miércoles, 29 de septiembre de 2010


"DIOS NO EXISTE"
Hace unos días, Stephen Hawkings, físico, cosmólogo y divulgador científico del Reino Unido, afirmó que Dios no existe en los medios de comunicación. Como es lógico, creo una gran polémica, pues ya no hablamos de cristianismo o judaísmo, sino de la creencia de un ser superior de un 85% de la población mundial. Y nos preguntamos, ¿existe Diós? ¿Nos lo puede demostrar la ciencia?
Desde ya la Prehistoria, los seres humanos, antes del homo sapiens sapiens incluso, ya tenían sus primeras y primitivas religiones y sacrificios, simples indicios de lo que vino más tarde. De hecho, en los yacimientos de Atapuerca, se encontraron fosas con huesos humanos que servían de alimento (el homo antecesor era caníbal) y de ritual para sus divinidades. Estas divinidades no tenían nada que ver con la moral y la ética, sino en los fenómenos y elementos la natura que determinaban su supervivencia o no, como las lluvias, la luna, la caza o el fuego.
Más tarde civilizaciones como la egipcia perfeccionaron estas creencias mitológicas personificando estas divinidades, con historias, relaciones entre ellos y sus iras y bondades. Curiosamente, el faraón, el que gobernaba en todo Egipto y parte de Etiopia, era uno más de ellos, y por tanto su presencia debía ser temida y admirada. Es en este momento que la creencia paso a ser una religión, con templos y tumbas mastodontes y sacerdotes que dominaban los venenos y las curas. Uno de sus rituales más famosos ya sea por el cine o la morbosidad de los tesoros que había, es la momificación, que consistía extraer los órganos vitales (hígado, cerebro, vísceras y páncreas) del muerto embalsamado y mantenían en él el corazón, que sería pesado en una balanza. Si su peso era más ligero que la pluma de Isis (la justicia) iba al paraíso, sino, era devorado por un animal monstruoso.
En Grecia ocurre un gran cambio que viene dado por unos parámetros que estas islas repartidas por el Mediterráneo poseían a diferencia de las otras grandes civilizaciones de la época antigua: no tenían un rey poderoso, sus dioses habían perdido su autoridad a causa de sus pecados, ambiciones y mala imagen y grandes comerciantes (Tales de Milet entre otros) trajeron de sus viajes por Persia, Egipto y otras civilizaciones avances técnicos y tecnológicos. En ese momento los sabios de entonces deciden poner un orden a todo ese caos que veían, contestarse sus preguntas sobre la natura, que antes habían simplificado con mitos y leyendas que contaban los oráculos. Sus descubrimientos, basados en la observación y el experimento recuerdan al después llamado método científico. Poco a poco, la mentalidad va cambiando , la curiosidad y la libertad de pensamiento surge. Pero todos esos avances de pensamiento quedan cortados secamente por personajes como Pitágoras y Platón, cuya forma de entender el saber es mediante la reflexión y la meditación, cerrando los ojos a la madre naturaleza y al ser humanos, prefiriendo la perfecta divinidad, privando de sus ciencias (geometría y matemáticas) a los que no seguían su secta.
Es así como durante prácticamente toda la Edad Media, las ideas de Platón fueron las ideas que se insirieron a las religiones monoteístas. Sobre todo en el cristianismo. En ese momento de la historia se cometieron autenticas aberraciones por defender dioses y religiones que en realidad son hermanas, castigando a las mujeres que no seguían su doctrina estrictamente y a los librepensadores. Solo algunos sectores de la iglesia continuaron la tradición científica guardando pergaminos y traduciéndolos.
Hasta la Revolución Industrial donde cada vez la religión va perdiendo fuerzas, los jóvenes creen el progreso, la tecnología, la ciencia. Porque esta les permite innovar, sacar productos nuevos y más eficaces, en definitiva, estrategias comerciales.
En nuestro mundo, en Europa y América del Norte, se vive de la ciencia. De la medicina, de la tecnología, de la informática, etc. I lo único que lo cambia, es que creemos en otros postulados, en la ley máxima de la gravedad, de la dinámica de cuerpos, de la relatividad, que igual que la presencia de fuerzas sobrenaturales, falta pruebas no empíricas, que están en recerca en centros como el CERN. Porque el ser humano tiene un cerebro complejo que lo dota de consciencia, autoconsciencia, y sobre todo: curiosidad. Esto es lo que nos lleva a creer en Jesús, los duendes verdes o la Evolución de Darwin.
La importancia, que ni Hawkings ni Rouco Varela han sabido ver no es la existencia de una o de la otra, no tienen que ser porque polos que se repelan, sino mirarlo con tolerancia porque cada uno es libre de creer y pensar lo que crea más interesante. La ciencia nos ayuda a ir más lejos porque sus cálculos y hipótesis nos responden con más claridad, pero cuando uno está en situaciones límite, sin medios para alcanzar conocimientos científicos, su camino más tranquilizador es la religión. No una religión de fanatismos y devoción destructora, sino la que te respeta como humano, contándote un porqué, historias que te sacien la curiosidad y unos valores para poder ser persona.
Al fin y al cabo, ni religión ni ciencia nos demuestran una segunda vida, una da la versión edulcorada de vivir felizmente al cielo o paraíso, y la otra una versión más realista, tu cuerpo descomponiéndose por los gusanos, bacterias y hongos, así que se debe vivir la que segurísimo que poseemos. Yo, creo en la ciencia porqué me gustan más sus respuestas, pero a veces, me gusta creer en que hay una energía, como el karma, un porqué de actuar correctamente, quizás sea la moral o simplemente la inteligencia humana. Pero me gusta la gente con fe y esperanza, son personas muy humanas desde mis ojos y igual, admiro a Einstein, Darwin y Demòcrito por su gran instinto y perspicacia.

2 comentarios:

laia dijo...

me he olvidado alguna tilde y preposiciondes después de verbos, son las prisas de cuando escribo, me meto demasiado al texto Tere ahah

Teresa dijo...

Vale...yo también cometo errores por las prisas. Pero en mi caso me disculpa la cantidad de trabajos que tendría que comentar en poco tiempo. En tu caso no hay excusas, primero debes hacer un borrador y después el redactado definitivo que vuelves a leer antes de colgarlo al blog.
Aparte de estos errores que tú misma adviertes, tienes algún acento en monosílabos como "Dios" o catalanismos como "recerca", ¡cuidado!
Por lo que hace al contenido, me parece que no hacía falta que el repaso a la historia del pensamiento fuera tan larga (algo más sintético servía igual)pues tiene que servir para enriquecer tus argumentos, no para (casi) sustituirlos.
De todas formas, es un buen trabajo siempre que no descuides la ortografía, en Selectividad no serán tan comprensivos.