jueves, 21 de enero de 2010

VUELO IB4537 CON DESTINO: EL SENTIDO COMÚN

Últimamente, viajar en avión se ha convertido en algo más que la aventura que supone volar por encima de las nubes. Ahora la emoción está garantizada: Colas ante las ventanillas de facturación, más colas ante los controles de documentación, gente haciendo striptease en los controles de metales, que pitan hasta con el hierro que contienen las lentejas que se podría haber comido cualquier ciudadano de a pie la noche anterior, personas enfadadas debido a que les han hecho tirar cualquier líquido que supere una cantidad concreta… En fin, estos controles, aunque necesarios para mantener la seguridad, llegan a rozar el absurdo..
Todo este control, calificado por muchos cómo excesivo, tiene su precedente en los atentados del 11 de Setiembre de 2001, cuando se derribaron las Torres Gemelas de Nueva York. Pero aquí viene la gran pregunta: ¿Cómo es posible que entren unos pasajeros en varios aviones cargados con armas? Mi aún bastante temprana edad (tenía nueve años cuando sucedieron los atentados) no me permite acordarme de cuáles eran las medidas de seguridad en los aeropuertos en esa época, pero sí hacer una crítica de las que hay ahora. Mi primera percepción del endurecimiento de las medidas de seguridad en los aeropuertos llegó en el de París en 2002. En la sala había un cartel donde ponía que cualquier maleta que estuviera sin nadie que la controlara durante un período de más de 15 minutos sería destruida por cuestiones de seguridad, cosa que me hizo hacer el acto casi involuntario de agarrar mi maleta por si acaso. En otra ocasión he percibido ser víctima de unas normas de seguridad que en ocasiones rozan lo absurdo: Fue en el aeropuerto de Girona hace menos de un mes. Debido a la ley que prohíbe llevar líquidos de más de una cantidad irrisoria, me confiscaron la espuma de afeitar, que yo llevaba en el neceser, que a su vez estaba guardado en mi equipaje de mano; Así que me tuve que fastidiar y utilizar la de mi padre. Ahora se está implantando una nueva y polémica medida que consiste en que los pasajeros deberán pasar por un escáner que les desnude para verificar si llevan armas escondidas en los calcetines, material explosivo en los calzoncillos, habanos de contrabando en un falso bolsillo de la camisa…, cosa que está en discutible acorde con ése derecho a la intimidad que en teoría tenemos todos. El caso es que, con las medidas de seguridad que están implantando, ya nos podemos olvidar de esa famosa frase “Tenemos que estar en el aeropuerto una hora y media antes de la salida del vuelo”, puesto que será recomendable que se salga de casa el 4 de Julio si se quiere llegar el dos de Agosto al lugar de destino.
En resumen, y aquí está la contradicción que no he sido capaz de resolver, a la pregunta: ¿Son necesarios los controles en los aeropuertos? Mi respuesta es un sí rotundo, pero a esta otra pregunta ¿Es imprescindible que haya tantos controles? Sólo respondería que sí si lo que se quiere lograr es que un avión se convierta en algo más seguro que el Alcázar de Toledo. Seguridad, la máxima, pero siempre aplicando el sentido común.

1 comentario:

Teresa dijo...

Muy bien, Nil, me gusta mucho tu texto pero antes que tu abuela se aplique a criticarlo con severidad permite que te indique algún error en las construcciones sintácticas, por otro lado muy comprensibles en un texto de la extensión y complejidad del que has realizado.
"Todo este control, ....tiene su RAZÓN en los..." o "SE DEBE A...".
"hizo hacer" queda cacofónico, mejor sustituirlo por "ME IMPULSÓ", por ejemplo.
"de más de una cantidad..." iría mejor substituida por "QUE SUPEREN UNA CANTIDAD..."
Por contra, me parece especialmente buena la oración final que con su forma sentenciosa resalta y da rotundidad a la conclusión.