jueves, 24 de marzo de 2011

CUANDO HABLAMOS DE PROFESORES INEPTOS

Los profesores son una parte fundamental para un país, ya que de ellos depende el desarrollo de la sociedad y el futuro de la misma. Aunque no quede reflejado directamente en el PIB de un estado, el trabajo de un profesor queda plasmado en los diversos indicadores de productividad y producción porque la calidad y eficiencia deben conseguirse en la etapa de formación de las personas. Ahora bien, no todos los maestros son eficientes, por tanto existe un numeroso grupo de profesores ineptos.

En primer lugar, hay que destacar que algunos profesores no mantienen una actitud de sacrificio e intensidad en su trabajo de forma continua sino que la pierden cuando ya han asegurado su plaza, ya sea en un instituto o universidad. No obstante, mucha gente cree que si un profesor ha sido condecorado con muchos títulos y ha obtenido una nota considerable en sus estudios universitarios ya es alguien de alto nivel y un buen profesional. Sin embargo, deberíamos valorar más la metodología del docente y menos sus éxitos pasados.
Por consiguiente, nuestra obligación debe ser premiar a aquellos cuyo trabajo se caracteriza por sus ganas, su perfeccionismo y su responsabilidad, es decir, no hay que valorar a las personas por su forma de ser anteriormente sino por el estado actual, su visión y su gusto por el trabajo que ejercen.
Desgraciadamente, existen bastantes profesores que no se encuentran a gusto en el trabajo, que son constantemente intimidados y amenazados por los padres y por los mismos estudiantes. También existen maestros que no son capaces de persuadir a los alumnos para que estén atentos a sus enseñanzas y algunos han olvidado su importancia en el futuro de los jóvenes a los cuales educan.

En segundo lugar, y en contradicción con lo anterior, hay que valorar los años de sufrimiento de los profesores, su gusto por el aprendizaje, el dinamismo y la fuerza de voluntad de aquellos que luchan por una buena calificación, ya que no debemos basarnos solamente en la capacidad de enseñar de los maestros sino que hay que apreciar sus conocimientos y su inteligencia. Por lo tanto, debemos valorar positivamente la capacidad mental de los docentes, sobretodo la capacidad de resolver problemas, ya sean sociales, intelectuales o de su propia conciencia; y desprestigiar a aquellos cuya actitud es reprochable y en muchos casos despreciable.

En conclusión, se puede decir que no existen malos profesores, pero que la falta de unas condiciones agradables, una relajación excesiva y unas lecciones que no interesan a nadie hacen de un numeroso grupo de buenos maestros, una pandilla de ineptos incapaces de ejercer una docencia que concuerde con las necesidades laborales y económicas de un estado.

1 comentario:

Teresa dijo...

¡Sí, muy buen trabajo, Cristian! No sé si es que estabas especialmente inspirado, pero, te has superado.
Frases bien construidas y naturales, léxico adecuado y de un registro alto, las ideas muy bien ordenadas y claramente cohesionadas.
¡Enhorabuena!