está llevando a cabo actualmente es el uso de los ordenadores portátiles, así pues reduciendo el peso de la mochila y concentrando todas las materias en una pieza.

En conclusión, pienso que hay que fomentar el usos de nuevas tecnologías, un trabajo más natural por parte de los profesores y la creación de libros más ligeros con el fin de reducir la pesadez de las mochilas su consiguiente dolor de espalda y así garantizar una salud global de nuestra juventud.

lunes, 18 de octubre de 2010

La selectividad.

Este año, estoy cursando segundo de bachillerato. Yo y todos los alumnos que nos encontramos frente a esta situación, a finales de este curso tendremos que enfrentarnos a la selectividad.
La selectividad consiste en realizar una prueva escrita ( y pasarla, a poder ser) de cada una de las materias que hemos cursado durante el Bachillerato.
Esta prueva es importante porque las notas obtenidas en la selectividad junto con las notas de bachillerato decidirán si estamos suficientemente capacitados para entrar en la universidad.
Y esto no es todo, hay algunos grados que tienen una alta demanda, pero la oferta no puede satisfacer a todos quienes quieren entrar en dicho grado.
Dado que la selectividad consiste en pasar todos los exámenes en tan sólo tres días, a menudo los estudiante no pueden mantener el rendimiento intelectual, y las notas de selectividad provocan que su media educativa disminuya.
Por este motivo, muchos alumnos se juegan en la selectividad la entrada al grado que quieren cursar, y en caso negativo, tendrán que elegir otro grado y consecuentemente otro futuro.
A menudo, se oye que la selectividad esta mal formulada, porque somete a los alumnos a una alta presión, y, como ya he nombrado anteriormente, el rendimiento de los alumnos puede verse afectado, además que los nervios pueden jugar una mala pasada al estudiante.
No obstante, opino que la selectividad es un buen método de someter a todos los estudiantes bajo las mismas condiciones y comprobar si tienen la suficiente madurez y los conocimientos necesarios para entrar en la universidad y comenzar una nueva etapa en su vida académica.
Como todos los alumnos, tan sólo pensar en la selectividad me corre un miedo y unos nervios que me hacen temblar, pero me consuela pensar que casi todos los alumnos que se presentan (90% aproximadamente) consiguen aprobarla, y tan solo depende de mi trabajo día tras día el hecho que pueda sacármela para poder entrar en el grado que escojan.
Mi caso es un poco complejo porque aún no tengo claro cual será el grado que yo cursaré, así que necesito sacar las mejores notas que pueda para no encontrarme con problemas a la hora de elegir.
A pesar de todo, la selectividad tan sólo es una prueba mas en nuestras vidas, y por lo tanto debemos afrontarla con la máxima madurez posible.

sábado, 16 de octubre de 2010

La selectividad

El próximo mes de junio, los alumnos de segundo de bachiller tendrán que examinarse de un séquito de asignaturas para lograr la puntuación para acceder a la carrera y universidad que se desea: la selectividad o cómo dicen los más “vanguardistas”, las PAU. La convocatoria dura tres días en los cuales el estudiante debe examinarse de asignaturas troncales (castellano, catalán, matemáticas o latín, lengua extranjera y una comodín) para obtener unos mínimos, pero además están las opcionales, que te permiten sacar una nota más buena, opción ideal para esas carreras como publicidad, medicina, aeronáutica, en que la nota es muy elevada. Este evento culmina en la agenda escolar de los jóvenes españoles, es su meta. El concepto de bachiller vendría a ser la preparación cultural y personal para aprobar estos tres días y luego la vida en si.

¿Es un buen sistema, avaluar y determinar el futuro de los jóvenes en un solo examen de una materia que llevan estudiando más de tres horas diarias durante dos años?

Mucha gente maldice de ella, otros creen que sin ella, la sociedad funcionaria a golpe de talonario (¿no lo hace ahora?). Defensores y acusadores, ¿Quién tiene la razón de este asunto?

Durante dos cursos de bachillerato, y todo el recorrido de la primaria y la secundaria, los alumnos han adquirido muchos conocimientos, aprendizajes e incluso lecciones de moral, ética, frutos muy útiles para el futuro de cada individuo. Pero independientemente de esta evaluación continuada, aunque poco inducida y muy facilitada (esto ya vendría a ser divagar sobre el bajo nivel de la educación en el estado español), al final del camino está un duro golpe. Con solo un examen de cada materia, está en juego todos los años invertidos, hayan sido productivos o no. Se sabe que solo un 5% de los que se presentan en junio suspenden, pero la preocupación ya está extendida. Los nervios y las prisas siempre juegan malas pasadas, y no solo suspender puede influir en el porvenir, si sacas notas inferiores a las que necesitas te puedes quedar en las puertas de tus expectativas. Es un poco melodramático el tono, pero se te pueden romper los sueños que de pequeño habías idealizado. Este inconveniente ha sido muchas veces discutido, en buscar otro sistema de clasificación de los estudiantes menos terrorífico, en que se pueda observar el progreso del alumno y no solo su total de sabiduría, pero por muchas razones, que son las ventajas de la misma selectividad, no se ha cambiado.

Y una de esas ventajas es la imparcialidad que proporciona una prueba a la multitud con igualdad de condiciones (exceptuando los que llevan chuletas). Se da por sentado que los docentes habrán realizado correctamente su trabajo mostrando los apartados de sus asignaturas más destacables por sus futuros y que entran en las PAU. Los chicos y chicas tienes un mes para repasar estos apuntes y prepararse. Pero no solo se avalúa el cuerpo de conocimiento, sino la madurez del joven, comprender artículos periodísticos, científicos, literarios, históricos, etc. Tres días llenos de exámenes es una sobrecarga, pero a la que también se ha preparado durante estos años. Es como la última lección de los dieciocho años, el último adiós de unos profesores e instituto que te han visto crecer y evolucionar, cada cambio de pensamiento ( que en la juventud son mayormente radicales), cada cambio de letra, cada mal y buen momento. En la selectividad, al igual que en la universidad, este contacto se pierde, es como una transición comprimida y muy concentrada, en la que pasas a ser tu quien te preparas los trabajos y exámenes y no el profesor, porque se tiene que ser maduro y sobretodo, adulto (con todo lo que eso conlleva, no solo el carnet de conducir y la emancipación de casa). Si estás preparado para esta nueva etapa de los seres humanos, estarás a la altura para cumplir tus expectativas personales y conseguir un futuro laboral que te guste y te permita vivir dignamente, si no, serás el 5% que suspende la selectividad o bien la mayoría de los estudiantes que no pueden cursar la carrera deseada y que pasa un verano agridulce.

En mi opinión, es un sistema más de clasificación de forma discriminativa, pero necesario para distribuir objetivamente a cada uno en su sitio. Las clasificaciones, suelen dejar algunas caras tristes y otras contentas. A mí me pasaba cuando elegían los equipos en un juego, cuando no estaba con alguna amiga, me sentía más desmotivada. Pero siempre se remonta afortunadamente. Lo que se debe hacer es esperar, no con las manos cerradas sino con las mentes y libros abiertos, a que lleguen esos dichosos días. Lo que venga después, será una valoración e incluso recomendación de nuestro futuro, aunque nos duela en el corazón. Para no descorazonar tanto, a esos que ven mal la selectividad, vale recordar que solo es el 40% de la nota total que te permite entrar a la universidad.
LA SELECTIVIDAD
La selectividad es el examen de selección a los que estamos sometidos al final de segundo de bachillerato. El examen consiste en una evaluación sobre los diferentes temas en los que has trabajado durante el bachillerato, separándose entre comunes y obligatorias o opcionales y no obligatorias.
Durante el paso del tiempo la selectividad ha ido variando su formato, hasta llegar a la reforma del 2010, en que las opciones de aprobar el examen son muy elevadas, por este motivo también, las notas de corte para entrar en las carreras, han subido bastante, debido también a la presencia de los famosos grados medios y grados superiores.
Actualmente en la nueva reforma de selectividad, los exámenes se dividen en comunes o específicos. Dentro de los comunes hay entre cuatro y cinco exámenes, dependiendo si el alumno vive en una comunidad con una lengua propia como el catalán, o no tenga otra lengua que no sea el castellano.
En las específicas, la finalidad es subir hasta cuatro puntos de la nota, por eso actualmente la selectividad puede llegar hasta los 14 puntos. En las especificas, hay una ponderación en la nota del 0,1 o el 0,2 de aumento de nota, dependiendo de la modalidad de bachillerato que haya echo el alumno y lo que quiera hacer en un futuro.
En mi opinión, esta nueva forma de examinar es positiva, ya que las opciones de aprobar son muy altas, aunque si es verdad, que bajaría n poco la exigencia de las universidades, para así poder entrar más estudiantes para aspirar a un futuro mejor.

FERRAN BOCHACA

viernes, 15 de octubre de 2010

Selectividad

Son las seis de la mañana abro los ojos y pienso cinco minutos más, pero ¡no! No puedo dormirme hoy. Así que decido vestir-me comer algo y cepillarme los dientes y salir por la puerta a coger el autobús que me llevará a Lleida. Llego al autobús miro todo lo que llevo en mi bolso y mi única arma letal es un triste bolígrafo. ¿Seguro que ahora pensaras un bolígrafo para qué? Pues para enfrentarme a ese temible examen al que todo el mundo le tiene miedo, el examen que decide tu futuro, tu libertad o tu amargo, sí, la selectividad. Cada persona la vive de una manera y lo cierto es que no hay palabras para describir los nervios que se sienten, todavía no he tenido esa experiencia pero espero tenerla este año por fin.
Enfrentar-se en tan solo tres días a los exámenes más importantes de tu vida, y examinándote de tus conocimientos pone taquicárdico a cualquiera, bajo mi punto de vista es el examen más “heavy” que nunca haya podido ver, todo juega en tu contra, un lugar desconocido, la gente que te rodea, el examen, los correctores, la silla, todo es distinto menos tú, pero tu tampoco eres igual que siempre ya que tienes mucha presión y los nervios juegan en tu contra.
En fin es una prueba por la cual debemos pasar todos los estudiantes de bachillerato si queremos ir a la universidad y no hay ningún remedio. Esperemos que sea lo más fácil posible que los nervios no nos traicionen y que el maldito bolígrafo no tiemble a la hora de escribir, y lo más importante que no se le acabe la tinta.

Hawking niega la existencia de dios

Stephen Hawking niega la existencia de dios

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha basado su existencia y todas aquellas cuestiones irresolutas en explicaciones esotéricas y alegóricas, sin fundamento. Los que primero fueron mitos se fueron convirtiendo en afinidades divinas, a esos misterios se les atribuyeron dioses y así fueron naciendo las religiones. Dogmas basados en deidades efímeras y metafísicas que se encargaban de rellenar ese vacío que tanto perturbaba al hombre, la verdad sobre su existencia.

Las religiones se mantuvieron durante siglos dando testimonio de una verdad que nadie había visto, de algo que nadie había comprobado. Más tarde, con el transcurrir del tiempo, nació la ciencia, una rama que parecía podía explicar los mas enmarañados enigmas que durante mucho tiempo se pensaban eran “obra de dios”. El hombre fue descubriendo, poco a poco, que los misterios que lo trastornaban tenían explicación y que, mediante el método científico, la experimentación y la observación, la realidad se iba descomponiendo ante sus ojos, adquiriendo formas que podía entender.

Hawking, en su nuevo libro The Grand Design, afirma que la teoría de un dios creador ya no es necesaria y que el Big Bang “fue consecuencia inevitable de las leyes de la física”. Pero el no fue el primero. Si nos remontamos a los tiempos de la Grecia antigua encontraremos personajes como Protágoras o Demócrito que ya basaban sus teorías en temáticas seculares. Entonces ¿de dónde proviene tanta controversia? Hawking ya había asegurado, en su más célebre trabajo: Breve historia del tiempo, que aquella bola de energía que dio origen al universo era compatible con la idea de un “Dieos creador”. Hawking atribuye este drástico cambio en su teoría a pruebas, según él, contundentes que asestan a la omisión de dicho dios. Plantea que la observación en 1992 de un planeta que giraba en torno a una estrella distinta a nuestro sol fue una prueba decisiva. “Eso hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema, la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada para solaz de los humanos”.

A medida que la tecnología y la ciencia avanzan el hombre se va alejando cada vez mas de una visión teológica de la realidad, pero ¿qué es la religión sino una forma de explicar todo aquello que aun no conocemos? La respuesta a esta pregunta está a jurisdicción de cada individuo, pero está claro que la humanidad no es la misma que hace 500 o hasta 2000 años.

jueves, 14 de octubre de 2010

Selectividad

Las pruebas de acceso a la universidad son una serie de exámenes a los se deben enfrentar los estudiantes que desean acceder a estudios universitarios. La selectividad, como la gran mayoría de las cosas, tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

En mi opinión, la selectividad es más positiva que negativa, sin dicha prueba los alumnos que estudian en institutos privados conseguirían la mayor parte de plazas universitarias, estos, pagando, obtienen las mejores calificaciones.
En cambio, son la selectividad, existe una igualdad de condiciones en que todos los alumnos, ya estudien en institutos privados o públicos, acceden a la universidad por sus conocimientos o habilidades y no por otras razones como por ejemplo las económicas.

Centrándonos en el aspecto negativo que tiene la selectividad, consigue que profesores y alumnos lleven un nivel de estrés elevado en su interior durante todo el curso, los profesores deben acelerar el ritmo de sus clases para poder dar el temario a sus alumnos de todo lo que entra en Selectividad, convierten el curso de segundo de bachillerato en una preparación para la selectividad y no permite tratar otros conceptos propios del bachillerato. Además, estas pruebas crean un grado de nerviosismo muy elevado en muchos alumnos, dependen de décimas para acceder a las carreras que desean y eso es motivo de mucha presión, los estudiantes que acuden a estas pruebas más relajados tienden a ser los mejor cualificados.

En conclusión creo que es una prueba positiva, ya que ofrece igualdad para todos los estudiantes, pero somete a estos a mucha presión, que puede suponer el echo de no acceder a la carrera que deseen en caso de no obtener la nota necesaria.

miércoles, 13 de octubre de 2010

La Selectividad

Segundo de bachillerato es un año crítico para gran parte de los estudiantes de secundaria. En primero aún podías arrebatar unos minutos al profesor contándole alguna anécdota, pero en segundo estos minutos se traducen en un tiempo muy valioso. Tiempo valioso para que tus docentes te preparen correctamente para la gran y temida prueba: la selectividad.
La selectividad es una prueba mediante la cual se evalúan los conocimientos adquiridos por los estudiantes a lo largo de la educación primaria y secundaria, dando lugar a una nota mediante la cual se puede (o no) acceder a la Universidad y a la carrera decidida por el alumno anteriormente.

Desde mi punto de vista, la selectividad tiene sus pros y sus contras.

Por un lado, me parece bien que se siga un procedimiento común y estándar para todos los estudiantes ya que es la única forma de evaluar de forma objetiva sus conocimientos, si bien todos sabemos que muchas veces el nivel de conocimiento varía ligeramente según el centro académico en el que hayas finalizado tus estudios. La selectividad es un buen método para evitar el colapso de las universidades y para regular el número de personas que quieran estudiar una misma carrera. Además, muchas veces la selectividad define el lindar entre lo que pueda que consigas terminar con satisfacción o lo que de algún modo no está hecho para ti. Por ejemplo, alguien que haya terminado la secundaria con un cinco difícilmente podrá llegar a terminar una carrera donde se requieran grandes habilidades (derecho, ingeniería aeronáutica, medicina…). Por lo tanto, te puede ayudar a elegir una carrera que se adapte a tus necesidades.

Por otro lado, no encuentro justo que, después de dieciséis años de estudio continuado, te juegues todo tu futuro en un único examen y en una única nota. Se supone que si has llegado hasta este punto significa que estás suficientemente capacitado como para empezar una carrera cualquiera… ¿o no es suficiente con todo esto? Todos estos años preparándonos para la selectividad y resulta que, debido al nerviosismo, el estrés y la ansiedad antes de entrar a hacer el examen, nuestra mente es incapaz de concentrarse hasta llegar incluso a quedarse en blanco y la hija que desde pequeña quería estudiar arquitectura va a tener que pasar el mal trago de ver su sueño frustrado por ése examen tipo test que le restó dos puntos de su nota. Por esas razones, es frecuente plantearse la selectividad como una cuestión de todo o nada.

En conclusión, considero que la Selectividad es una prueba necesaria para poder asegurar que los estudiantes evaluados tengan los conocimientos mínimos y sean aptos para su ingreso en la universidad, pero pienso también que no debería ser tan eliminatoria y crucial. Las décimas deberían de no ser tan rigurosas, pues muchas veces por una décima algunos estudiantes excelentes han visto desvanecer su sueño.

LA SELECTIVIDAD

La Selectividad o pruebas de aptitud para el acceso a las universidades, son un conjunto de exámenes con el fin de evaluar, con objetividad, la madurez y los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida académica de los alumnos, para luego, también, observar la capacidad de continuar los estudios universitarios. Estas pruebas se realizan al final del segundo curso de Bachillerato.
Aunque en la mayoría de los casos, los alumnos del último curso de bachillerato, puedan sentirse muy presionados y llenos de tareas durante todo el curso y, aún más, las últimas semanas antes de los exámenes, la existencia de estas pruebas es muy importante. Como todo, tiene argumentos a favor y otros menos favorables, pero si hacemos una valoración más objetiva, es una prueba necesaria para seguir con nuestros estudios.

Como ya he explicado, estas pruebas consisten en evaluar los conocimientos de los estudiantes adquiridos durante su vida académica, sobretodo el último curso. Por este motivo, quizás, esas últimas semanas antes del examen, son el período de más estrés y dedicación a la hora de ponerse a estudiar, añadiéndole que, el día de los exámenes, se tienen que evaluar de entre 2 y 4 asignaturas, hecho que hace que lleguemos a odiar esos días.
Pero dejando a un lado el estrés y el montón de tareas que esto provoca. La selectividad es un bien para todos, ya que permite que los alumnos que se han esforzado y han dado todo lo que han podido, van a tener una buena formación académica en un buen sitio, entre comillas, y dedicado a la vocación profesional que elijan.

En mi opinión, la selectividad es una prueba necesaria, ya que ayuda a los estudiantes que se han esforzado siempre y con constancia a conseguir todo lo que se merecen y que otras personas que quizás no se hayan esforzado demasiado no pasen por delante ni tampoco las personas que con más poder económico puedan solucionar sus estudios con el dinero que quizás otros no puedan dar. Pero como llevo mucho tiempo pensando, quizás si no se tuvieran que hacer tantos exámenes en un mismo día, el rendimiento y las ganas de hacer la prueba serian más elevadas.

LA SELECTIVIDAD

La mayoría de los alumnos que obtienen el título de bachillerato se presentan a las famosas pruebas de acceso a la universidad, también llamada selectividad.
En mi opinión, la selectividad es muy positiva para los alumnos que proceden de institutos públicos. Pero como todas las cosas tiene su parte negativa que es sobretodo el estrés que conlleva hacer este examen y el olvido de los valores esenciales de la educación por parte de los alumnos.

Por un lado, analizando la parte positiva de la selectividad, cabe mencionar que sin ella, los alumnos que estudian en institutos privados ocuparían gran parte de las plazas universitarias ya que estos, a golpe de talonario, son los que obtienen las notas más altas. Pienso que es una gran oportunidad que nos ofrece el estado para acceder, con igualdad de condiciones, a los estudios universitarios. Así pues, podemos definir la selectividad como una prueba niveladora, una prueba que si va bien permite el acceso a los grados más deseados, seas rico o pobre o paupérrimo.

Por otro lado, observando el ambiente hostil que se genera en torno a la selectividad, podemos decir que esta prueba final, centra, exclusivamente, a tanto profesores como alumnos a priorizar una buena preparación para las PAU que a los conocimientos esenciales del bachillerato, así pues, el cursos se convierte en una lucha por la nota, en la cal algunas personas con ánimo de nota no les importa perjudicar a la otra gente del entorno. Aunque el horario de las pruebas es óptimo, los alumnos están sometidos al estrés y a los nervios, hecho que, a pesar de la buena preparación académica de los alumnos, puede llevar a estos al fracaso. En definitiva, la selectividad a parte de ser un examen donde tu muestras tus conocimientos, es un examen donde gana la gente serena, relajada y con las ideas claras.

En conclusión, creo que es una prueba muy importante para asegurar el acceso a la universidad por parte de los alumnos de colegios públicos pero que tiene unos matices negativos que pueden condicionar de forma desgraciada tu vida; tiene el defecto de la conversión del ambiente educativo al de la supervivencia y por último crea un estrés y unos nervios que perjudican fuertemente a los alumnos.