sábado, 6 de marzo de 2010

Ya no vale decir: Borrón y cuenta nueva

Más nos vale olvidar-nos de Copenhague, pues ya llevamos acumuladas suficientes decepciones. En esta cumbre (COP15), nos ha defraudado los políticos y los gobiernos. Han fracasado científicos y organizaciones sociales. Ha quedado demostrada la ineficacia del sistema y de sus herramientas de regulación. Pero lo más desesperante de la cuestión, es la duda que se cierne sobre la naturaleza de la raza humana. ¿Somos una especie destructiva? ¿Es el ser humano irrespetuoso por naturaleza? ¿No somos capaces ni de conservar y respetar el planeta que nos da la vida y mantiene nuestra existencia?
En la red hay división de opiniones. La gran mayoría está totalmente de acuerdo en considerar la Cumbre de Copenhague sinónimo de fracaso. Incluso algunos lo han adoptado como símil literal: “La fiesta de cumpleaños fue una cumbre de copenhague, no salió nada bien...”. Hace faltar añadir que este grupo se subdivide en los escépticos que ya predijeron el fracaso, de los optimistas que esperaron el desenlace de las reuniones antes de sacar conclusiones y, como no, de los oportunistas que sin criterio alguno, se alimentan de las opiniones de los demás.
Aunque el grupo de los decepcionados con la cumbre es muy amplio, también encontramos individuos que consideran la cumbre un éxito parcial. Su principal argumento es que el mundo se enfrentaba pro primera vez a un encuentro político y social de esta magnitud. Y por eso, por el gran número de países y personas que participaron, ponerse de acuerdo era toda una hazaña. Además, encuentran un útil este tipo de reuniones, porque aunque no se llega a ningún pacto determinado, sirven para crear debate social y augmentar la participación de la sociedad en la protección del planeta.
¿Cuál es mi opinión? LA COP 15 no ha sido sólo un fracaso, una derrota garrafal de la sociedad moderna, sino que además ha dejado al descubierto la cruda realidad: No queremos llegar a un acuerdo. En Copenhague no había que discutir un cambio de paradigma, no se tenia que planificar un nuevo sistema más justo y sostenible, no. Solo era preciso realizar un acuerdo vinculante sobre la reducción de emisiones. No se discutía acabar con todos los elementos contaminantes, solo reducir las emisiones. El objetivo era renovar el protocolo de Kioto (Diciembre de 1997), incluyendo a EEUU, y las potencias emergentes de China y la India. ¿Que significa que había muchas opiniones y posiciones diferentes entre los participantes en la cumbre? ¿No se supone que el cambio climático es el eje principal de la política de la mayoría de gobiernos? ¿No ganó tantos votos Obama hablando de la protección del planeta? ¿Es tan difícil acordar la disminución de emisiones y el control de los vertidos tóxicos?
Para dotar de más credibilidad a mi razonamiento, aquí tenéis un resumen de la orgía danesa: La primera parte fue muy divertida. Resulta que los americanos se dedicaron a comerciar con chinos y indios y discutir sus relaciones comerciales. Pobre Obama, no le dijeron que la cumbre era para discutir sobre el cambio climático... A este, le siguió Sarkozy, que ni corto ni perezoso, dedicó sus “vacaciones” en copenhague, a hacer campaña electoral. Propuso un impuesto del 0,01 % a los flujos financieros mundiales, el producto del cual (500 millones en 20 años) se destinaría a ayudar a las naciones mas expuestas a los efectos negativos del cambio climático para que se dotaran de energías renovables. Después lo vendió a los medios, los que lo bautizaron como “Plan Sarkozy” y lo fueron difundiendo por el planeta. Eso sí, no se lo comentó a ninguno de los otros “peces gordos” de la cumbre. Que generoso que es el señor Sarkozy... Otro que también se lució fue Rusia. Que progresista y ecológico que es el señor Dimitri Medvedev. Se comprometió a disminuir de aquí al 2020 las emisiones rusas un 25% respeto las del año 1990. Lástima que des de la caída de la Unión soviética en 1991 hasta hoy, las emisiones de este país ya hayan disminuido un 33%. Eso significa que Rusia pretende augmentar todavía más sus emisiones para no frenar su crecimiento, y además, pretende hacerlo vendiendo a la opinión pública que las esta reduciendo. Que gran estrategia Putin, suerte tienes de contar con una marioneta como Medvedev.
Y eso es todo amigos, el resto de países contempló como los estados más contaminantes (EEUU, China, Rusia etc. y la mayoría con derecho a veto en la ONU) jugaban y se divertían en Copenhague como si se tratara de una excursión escolar. La cumbre se acabó con una delcaración de intenciones, menos de lo poco que ya teníamos con el Protocolo de Kioto.
El mayor problema del fracaso de Copenhague es que la Tierra no entiende de cumbres globales, negociaciones políticas o intenciones a largo plazo. Mientras sigamos modificando su equilibrio y aniquilando los seres que se ocupan de este (animales, plantas...), ella seguirá su cambio constante. Pero lo más gracioso del asunto sigue siendo que a ella no le importa que la destruyamos, será la raza humana la perjudicada. El ser humano, el único ser capaz de destruir su hábitat conscientemente.

1 comentario:

Teresa dijo...

Gerard,se mire por donde se mire, has hecho un buen trabajo: Tu opinión queda clara gracias a que no pierdes la linea de argumentación que quieres seguir y a que la expresas con precisión y orden, el estilo entre elaborado y sarcástico (parodia e ironía en su justa medida) y una buena información previa para elaborar tu opinión personal.
Ante todo esto, lo de menos son las dos o tres faltas de ortografía (algún catalanismo como olvidar-nos o augmentar que deben ser olvidarnos y aumentar)que se te han colado.
Sólo te ha faltado una expresión, tú no la debes conocer, que aparecía al final de los dibujos animados de Warner Bros: ¡Y eso fue todo, amigos!