lunes, 24 de noviembre de 2008

EL PROCESO DE BOLONIA O CÓMO ACABAR CON LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

El año 2002 fue cuando por primera vez la mayoría de los mortales oyeron hablar del llamado “Plan Bolonia” o “Proceso de Bolonia”. Aun así, los gobiernos Europeos ya habían firmado el año 1998 la Declaración de la Sorbona, en que ya se hablaba de la creación de un Espacio Europeo de Educación Superior (de ahora en adelante EEES), a fin de fomentar la movilidad y las posibilidades de empleo de los estudiantes europeos, i en 1999 se firmaba la Declaración de Bolonia, con seis objetivos relacionados con calidad de los estudios, convalidación y movilidad a nivel europeo. Hasta aquí, ciertamente, todo nos puede parecer más que correcto.

Aún así, la creación del EEES se está haciendo de la peor de las maneras. Cuanto más avanzan los proyectos, más vemos que se persigue la desaparición de la Universidad pública tal y cómo la conocemos hoy en día. Algunos lo han llamado chapuza, pero yo dudo mucho de que sea una chapuza. Es algo hecho de forma totalmente premeditada y estudiada. Los puntos más criticados por parte de sindicatos y asociaciones de estudiantes, son básicamente tres: La adaptación de todas las titulaciones a cuatro cursos académicos, la entrada de capital privado a la financiación de la universidad pública y la imposibilidad de combinar estudios universitarios y trabajo.

La adaptación de todas las titulaciones a cuatro años implica la desaparición de la tradicional diferenciación entre carreras técnicas o diplomaturas y superiores o licenciaturas. Aunque sea un hecho que a simple vista parezca positivo, es en realidad muy negativo. Primeramente, la desaparición de carreras de tres cursos, implica que mucha gente no se atreva a cursar unos estudios universitarios, ya que estos tienen un nivel de exigencia más ligero, que permite una entrada a la Universidad más llevadera. Por la otra parte, las carreras superiores y licenciaturas, en verse reducidas en uno o más cursos, quedaran cojas. Unos estudios de este nivel no serán necesarios para incorporarse al mercado laboral. Consecuencia, postgrado. Por ejemplo, un graduado en magisterio, derecho o ingeniería civil deberá realizar un master para trabajar en aquello en que, hasta ahora, podía trabajar sólo con la carrera. El detalle importante es que los estudios de postgrado aún realizarse en la Universidad Pública, se pagan a precio de mercado, por lo cual la derrama para enseñanza superior se verá muy reducida, además de limitarse el acceso a la universidad a una minoría, volviendo a esa universidad elitista de tiempos pasados.

Otro gran inconveniente que presenta el EEES es la financiación de la universidad pública con capital privado. En un mundo en que el poder de las empresas es tan fuerte, permitirles a estas participar de la enseñanza es un es un puñal en toda la espalda a los objetivos clásicos de formación del Alma Mater. ¿O es que parece muy imparcial que McDonalds financie una universidad francesa a cambio de participar en la redacción del programa de las carreras de Industria Alimentaria (en España Ciencia y Tecnología de los Alimentos), Veterinaria y Dirección de Empresas? ¿O que el programa del Grado en Sociología de la UAB, elaborado en convenio con varias empresas, excluya el marxismo, anarquismo y otros movimientos obreros? Por esta vía el único destino es una universidad sierva de las grandes multinacionales e intereses financieros. Es, a largo plazo, el fin de muchos estudios humanísticos, como la filosofía, las filologías o la historia. Estudios que quizás no sean rentables para la sociedad globalizada, pero en los que también se aguanta, la estructura de cualquier estado moderno.

Por otra parte, la imposibilidad de combinar trabajo y estudios ayuda a crear una universidad elitista, a la que solo pueden acceder aquellos que se pueden permitir vivir sin trabajar durante la carrera. Quizás sea cierto que la mayoría de nosotros podemos permitírnoslo, pero es una cuestión de solidaridad, de pensar que la universidad tiene que ser para todos y no solo para nosotros.

Otro hecho que me gustaría aprovechar para comentar es la manipulación informativa que encontramos tras este tema. Las teles presentan los manifestantes como exaltados que se encaran a la policía, cuando el Ayuntamiento había denegado que la protesta pasase por las Ramblas (más que nada para que no lo vean los turistas que no hace cosmopolita). Se hacen debates radiofónicos y no se llama a intervención a miembros de los sindicatos y asambleas de estudiantes. Se desplaza un equipo a las facultades ocupadas como protesta y solo hablan el rector de la universidad o el consejero de Universidades de la Generalitat. Vamos, grandes ejemplos de la pluralidad de puntos de vista tan propia de nuestros medios.

Resumiendo, la implantación del EEES es un proceso que se nos está vendiendo cómo fantástico, cuando realmente no nos aporta nada positivo, y además, se desde el poder se hace cree que quien se queja de él es un joven exaltado y revolucionario con demasiada literatura romántica en la cabeza. Por todo ello, es importante, básico, que nosotros, como universitarios en potencia que somos, mostremos nuestro rechazo a tal proceso.


Documentos sobre el tema:
SEPC (Sindicat d’Estudiants del Països Catalans)
http://www.sepc.cat/documents.php
CAF (Coordinadora d’Assembles de Facultats de la UAB) http://cafuab.wordpress.com/

2 comentarios:

Teresa dijo...

Quim:
No sé qué decirte. Exhaustivo no podías serlo más. Correcto, preciso y riguroso en el redactado tampoco. Y para rematarlo, incluyes bibliografía (aunque sólo es de una de las dos posiciones)
Ya se ve que el tema te interesa y espero que con tu habilidad redactora consigas contagiar el interés a tus compañeros estudiantes. Para bien o para mal esta ley os afectará. ¡Ah! en castellano es Bolonia.

quim dijo...

Hay bibliorafía de as dos partes e la web del spec (cómo un articulo del semanario Presència).

Por otra parte también esper que los demás lo lean.

QUIM