miércoles, 9 de marzo de 2011

Piso o residencia

Cada vez estamos más cerca de terminar nuestros estudios de bachillerato y plantarnos de lleno en la universidad. Para todos nosotros, esto supone un gran cambio que probablemente deberemos de ir asimilando poco a poco.

Sin embargo, algo que no debemos tomarnos a la ligera y que ya deberíamos de ir buscando es nuestro próximo lugar de residencia. Al igual que todos los estudiantes que vivimos lejos de la ciudad donde se ubica nuestra futura universidad, tenemos éste posible hándicap. Y digo hándicap ya que para muchos esto supone un grave problema y mucho tiempo para llegar a una decisión, aún sabiendo que podemos habernos equivocado.

Por lo que a mi se refiere, elegir entre piso o residencia me ha causado muchos dolores de cabeza y, por supuesto, bastantes discusiones con mis padres.

En un principio, estaba convencidísima de mi elección: quería un piso. Un piso suponía una independencia casi absoluta. Significaba salir a la hora que quisiese, llegar cuando me apeteciese, comer lo que a mi me gustase, tenerlo todo ordenado a mi manera, llevar a quien quisiese y a la hora que yo decidiese… y un montón de “privilegios” más.

Pero entonces, cuando más claro parecía que lo tenía, empezaron a bombardearme las dudas: ¿tendría suficiente tiempo para estudiar? ¿seria capaz, el primer año y con todo el cambio, controlar lo que tenia que comprar cada día para abastecer mi frigorífico? En ese momento, y con la ayuda de mis padres, decidí definitivamente mi futura residencia: los pisos universitarios. Sin la menor duda, considero que son la mejor opción para un estudiante novel, sin experiencia. No es que dude de mis capacidades para subsistir, pero creo que ya tendremos suficiente con estar rodeados de nuevos compañeros y profesores y de un ambiente totalmente distinto al acostumbrado como para estar pendientes de si tenemos que comprar tomate para hacer los espaguetis. Además, elegir una residencia con pensión completa o media pensión no supone un gran sacrificio económico (sin duda, es mucho más barato que alquilar un piso en condiciones). Tienes la comida preparada, puedes entrar y salir cuando quieras, puedes traer amigos siempre y cuando respetes a los otros inquilinos, tienes el gimnasio gratuito, puedes hacer uso de la biblioteca libremente, estas muy cerca de la universidad… ¡es todo un lujo!

En conclusión, una residencia me parece la mejor opción (al menos en mi situación) para empezar los estudios con buen pie. Por supuesto que el segundo año voy a alquilar un piso, pero en cuanto llegue ese momento ya me habré habituado mucho más al nuevo entorno. Ya tendremos tiempo para madurar completamente, !no hay prisas!.


Lídia Puyals Boix

1 comentario:

Teresa dijo...

Nada que comentar, todo correcto