2011, reformas

Si es tradición empezar el año entre langostinos y copas de cava, este año la cena ha sido más austera, aún así, con nuestros seres queridos. Algunos nos mesuramos por la simple psicosis de esta crisis mundial que no para de repetirse en todos los medios y conversaciones de la calle. Otros porque realmente esta crisis los ha afectado gravemente. El caso es que desde el 2009 que sonó la alarma en los bancos de todo el mundo, la situación ha ido empeorando en esos temas sociales y la vida de muchos españoles. Pero además de estas reformas sociales impuestas por la zona euro y Angela Merkel, que tanto amenazan y asustan, también han aparecido nuevas leyes, en mi opinión, descafeinadas y como mecanismo de despiste por la política de recortes.

La primera y quizás más polémica, la ley del tabaco. El 2 de enero surgió en un principio como protección por esos no fumadores que fumaban pasivamente en locales cerrados que eran un 70% de la población. Aún la buena voluntad, y las mejoras evidentes por todos los que disfrutamos comiendo sin humos de cigarrillo y en general toda la gente, no dejan de ser una estrategia paternalista para reducir el coste que supone tantos fumadores para sanidad (tratamientos, trasplantes, más médicos, etc.).

La ley Sinde, llamada así debido a la ministra de cultura Ángeles Gonzalez-Sinde quien la propuso, en realidad es un conjunto de leyes que en definitiva buscan la protección de la propiedad privada y el copy-right, cerrando esas webs y programas de descarga de datos que infringen los derechos de autor. El problema aparece cuando nos damos cuenta del poder de las descargas y las transferencias de datos, ayudan a conectarnos con lo que pasa a nuestro alrededor. Quizás pueda perjudicar a una parte de los artistas, más bien un grupo reducido de cantantes nacionales como Chenoa, pero es una herramienta muy útil para difundir la cultura y las noticias. Se debe ir en cuidado cuando tocas estos medios tan usados actualmente porque puedes estar cuartando las libertades de expresión de otros, y más en un terreno tan pantanoso como es Internet.

Y después, cuando cogemos el coche y nos movemos por la autopista o autovía nos sorprenden los nuevos carteles de no sobrepasar 110km/h i si es por la ciudad 40km/h. Esto a algunos les ha molestado más que nada la justificación de dicha ley, para disminuir el consumo de combustibles fósiles debido a su elevado coste (que va cada día en aumento). Y es que los que entienden de automovilística, saben que no todos los coches tienen el mismo motor y que depende de este el coche tendrá más o menos consumo, independientemente de la velocidad. Podríamos decir que al reducir 10km/h habrá menos riesgo de accidentes en las carreteras, pero no estará en esta reducción la bajada de muertos en las carreteras, ni en los radares. Se recaudan muchos millones al año con estos mecanismos. I además despista del tema principal, como las ya explicadas leyes anteriores.

¿Dónde residen los auténticos problemas? ¿Qué afecta nuestro día a día? ¿Las series americanas que se ven por la red? ¿Si fuma o no el de al lado? ¿Si voy a 110 o a 111km7h? No. Dónde deberíamos ver una gran amenaza y motivo de debate si a caso, es en las reformas sociales que se están trazando estos días. Cada vez más se alarga la edad de jubilación, con una bajada de las pensiones y del sueldo de los funcionarios. El paro cada día va en aumento, ahora esta aproximadamente al 20%. Poca cosa podemos hacer ante estos recortes que nos hacen involucionar después de que generaciones de obreros y ciudadanos salieron durante el siglo pasado a las calles para reclamar sus derechos. Se ha comentado muchas veces que el sistema sanitario español es uno de los más efectivos y positivos del mundo, pero se ve que no es demasiado bueno porque recibe demasiado dinero. Entonces, ¿esperan tanta efectividad? En Cataluña la semana pasada se veía el pulso entre el personal de los hospitales i el conseller Boí, unos manifestándose aunque poco conseguirán, los otros apostando ferozmente por la privatización del sistema social.

En conclusión, centrémonos allí donde de verdad vemos reformas importantes en nuestras vidas. Estamos en un período de recesión como se repite constantemente, en el que la clase trabajadora va a sufrir las duras represalias y consecuencias a largo plazo. Y es que en nuestro sistema económico, nunca pierde el rico. Incluso los que juegan sucio pueden librarse de juicios y volver a la política como pasa en el PP valenciano. Podemos despedir, nosotros poco lo hemos vivido, este estado del bienestar. Porque ahora viene la Unión europea con Alemania al frente, para imponernos una resaca de esas fiestas que algunos tuvieron en los ochenta y noventa. Realmente, ¿nos interesa a la gran mayoría de trabajadores (españoles, catalanes, africanos, de cualquier sitio) este sistema que nos ofrece el cava con los langostinos y rápidamente las tijeras para recortar libertades?