lunes, 14 de enero de 2013

La autenticidad de la navidad


Año tras año, la campaña publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la llegada de las fiestas navideñas, lo cual conlleva un consumismo acaparador y se nos instala la manía de comprar por comprar en todo su esplendor los días previos a la Navidad.

Odio que pongan las luces de navidad tan pronto, en el estado que se encuentra nuestro país tendríamos que ahorrar en todo lo posible, pero no es así y así nos va.

Luego, la brutalidad de dinero que gastan los padres en comprar la mayor cantidad de regalos, parece ser un mal que se ha apropiado de todo el mundo. Los padres se vuelven verdaderas “máquinas de gastar” a la hora de satisfacer los gustos de sus hijos, los que en la gran mayoría de los casos también caen en el juego del consumismo y el despilfarro.
Los niños de hoy en día, son los mejores clientes, porque son altamente influenciables por el marketing de las empresas, especialmente las jugueterías. Debido a los adelantos tecnológicos, las empresas parecen tener cada vez un mayor impacto persuasivo en los niños transformándolos en consumidores.

Estas empresas nos inundan de publicidad, juegan con nuestros sueños, planifican estrategias de ventas, juegan con técnicas psicológicas para obligarnos a comprar productos innecesarios que solo cuando los tenemos en nuestras manos nos damos cuenta que realmente era innecesario comprarlos, pero cuál es la sorpresa, “No Se Admiten Devoluciones “.

Sin embargo, no toda la responsabilidad recae en el marketing de estas empresas, pues el entorno en que los pequeños viven (familia, amigos, colegio) también va generando conceptos e ideas relativas al consumismo, haciendo que la navidad se vea para los niños como la epoca de regalos, y no tendria que ser así. Lo cual hace que el modo en que las familias viven la celebración y las diversas realidades en términos de valores, costumbres y recursos económicos marcarán el sentido particular que tenga la Navidad.

Creo firmemente que la autenticidad de la navidad a degradado hasta el punto que son fiestas evocadas al puro consumismo.

sábado, 12 de enero de 2013

LA AUTENTICIDAD DE LA NAVIDAD



Por lo que a mi concierne, considero la Navidad como un negocio perfecto del consumismo. No obstante, no desacredito la parte bonita y humana de la Navidad, puesto que en este sentido yo también estoy de acuerdo con las fiestas navideñas, pero no creo que eso baste, no veo que sera un motivo lo suficientemente sólido como para seguir festejando de la manera en la que se hace.
La Navidad sirve para que las familias de reúnan, para que estemos con nuestros amigos más querido y nos lo pasemos en grande. Cuando llegan estas fechas, todo parece cambiar radicalmente; de repente todo es maravilloso y nos olvidamos de todo lo demás. A veces parece que nos olvidemos que somos personas y necesitamos tener grandes momentos, disfrutarlos de estos con los nuestros y desconectar del mundo exterior. En este sentido la Navidad es como el descanso mental en un cuerpo habituado al trabajo y a la rutina, a la monotonía y al aburrimiento.
La otra cara digamos, más "oscura" de la Navidad sobresale mucho más en época de crisis: el consumismo innecesario y la hipocresía programada.
Parece ser que el sistema capitalista se pone las botas cuando llega diciembre, y se aprovechan de la ilusión que la gente siente por esta llegada. Puedo llegar a comprender lo atractiva que es la Navidad, con sus decoraciones, cancioncitas, la ilusión en el rostro de los pequeños y todas esas comidas deliciosas. Pero lo que mi mente, mi raciocinio, mi moralidad o lo que sea, no puede llegar a entender, es esta avaricia y aprovechamiento  de los grandes comercios y almacenes. La gente se gasta que lo no puede, y ¿para qué? Personalmente considero que los regalos, el aprecio, el mostrarle cariño a una persona debe hacerse el día a día, no por una costumbre determinada por la sociedad y , sobretodo, por el capitalismo. En Navidad, todos nos queremos entre todos, pero cuando el día 1 de enero llega, todos nos olvidamos de todos. ¿Es eso espíritu navideño? ¿Y qué hay de todas esas familias que se juntan por obligación y compromiso? No creo que el fin de estas fiestas sea la avaricia y la hipocresía, sin embargo, nadie puede negar que sí ha derivado a esto.
Aun así, todo lo dicho es tan solo una simple opinión, aunque creo que bastante justificada. En mi casa, celebramos la Navidad, con la sencilla explicación de la ilusión que le causa esto a mi madre, el ver la familia unida, los decorativos, las comidas... Supongo que se trata de compromiso y aunque me duela decirlo, también estamos en ese sentidos marcados por la sociedad. Eso si, el año que estuvimos mi padre y yo solos, no hubo nada para celebrar.

viernes, 11 de enero de 2013

LA AUTENTICIDAD DE LA NAVIDAD



     ¿Cuál es la autenticidad de la Navidad? ¿Sabemos realmente cuál es el verdadero sentido de esta festividad? La Navidad es una de las más importantes que se celebran durante el año. Ésta conmemora el nacimiento del niño Jesús, el Mesías.

       En mi opinión, el paso del tiempo ha provocado que la fiesta de la Navidad evolucione de tal manera que ya no se considera de la misma forma como era en otros tiempos. Primeramente, la Navidad era una fiesta puramente religiosa en que todo su sentido se centraba en el nacimiento de Jesucristo en Belén. Durante muchísimos años, las familias se reunían por Navidad para conmemorar y revivir este acontecimiento, de esta forma, se le daba mucha importancia a la religión en la cual creían. En algunas ocasiones, incluso, el día 24 por la noche, al terminar la comida de Nochebuena, las familias iban a la misa de gallo, una de las más importantes eucaristías dentro del cristianismo. La sociedad avanza a pasos agigantados y esto conlleva que cada vez la religión tenga menos importancia en la vida de las personas. Según mi punto de vista, las fiestas navideñas ya no se celebran con una intención religiosa, sino con el fin de que las familias se reúnan y compartan momentos entrañables. Esta fiesta se sitúa en ambientes muy especiales. Cuando llega la Navidad todas la calles se llenan de luces y colores, en todos los balcones hay presentes el conocido Papa Noel y en todas las casas no puede faltar un árbol de Navidad y a veces el Belén.  Son fechas en las que la mayoría de los protagonistas son los regalos para mayores, jóvenes y niños, es decir, para todas las edades. Regalos que provocan una ilusión y sentimiento de agradecimiento a quien los recibe. Es necesaria la mención de la gastronomía que en estas fechas también juega un importante papel ya que en todas las reuniones familiares para celebrar la Navidad no puede faltar una exquisita comida. Podríamos decir claramente que entre las decoraciones navideñas, los regalos a los familiares, la abundante comida y todos los otros elementos que también caracterizan la Navidad suponen un elevadísimo gasto económico para la gente. Un gasto que meses después de las vacaciones de Navidad va cobrando factura y a veces dificulta la estabilidad económica de las familias en general.

     En conclusión, la Navidad es una fiesta muy bonita pero que en estos últimos años,  la sociedad, que evoluciona progresivamente, la ha estado condicionando de tal manera que se ha convertido más en un fiesta comercial y arraigada al consumismo que no en una religiosa. Por lo tanto, creo que tendríamos que valorar mucho más el sentido de la Navidad y encontrar cuál es la autenticidad de ésta. Para mí, el verdadero sentido de esta fiesta es la reunión con la familia, con las personas que te acompañan cada día y con las que no te veías desde mucho tiempo pero las quieres de igual forma. Su autenticidad es la ilusión de vivir la magia que siempre ha tenido, tiene y siempre tendrá la Navidad.

AUTENTICIDAD DE LA NAVIDAD


Podríamos decir que en sus orígenes la Navidad, esa época del año que todos esperamos con ansias, era una fiesta puramente religiosa y que poco a poco se ha ido transformando en una fiesta comercial culminando con la aparición de ese personaje viejo i gordo, con aspecto bonachón, vestido de rojo al que llamamos Santa Claus, Papá Noel…

En sus inicios la Navidad, como ya he dicho, era una fiesta religiosa dónde se conmemoraba el nacimiento de Jesucristo en Belén y además servía para el reencuentro, reuniones familiares y de amigos. Estas fiestas, estaban cargadas de simbolismo cristiano y de alegría. Sin embargo, yo creo que ahora, la gente se concentra más en: las celebraciones, las fiestas, Santa Claus, los Reies, los regalos o simplemente algunos lo toman como un período vacacional y ya muy pocos se acuerdan de Jesús en estas fechas. Podría decir también que la Navidad del mundo moderno ya no tiene prácticamente nada que ver con la religión de dónde proviene ni con sus ideas solidarias, humildes… las de sus inicios

Actualmente los centros comerciales empiezan la campaña publicitaria de Navidad en Noviembre, decorando todos los escaparates con motivos navideños y provocando que el mes de Diciembre se convierta en una carrera sin límite en la que muchísima gente de endeuda por encima de sus posibilidades.

En mi opinión el consumismo exagerado de las Navidades está desplazando el verdadero sentido de esta, que se está convirtiendo cada vez más en un negocio mundial que favorece a los fabricantes de juguetes, ropa, comida perfumes… las compras son ahora la mayor actividad de la Navidad ya que todo este consumismo exagerado y desenfrenado no deja espacio para otra actividad que no sea comprar.

Creo también que actualmente se les está dando demasiada importancia a los regalos de Santa Claus, los Reyes Magos, “la tronca”… En mi opinión los regalos deberían ser sólo una pequeña parte de esta fiesta  y que las casas deberían dónde se acoge a la familia y no el “hipermercado de los juguetes”.

Dicho todo esto me gustaría concluir diciendo que es una lástima que se vaya perdiendo el sentido de la Navidad poco a poco y la sociedad se introduzca más y más en el mundo del consumismo. Simplemente tampoco creo que se necesiten tantos juguetes para poder disfrutar de la Navidades, ni decorar todas las calles con lucecitas de colores a principios de Noviembre…

¿No va siendo hora de recuperar la cordura?




LA AUTENTICIDAD DE LA NAVIDAD


La Navidad es una fiesta, tradicionalmente religiosa en la que se rememora el nacimiento de Jesús, el mesías.
Aún así, en el momento actual, la religión no tiene un papel tan importante como tuvo en otros momentos de la historia, pero la Navidad se sigue celebrando. ¿Por qué? Igual que otras tradiciones en un principio religiosas, ha ido enraizando en nuestra sociedad y ya no se ve como una festividad estrictamente religiosa, si no que se ha convertido en una fecha propia de reuniones familiares, encuentros con los amigos… Estos encuentros son comidas en las que se reparten regalos.
Las comidas son una parte importante de estas fechas, son momentos muy agradables y familiares. Seguramente, este hecho proviene de la tradición religiosa. Antes, en estas fechas, las familias se reunían para celebrar el nacimiento de Jesús, y aunque tenían pocos recursos, en días importantes se comía un poco mejor.
En cuanto a los regalos, durante las Navidades es cuando los comercios hacen más negocio. Las empresas y las tiendas, que saben de la importancia de éstas fechas, lanzan campañas publicitarias masivas. Ya des de el mes de noviembre empiezan a bombardear, sobre todo en la televisión, con anuncios de juguetes, perfumes, campañas de supermercados publicitando alimentos para las comidas…
El hecho de regalar cosas, pero, también tiene su tradición religiosa. La historia cuenta que en el portal de Belén donde nació el niño Jesús, aparecieron los tres reyes magos siguiendo la estrella de Oriente, cada uno con un regalo para el recién nacido: oro, incienso y mirra.
Explicado esto, creo que en la sociedad en la que vivimos, la religión está perdiendo importancia, pero sus fiestas relacionadas no, dado a que se han convertido en celebraciones para todos. Tal vez a causa de los buenos resultados económicos de las empresas en estas fechas, se haya invertido en que  no desaparezcan. Pero no descarto que sea también por  tradición y porque uno de los sentidos religiosos que se ha extrapolado es que estás fechas son para pasarlas en familia, son días festivos de alegría y paz.
Las generaciones actuales y las generaciones que están por venir, cada vez se alejaran más del verdadero motivo de la celebración de la Navidad, principio religioso estrictamente. La única forma por la cual ésta y otras fiestas siguen y seguirán será por tradición.
Desde mi punto de vista, pienso que se trata de una festividad para pasarla en compañía de los más cercanos y la esencia religiosa se está perdiendo. Lo único que quedará serán los villancicos, los cuales aún hablan del niño Jesús, de la Virgen María, de San José y del portal de Belén.
Estas fechas, a parte, están siendo reconocidas como fiestas totalmente comerciales, campañas impulsadas e inculcadas por las empresas y las tiendas, en las que el fin es gastar, comprando regalos.
“¿Qué es la Navidad?”, se preguntan el psicólogo sueco Mats Erikson y su esposa Karin, escritores especializados en comunicación interpersonal. “Alguna vez fue la celebración del nacimiento de un hombre sabio pero ahora es a menudo simplemente abandonarse a la excitación del consumo”, dijeron en el BBC Mundo.
Por esto, y para concluir, creo que la autenticidad de la Navidad se está perdiendo, pero creo que el espíritu navideño no se debe  perder, no podemos dejar que el consumismo devore nuestras actividades cotidianas, y mucho menos nuestra persona. De esta forma, en estas fechas deben prevaler los  sentimientos como el regalo más preciado.

jueves, 10 de enero de 2013

¿Qué es lo que queda de la Navidad?

La Navidad es una fiesta que se celebra concretamente el 25 de diciembre, como conmemoración al nacimiento del niño Jesús. Cabe comentar la dualidad del origen de esta celebración. Por un lado está el religioso, que es el que hemos comentado, y por otro lado, y como más ancestral, está la celebración del solsticio de invierno, origen más arraigado al trabajo de la tierra. De todas formas, esta festividad se celebraba siempre al lado de la familia. A partir de ahí y durante todos los tiempos, la Navidad ha ido evolucionando hasta que ha tomado el significado de un período vacacional que ha sido motivo, como veremos a continuación, de encuentros familiares, de amigos… Por un lado hay que comentar la pérdida de autenticidad de la celebración navideña. Una fiesta que, en sus orígenes, estaba únicamente relacionada con el cultivo interior: de la fe, de la familia…Poco a poco, la globalización de la sociedad y la implantación, en un nuestro sistema, de un modelo puramente consumista, han hecho que la Navidad se convierta en uno más de los períodos álgidos de ventas: las rebajas, semana santa (en nuestro territorio con las típicas monas de Pascua)… En la Navidad el producto estrella es el regalo, da igual del tipo que sea, pero si se da el caso que llega la tía segunda por parte de padre y no trae un regalo para los pequeños de la casa, el murmurio que va a levantarse detrás de este comportamiento “completamente fuera de lugar”, hará que el año siguiente se presente, como mínimo, con un Scalestrix. Esta obligación de hacer regalos, hace que se pierda el sentido genuino de la Navidad: el estar reunido en familia i el tener a los seres queridos cerca. En la mayoría de los casos esta reunión familiar se ha convertido en algo forzado, incómodo, pesado y en cierto modo artificial, antinatural. Incluso los miembros de la familia que no se dirigen la palabra en todo el año, deben encontrarse por Navidad. Se dirigen una sonrisa forzada a modo de saludo, y seguidamente hablan del tiempo, o de política, el tema estrella, acabando la conversación, claro está, con una discusión que no se retomará hasta el año siguiente, reunidos bajo el mismo techo, alrededor de la misma mesa, comiendo el mismo menú de siempre. Eso sí, comiendo como si fuera el fin del mundo porque si no hay turrones, polvorones, gambas, y lo más caro y selecto del mercado, no son las Navidades. Por otro lado hay aspectos de la Navidad que hagan que valga la pena de que perdure su celebración. Uno de estos aspectos es la ilusión de los niños. Una ilusión que, ya viene incorporada en su carácter, pero que se intensifica en esos días tan llenos de magia para ellos. La preservación de la Navidad, en este sentido, sí que requiere un mínimo consumismo, pero ni mucho menos a los niveles a los que se ha llegado. Un niño, si sólo tiene un muñeco, aunque éste sea de trapo, va a quererlo y bien seguro que va a guardarlo y a vigilar de no perderlo ni romperlo. Si, por el contrario, los reyes magos le traen 10 juguetes el niño no sabrá valorarlos y acabará por, únicamente, esperar la Navidad por los regalos, que es lo que está pasando verdaderamente. Otra de las cosas buenas de esta fiesta es el conocido “espíritu navideño”, que aunque en la gran mayoría de los casos, se haya perdido, aún quedan excepciones que piensan que esos días son días mágicos que tienen un ambiente especial que cabe aprovechar y disfrutar con los que verdaderamente quieres. En conclusión, la idea original de la Navidad, tenía todo su sentido, que se fue perdiendo, como hemos visto, con la evolución de la sociedad hacia el sistema capitalista encabezado por el consumismo. De todas formas, la idea final, es que no hace falte suprimir la Navidad y considerar esa fiesta como algo irremediable, sino que es necesario buscar en el interior de cada uno, un poco de ilusión y un poco de alegría para encara esas fiestas con bondad, sin pretensiones burguesas, y conseguir volver a ver la Navidad como algo íntimo, personal o, como mucho familiar, pero siempre auténtico. CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

martes, 8 de enero de 2013