viernes, 18 de enero de 2008

redacción- instituto misterioso


Eran más o menos las tres de la tarde, de un viernes soleado y caluroso. No tenía ganas de ir a casa ni de quedarme con mis amigos. Esa mañana me había peleado con mis padres, y como me quedaba a comer en el instituto no los vi más. Con mis amigos estaba bien, pero yo me sentía mal, y quería estar sola. Entonces pensé, voy a dejar los utensilios del colegio en la escalera de mi casa, así no se dan cuenta mis padres, que me voy a hacer una de mis excursiones habituales.
Ese lugar era precioso el césped verde, flores amarillas, rojas, naranjas, de todos los colores, de fondo se sentía un riachuelo. Sola, pensando, me quede dormida y empecé a soñar…
De pronto abrí los ojos, el cielo azul con él que los cerré se había ido, era un cielo extraño pero igual de bello, con las nubes enrojecidas y detrás de ellas un cielo blanquecino que se mezclaba con un azul sin sol, mire el reloj y era bastante tarde y me puse a caminar hacia mi casa.
En el camino de regreso tenia que pasar por en medio del pueblo, me sabia el recorrido como la palma de mi mano, y como normalmente camino sin mirar hacia arriba no tenia porque asustarme. De pronto noté un olor extraño, era un olor a azufre, levanté un poco la cabeza y vi con asombro que las casas no eran como las recordaba, sabia que ese era el camino pero no se veía como tal.
Para volver tenia que pasar por el instituto, era un instituto bastante grande para los alumnos que tenia diez pisos, pero solo se usaban los cinco primeros, tenia un color un poco extraño de describir, pero por dentro cambiaba, siempre había alguien que subía y bajaba, siempre alegre estaba. Pero ese día lo vi muy gris y extraño, como las casas por donde pase antes, y al final pensé que era esa luz, ya que todo había cambiado. Al acercarme a la puerta de entrada vi un cúmulo de gente en círculo, a mis padres, también a todos mis amigos, profesores y otros padres.
Me resulto extraño ver como mi madre se abrazaba a mi padre y todos mis amigos llorando, y otros muchos señalando a lo alto del gran edificio triste y gris. Al acercarme pisé un gran charco de pintura roja y dije a mis adentros “estos de plástica siempre tienen que hacer un desperdicio de los materiales escolares, pero bueno, un error lo puede tener cualquiera”. Grité a mi madre pero ni me miro, pensé que aun estaba enfadada y no me quería ni hablar. Al ir hacia a ella, me quedé anonadada de lo que estaba observando. Era yo, pero no podía ser ya que estaba allí al lado de mi madre. Ella se tira al lado del cuerpo que se me parecía y lo abraza muy fuerte, y sentí como un calor por mi cuerpo, mi padre se alejaba y se alejaba de la multitud. Entonces entendí lo que había pasado. Lo recordé todo ,quería devolverle el abrazo a mi madre, quería irme a correr con mi padre como de pequeña, quería acabar los estudios, quería ir con mis amigos a divertirme, quería pasear a mi perro, ver crecer a mi hermana, quería sentir frío y calor, quería sentir el amor, el cariño perdido el que ya no sentía, quería…
Me di cuenta que era demasiado tarde, me di cuenta que no valía la pena hacer esfuerzos.
Y porqué lo hice, me pregunte, hasta que mi pregunta tubo respuesta y me eché a llorar sola al comprender lo débil que fuí.
Al abrir los ojos vi la puerta del instituto abierta con una luz blanca muy fuerte y me llamaban desde allí, no quería ir, me daba miedo pero decidí ir.
Y desde entonces repito cada miércoles el suceso que fabriqué…

1 comentario:

Teresa dijo...

Yanina:
Aunque el tema pueda estar ya muy visto, lo cierto es que me gusta mucho cómo lo tratas, cómo consigues generar una sensación de intranquilidad con la descripción del paisaje y sobre todo me gusta mucho que todo se adivine sin que llegues a decirlo nunca.
Los errores se encuentran en las faltas de ortografía y en algunas expresiones algo forzadas o incorrectas, pero esta vez todo queda minimizado por la fuerza y el enfoque de la historia.