viernes, 14 de noviembre de 2008

Y es que todos somos expertos en el tema.

El caso de Hannah Jones, ha reabierto el debate sobre la eutanasia en muchas partes del mundo, y es que realmente, no hay para menos, el caso de esta chica ha tocado hondo en los corazones de la gente y, evidentemente, la gente ha hablado de ello.

Estos días en los telediarios hemos podido ver a las que yo denomino “señora que pasaba por ahí” (mujeres, aunque a veces también hombres, que sin saber nada del tema, opinan sobre él para salir en televisión) diciendo que esta niña no tiene derecho a morir o que deberían haberla convencido de que se sometiera al transplante de corazón. Antes de nada, si hay algún derecho que todos tenemos ese es el de la muerte, así que recomendaría a la gente que no quisiera elegir si debe seguir viviendo o no una chica a la que hasta hace tres días, no conocían absolutamente de nada. Y segundo, en el hipotético caso de que la conociesen de algo, no tienen ningún derecho, ninguno, a decidir sobre la vida y muerte de alguien que no sean ellas mismas.

Mi retorcida mente, no ha podido evitar que este caso me llevara a recordar el de otra niña pequeña de la cual se habló demasiado, sí señores, la pequeña niña rubia de ojos encandiladores Madeleine.
En ambos casos, me encanta el hecho de que en todo el mundo se cree detective o médico y tiene derecho a opinar y decidir sobre si Madeleine fue raptada o no por sus padres o de si Hannah puede o no morir.

Lo peor es que no sólo son las “señoras que pasaban por ahí” las que opinan sobre el tema como si tuviesen algo que decidir en ello, sino que algo mucho más influyente en nuestras vidas lo hace también, los medios de comunicación.
Estoy totalmente de acuerdo en que estos casos tienen que ser explicados, pero, al tanto, explicados no comentados o debatidos, y eso es lo que odio, que programas sensacionalistas en la línea de “Está Pasando” o “Aquí hay tomate” se dediquen a meter cizaña y a llevar a “especialistas”(y porque no es correcto poner más comillas en un palabra…) a sus programas para que hablen sobre la vida y hechos de estas dos chicas.
Y esto es lo que lleva a mis queridas “señoras que pasaban por ahí” a creerse en el derecho de poder opinar y despotricar sobre cualquier tema con total tranquilidad.

Así que, recordad, si nunca queréis salir por la tele, estad en el lugar adecuado en el momento adecuado, no falla. Pero si aún queréis más y queréis tener un programa muy visto, montad una carnicería de carne humana en vuestro programa. Tampoco falla, porque la sangre, al igual que la eutanasia o los casos de secuestros, da morbo, el morbo gusta y si gustas tienes audiencia.

1 comentario:

Teresa dijo...

Ergo..tirando del cable se llega al espectador.También yo os he pedido que opinéis aunque me gustaría que quedara claro que opinar no tiene que suponer faltar el respeto a nadie, opinar sobre el tema en general, no ORDENAR lo que los demás deben hacer.
Estoy muy de acuerdo contigo en que lo más vergonzoso en estos casos es el uso que hacen algunos medios de comunicación, es indecente y debería, eso sí, estar prohibido y sancionado.