Blanca navidad

Cada año por las fechas finales del mes de diciembre, en todos o casi todos los países del mundo, se celebran unas fiestas mágicas. Estas grandes fiestas acostumbran a estar adornadas por el blanco de la nieve, una nieve que tiene el simbolismo del placer navideño. Y es que este placer lo espera cada habitante de este planeta, aunque algunos de ellos no lo quieran reconocer.
La navidad actualmente es una forma de cordialidad hacia las demás personas, es un día en el que todo el mundo muestra el lado más positivo de su vida, y sobretodo saca de dentro de sí mismo el mejor carácter.
Mi recuerdo, esa navidad llena de notas musicales, esa navidad llena de regalos, es navidad placentera, no es más que el reflejo de una dulce infantesa durante el transcurso de la noche del 24 de diciembre, la noche en que Papa Noel nos trae unos fantásticos regalos. No existe otro recuerdo mejor que este.
Cuando yo tenía diez años, que bonita era la Navidad, día tras día del largo y pesado año, yo sólo podía pensar en una cosa, el regreso de Papa Noel, con su mejor regalo, la Navidad.
Ahora más bien la veo desde otro punto de vista, cerca de mis 18 años, veo la navidad como una gran oportunidad para reunirse con la familia, una oportunidad para hablar con ella, para verla y sobre todo, para pasar un día de noche buena cerca de la chimenea, comiendo dulces, hablando con ella y disfrutando de la blanca Navidad.
La Navidad no debe de ser olvidada de ninguna manera por la bondadosa humanidad, de ser objeto de caridad, algo inmutable e inmortal, debe de ser reconocida siempre como la “Blanca Navidad”.