martes, 9 de noviembre de 2010

Impacto de los supermercados en el comercio local.

Tengo cierta curiosidad para saber dónde realizáis las compras habitualmente. Y sin embargo, estoy casi segura de que no me equivocaría en más del 15% de todos vosotros. ¿Eroski quizás? ¿O tal vez Mercadona? El Corte Inglés también podría ser un candidato…
De hecho, estas empresas de consumo, junto con Alcampo y el Corte Inglés, son las cinco grandes cadenas que controlan la distribución de comida en nuestro país. Parece casi escalofriante ser consciente de que tan solo cinco multinacionales controlan el comercio español delante de la gran cantidad de tiendas alternativas que existen.
Si buscamos el origen de este suceso, llegamos a la conclusión de que nosotros mismos nos hemos auto conducido a ésta terrible situación. Pero superficialmente, no somos culpables. No lo somos debido a que en el siglo XXI los consumidores damos especial interés a la comodidad, y como no, es más sencillo ir a una grande superficie donde tienes cualquier producto a tu alcance que ir de tienda en tienda en busca de aquello que te falta para hacer la cena de las nueve. La comodidad, las promociones 2X1 que tanto llaman la atención, los bajos precios… ¡Casi nos consiguen engañar!

La realidad que se esconde tras la creación de éstas multinacionales, sin embargo, no parece ser tan brillante. Miles de familias campesinas, que desde sus inicios se han dedicado a la producción y a la venta de alimentos con la finalidad de subsistir, se están viendo afectados por los grandes supermercados e hipermercados. Debido a la desaparición de la relación directa entre campesino y consumidor y a los bajos precios que les ofrecen las grandes empresas por la compra de sus alimentos, éstos no tienen más remedio que dejar sus cultivos y ponerse a trabajar como empleados en alguna empresa. Su economía se ve gravemente afectada y muchos terminan enterrados por la miseria.
Lo que quizás el Estado, que al fin y al cabo tendría que ser el que pusiese fin a éstos sucesos, no ha pensado, es que si los agricultores españoles dejan de producir, los alimentos tendrán que importarse des del extranjero. ¿Y que humillación más grande hay, como gobernante, que ver a tu país empobreciéndose y a las demás potencias mundiales enriqueciéndose a costa de tus pérdidas en el sector primario?
Además, la importación de productos supone un riesgo y un problema medioambiental, ya que conocemos, por mala suerte, gran cantidad de desgracias relacionadas con vertimientos de productos tóxicos en los mares y emisiones de gases que incrementan el efecto invernadero.

A su vez, los comercios locales, cuáles productos son ligeramente más caros que en los grandes almacenes debido a la relación mucho más equilibrada y justa entre agricultor y comprador, se ven obligados a cerrar y a abandonar sus lugares de trabajo. Según un estudio realizado por la Iowa State University, en un período de tan solo doce años se habían cerrado más del 50% de tiendas locales. Con ello, muchas personas de poca movilidad, ya sea por problemas físicos o por falta de medios de transporte, se han visto olvidadas e ignoradas de ésta red de consumo ya que no tienen facilidad para llegar hasta las grandes superficies normalmente situadas a los alrededores de las grandes ciudades. Incremento de bolsas de plástico, empaquetados, humos liberados mediante la combustión de gasolinas para trasladar la mercancía hasta el hipermercado indicado… son otros de los muchos efectos negativos de ésta sociedad moderna.
Y que no nos intenten hacer creer mediante sus productos de comercio justo y ecológico en sus estantes que no son tan malas como parecen, porque detrás de todos éstos se esconde un negocio alimentado por el interés económico.
De igual modo, también soy consciente de que no vamos a poder cambiar esta sociedad radicalmente. Y es más, si tengo que ser sincera (y de eso se trata) yo también compro en las grandes superficies porque de igual modo que soy consciente de los efectos negativos e intereses capitales que se esconden detrás de éste negocio, también soy consciente de que para los consumidores éstos suponen un beneficio y más en tiempos de crisis. Por eso considero que las mejores actuaciones que podemos llevar a cabo para reducir éstos impactos y que no nos suponen grandes sacrificios ni pérdidas serían, por ejemplo, ejercer un consumo responsable, ayudar a impulsar el comercio local, ir al mercado del pueblo y comprar fruta y verdura para toda la semana y intentar establecer de nuevo una relación más directa entre nosotros y los agricultores, ya que si fuéramos un poco curiosos, deberíamos de estar enterados de qué es lo que consumimos y de donde proviene.

Lídia Puyals Boix

1 comentario:

Teresa dijo...

Lidia:
Haces un trabajo más que loable de información previa y argumentas con orden y cohesión, permitiéndote rasgos de estilo como las interrogaciones retóricas.
Sólo te desmerece algo el texto algunos errores de ortografía y catalanismos que se escapan tontamente a lo largo del trabajo: "DESDE el extranjero" y no separado; "GRAN superficie" y no "grande"; los determinantes no llevan tilde; "CUYOS productos" y no "cuáles"; "E intentar" en vez de "Y i" y, por último "DEBERÍAMOS" y no "deberíamos de..."
¡Enhorabuena! pero, cuidado con estos detallitos.