miércoles, 11 de enero de 2012

Los gladiadores del siglo XXI

En la antigua Roma, los gladiadores eran hombres que batallaban entre ellos los anfiteatros de las diferentes ciudades romanas, entreteniendo así a los ciudadanos romanos, manteniéndolos así alejados de cuestiones más importantes, como por ejemplo la política, sobre la cual tenían el poder los hombres más influyentes de la ciudad. Gracias a las diferentes actividades de ocio de las que disponían los romanos, y mientras no les faltara un trozo de pan que llevarse a la boca, las magnates conseguían mantener a la población alejada de los problemas de la ciudad. De aquí viene la expresión: panem et circenses, una expresión latina que hoy en día es utilizada para criticar la habilidad de los gobiernos de proveer de alimentos y entretenimiento de baja calidad para mantener tranquila a la población o alejarla de hechos transcendentes.

Como vemos, los tiempos no han cambiado demasiado. Aun que hoy en día los gladiadores ya no luchan a muerte (al menos no literalmente), llevan un nombre menos heroico y han cambiado sus espadas por algo tan inofensivo como una pelota, siguen atrayendo multitudes a enormes anfiteatros, actualmente más modernos y llamados estadios, o, gracias a la tecnología, a sentarse delante del televisor durante una hora y media (o más) para que se abstraiga de la realidad.

Maquillado con una especie de mascara llamada “deporte” y tras un velo de inofensivo entretenimiento, el fútbol se ha convertido en una herramienta de manipulación de masas, una empresa inmensa que mueve una cantidad incontable de dinero, dando a aquel que lo posee (y no hablo de los futbolistas) un poder mucho mayor que el que tenían los políticos en la antigua Roma.

En momentos de crisis política, social, económica e incluso moral de la población, el fútbol es, como toda afición, una forma de escapar de la realidad. Quizás el mundo tiene más problemas de los que puede afrontar, pero el F.C.Barcelona está jugando muy bien esta temporada, y eso es mucho más importante que cualquier otra cosa. Los que controlan el mundo distraen nuestra atención con una competición esportiva mientras ellos siguen nadando en poder y riqueza, y nosotros no nos damos cuenta, porque Mecí está a punto de marcar otro gol, y mientras una nueva central nuclear es construida, o mientras un gran empresario está mandando su dinero a Suiza, o el veinte por ciento de la población consume el ochenta por ciento de los recursos de la tierra, y nada es sostenible, el veinte por ciento de la población mundial nombrado anteriormente se alza con su cerveza en la mano y grita, como si con ello hubiera mejorado algo, un espantoso: ¡Gol! Con un énfasis que no muestra en ninguna otra actividad.

Después, los gladiadores del siglo XXI cobran una cantidad de dinero que al trabajador de clase media le parece excesiva. Algunos de los que unas horas antes gritaban mientras estos personajes se abalanzaban unos sobre los otros contentos como si no hubiera mañana, comenta que es normal que cobren tanto, ya que es lo que generan. Por una parte debo decir que ellos no generan absolutamente nada. Ellos solo corren desesperados para marcar un gol, intentando evitar que alguien del equipo contrario lo consiga antes que ellos, como los antiguos gladiadores, que con su espada defendían su vida e intentaban matar a su enemigo antes de que este le matase a él. Pero los que generan, los que deciden, los que mandan, los que matan o dejan vivir, los que ganan realmente con todo esto (muchísimo más), no son los gladiadores, son aquellos que observan el espectáculo en la parte inferior de la cávea, y se ríen del pueblo llano, que lo observa todo atentamente, sin darse cuenta del engaño.

1 comentario:

Teresa dijo...

Sí, Maria, salvando las distancias los paralelismos te permiten realizar esta asociación.
Hay un par de faltas en "esportiva" cuando en castellano debe ser "deportiva" y en el apellido de Messi que debe ir con "s" y no con "c".