jueves, 10 de diciembre de 2009

La reforma de lo sanitario

Actualmente en Estados Unidos hay un sistema de sanidad privada, en la que las revisiones médicas y operaciones se pagan del bolsillo excluyendo así de la salud (un derecho supuestamente fundamental según los derechos humanos), a todo aquél quien no se pueda permitir ni una visita de cinco minutos con su médico de cabecera.

Pero ahora ha salido el salvador de la plebe, el mesías del proletariado americano, aquél quien, supuestamente, va a sacarnos de una crisis, reducir la contaminación producida por China y por su propio país, salvar a otro de los talibanes y "reformar" la sanidad del lugar donde el capitalismo está más arraigado...si encima le tiene que quedar una mano libre para saludar al Q20 en su afán de protagonismo dentro del noticiario, personalmente, creo que va a tener que sudar.
Por que una reforma que ayuda a los más necesitados (legalizados, no nos pasemos) haciendo un repartimiento tan equitativo como se pueda no es tarea fácil.
En un país en el que el capitaliso feroz es el indiscutible líder al presidente le va a costar convencer a cientos de millones de patrióticos y orgullosos ciudadanos americanos de que si hay otras personas, sean de la raza y color que sean que necesitan asistencia médica en un momento dado, la puedan conseguir gracias a los impuestos destinados a sanidad, algo que, de momento, brilla por su ausencia en la mayoría de condados.

Creo que no hace falta remontarnos mucho tiempo atrás para encontrar uno de los más escalofriantes casos de los que tengo constancia sobre la enorme injustícia del actual sistema sanitario de EEUU.

El pasado 19 de junio de 2007 moría en sala de espera del Hospital Kings County de Brooklyn (Nueva York), una mujer negra de 49 años tras estar cerca de una hora inconsciente tirada en el suelo.
Aunque sufrió convulsiones, ninguna de las 15 personas que la vieron (se puede apreciar perfectamente la gracias a una cámara de seguridad) mostró intención alguna de ayudarla.
Solo hasta que unas enfermeras optaron por el poco honroso pero efectivo "puntapié de fiambre" para comprobar la consciencia de la ¿paciente? alguien reparó en el dramático fallecimiento de la pobre mujer.

Casos como ésta se suceden a lo largo de los años en hospitales de todo el país por culpa de una consciencia, si se la puede llamar así, de preocuparse solamente por su más íntimo círculo de familiares y conocidos.

De poder traspasar las barreras legales y de intereses de los grandes mandatarios estadounidenses, Barack Obama deberá tomarse una buena taza de café antes de dirigirse a ésa multitud de patrióticos y orgullosos americanos.

1 comentario:

Teresa dijo...

Vale, Andreu, por fin un trabajo tuyo, y muy correcto PERO ahora se trata de que lo presentes con puntualidad así que ya te estás moviendo para colgar el que toca sobre los controles en los aeropuertos.