sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Vuelta al keynesianismo?

Cuando en 1980 Ronald Reagan resumió su pensamiento económico en la frase: “El estado no es la solución, es el problema”, era imposible imaginar cuánto iba a calar hondo en las sociedades occidentales durante el ultimo tercio del S: XX; Estados Unidos aún estaba sufriendo las consecuencias de la crisis del petróleo. Durante los años setenta, el gobierno de Jimmy Carter intentó salir de la crisis mediante la intervención del estado en la economía, siguiendo con la tradición económica imperante en el mundo capitalista desde la crisis de 1929. Dichas recetas consiguieron frenar el crecimiento del paro, pero la emisión de dinero público hizo que la inflación creciera, provocando así serios problemas a la clase media, a los rentistas…. Desde un punto de vista macroeconómico, era preciso contener el gasto público. Surgió así el pensamiento neoliberal, que sentaría las bases de las políticas de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que se dedicaron a recortar el papel del estado en la economía.
Estados Unidos nunca ha sido un país donde el estado haya influido mucho, pero sí que lo hizo durante los cincuenta años de medidados del S: XX. Lyndon Jonshon intentó crear algún tipo de sanidad pública, el famoso Medicare, o Medicaid, que, aunque nunca fue ejemplo a imitar, sí que garantizaba un mínimo de salud para los estratos más bajos de la sociedad. Así, como ya se ha dicho anteriormente Reagan eliminó el presupuesto del Medicare y lo hizo casi desaparecer. La teoría económica neoliberal tiene que ir acompañada, como todas las teorías, de algún razonamiento moral y filosófico que la sostenga y la haga aceptable: Negar el derecho de las personas a la sanidad es comúnmente aceptado como algo “malo”, y si un político dijera eso en una campaña electoral, estoy convencido de que no ganaría unas elecciones, pero decir que el estado no debe intervenir en la economía porque eso dificulta el funcionamiento del libre mercado y hace que la gente no tenga incentivos para trabajar, que es decir lo mismo pero en términos más generales y de un modo más edulcorado, sí que puede llegar a convencer a mucha gente. La gran pregunta que tengo a la que ningún defensor del libre mercado sin estado me ha respondido aún de forma coherente es la siguiente: Si la sanidad es ofrecida por empresas, que evidentemente tienen ánimo de lucro, ¿qué pasa con aquellas personas que no se puedan permitir el lujo, y válgase la paradoja, de curarse cuando estén enfermos? Pues que estas personas se ven abocadas a contraer deudas que pueden llegar a ser astronómicas, condenándose a la proletarización y a la miseria para el resto de sus vidas. El sistema de libre mercado es el sistema con que más probabilidades se tienen de hacerse rico, gracias a que no existen apenas los impuestos, y que el estado no regula nada, pero también es el sistema que más riesgo da a las clases medias de empobrecer en caso de que se tuerzan las cosas. Volviendo a temas históricos, los años ochenta fueron de gran prosperidad para Estados Unidos y Europa Occidental: La privatización de servicios públicos trajo consigo un montón de dinero líquido que se tradujo en un incremento de la inversión, una reducción del paro y elevadas tasas de crecimiento, cosa que hizo que muchos partidos políticos adoptaran entonces la ideología neoliberal, incluso algunos socialistas desarrollaron ésta. En 1992 se sentó en el despacho oval de la Casa Blanca un demócrata después de 12 años de presidencia republicana, se trataba de Bill Clinton, quien intentó deshacer un poco el camino recorrido por Reagan: Hizo un ambicioso programa de sanidad pública, pero doce años de neoliberalismo calan hondo en cualquier sociedad, y ése no fue aprobado debido a que el presidente no contó con el apoyo suficiente, ni siquiera de muchos demócratas. Ahora Barack Obama lo intenta de nuevo, pero con un programa bastante más ambicioso que el de Clinton. Según los analistas, éste tiene más posibilidades de sacarlo adelante que Clinton, y es que la sociedad americana ha cambiado desde entonces. Los tiempos de bonanza económica ya son tema que solo se trata en los libros de historia, dado que ahora estamos sufriendo la crisis más grande desde el crack del 29, y el neoliberalismo ya no es ni incuestionable ni incuestionado, sino que ha demostrado que en crisis de deflación, cómo la actual, es bastante ineficaz; Además, desde un punto de vista social, ha dejado desamparados a cuantos estén en riesgo de perder el empleo, ya que esto en América significa no tener derecho ni a un subsidio de paro: Ya no sirve decir que quien no trabaje es porque no quiere, sino que el trabajo es un bien, o un lujo, según el país, escaso.
En definitiva, es necesario que el plan de Obama sea solo la punta del iceberg de reformas económica que se hagan en Estados Unidos para crear más regulación y control. Soy consciente de que tratar sobre temas macroeconómicos puede parecer que dista mucho del tema de discusión de la semana, pero creo que para debatir el tema es necesario exponerlo de esta forma, en que se vea que sanidad pública o privada no es solo un tema sobre las aseguradoras médicas, sino sobre las diferentes concepciones de entender la economía.

1 comentario:

Teresa dijo...

Nil:
No te alejas en absoluto del tema, al contrario, entras en él con tanto detalle que me has dejado mareada entre datos.
Te comento alguna expresión mejorable y nada más porque el contenido no puede ser más exhaustivo (exagero un poquito pero poco)
Deberías escribir ó "cuánto iba a calar" o "que iba a calar hondo" pero no todo a la vez.
Debes escribir "garantizaba un mínimo de asistencia sanitaria" NO "de salud".
También mejor algo como "el sistema de libre mercado es el que mmás fácilmente permite hacerse rico.