martes, 25 de enero de 2011

Irse de casa.



Según el diccionario, emanciparse significa: Liberar respecto de un poder, una autoridad, una tutela o cualquier otro tipo de subordinación o dependencia.
Hace unos años, irse de casa formaba parte de un proceso rudimentario de la vida de cualquier persona, como ir al instituto o ponerse a trabajar.
Siempre llegaba un momento en que el hombre o la mujer se emancipaban, de un día pasaban a depender simplemente de ellos mismos, cómo hacía todo el mundo.
Se puede decir que ésos abuelos o padres que un día se emanciparon, lo vivieron como algo común, cosa que nos indica que tenían bastante más autonomía que nosotros.

Hoy en día en una tienda de video juegos, es más frecuente de encontrar hombres que aún viven con sus padres que niños.
Me pregunto porque a los jovenes de hoy en día les cuesta tanto emanciparse. La comida de las madres esta tan buena como la de las abuelas, además existen los “tuppers” y neveras, cosa que hace que éste hecho de la emancipacion no parezca algo tan duro como es.
Pero esta libertad tarduna o a veces, que nunca consigue llegar, no es un hecho que depende únicamente de los jóvenes, sino que es una consecuencia de nuestro sistema capitalista en si:
Hoy, encontrar un trabajo estable requiere años y años de estudios y trabajo, asi que no es tan fácil conseguir los requisitos necesarios para irse de casa.
Además, en muchas ocasiones los hijos se quedan en casa de los padres de por vida, al no poder adquirir una renda que les permita la compra o alquiler de un piso.

En nuestro caso, emanciparse es algo necesario en la mayoría de nuestros casos, ya que los estudios nos exigen desplazarnos a la ciudad.
Los padres e hijos podrían hacer una obra entera de opera al más puro estilo renacentista de éste hecho.
Se pasan el curso planificarse cómo gastar más dinero en residencias para que su niño esté cómodo y no tenga la más mínima preocupación (cosa típica de los padres de hoy en día).
Pero además, los niños asienten llamándose inutiles a sus propios seres, alegando lo difícil que es ir a comprar espárragos despues de un duro día de estudio y trabajo en la universidad, ya que pelear con las neuronas es un trabajo de expertos.
Hubo un día en que los jóvenes luchaban por su educación trabajando de día y estudiando una carrera en horario nocturno.
Pero hoy si no tenemos una “chacha” con gorrito y delantal al estilo ciento un dálmatas las cosas son muy difíciles y costosas para nosotros.
Yo tengo unas ganas locas de irme de casa y de batir el récord cocinando la ensalada más grande y con más ingredientes que una universitaria pudo comerse.

1 comentario:

Teresa dijo...

Está bien, Natalia pero debes vigilar las faltas de ortografía, haces demasiadas y te lo penalizarán en Selectividad.
No relajes el estilo y mantenlo siempre en un nivel alto.