jueves, 17 de enero de 2008

EL INSTITUTO MISTERIOSO

Yo soy un detective. Tengo siete años, soy todo un detective. He resuelto casos dificilísimos en los que he investigado sobre zapatos y clips perdidos, perros abandonados o huellas de barro en el pasillo de casa. He demostrado mi valía en todo tipo de casos, pero, aún así, los que están a mi alrededor no confían ni pizca en mí.

Por eso me encuentro en esta ridícula situación. Yo, todo un detective de fama mundial esperando a que mi hermana mayor venga a buscarme al colegio para llevarme a casa. Cualquier diría que no se volver sólo. ¡Dios, soy un detective! ¡He estado en apuros mucho mayores contra perros guardianes de jardines y he salido sin un rasguño! Pero no, la vida es así de patética. Y hoy además, mi hermana viene un poco más tarde porque se ha quedado repasando nosequé con su profesor de matemáticas. ¡Cualquier diría que no la puedo ir a buscar yo! Espera, ¿he dicho ir a buscarla? ¡Este será un reto interesante para mantener en forma mis dotes de detective!

Vamos a prepararnos para la misión, necesito mi gorra de detective... ¡ah, sí! ¡La tengo en la mochila! Y la libreta azul de doble raya dónde apunto las pistas de mis casos... También está en la mochila. Ya estoy apunto. Empecemos. ¡El paso de cebra! ¡Tengo que cruzarlo solo por primera vez en mi vida de detective! ¡Todo un reto digno de hombre un mayor! ¡Necesito música de fondo! Nanananana! Nanananana! Esperemos que no pasen coches y.... ¡Ahora! ¡Tengo que correr con todas mis fuerzas para llegar a la otra orilla! Ussshhhh, ¡Casi me atropella una de las máquinas de los secuaces de mi enemigo!

Sigo por la acera. ¡Tengo que avanzar con cautela, el enemigo acecha en todas partes! Veo, delante de una puerta, Lola, mi vecina. ¡Hay que pasar sin ser avistado por esa enemiga! ¡Es una espía-cotilla del profesor que ha secuestrado a mi hermana, estoy seguro! Si no fuera así no estaría tan atenta a todo lo que pasa... Bueno he esquivado a mi enemigo... Y ahora voy a entrar en el escondrijo de los secuestradores, este enorme edificio de cemento dónde pone “Instituto de Secundaria Pedro Vera”.

La puerta principal está cerrada, evidentemente, ninguna mafia se dejaría abierta tan gran puerta de entrada a su escondite. Pero seguro que hay una puerta de atrás.... ¡Sí, aquí está, no podía fallar, soy un detective! Vamos a intentar abrirla con un clip... Ups, pero si ya está abierta! Éste es un fallo indigno de los captores de mi hermana. Y no darme cuenta de él es un error que un detective cómo yo no se puede permitir. Pero bueno, da igual, seguiré hasta la conserjería.

Llego a la conserjería y veo la portera hablando por teléfono... Pasaré sin que me vea cómo un buen detective. ¡Pero tengo que conseguir enterarme dónde está mi hermana dentro de éste instituto misterioso! Me paro a escuchar detrás de la esquina... Oigo que la portera por teléfono dice algo cómo “Elm Troni de Matematcas eftá con una alubna en el aula dopce”. ¡Una pista interesante! ¡Mi hermana está cautiva en la celda doce! Pero... ¿dónde debe estar el aula doce?

Bajo las escaleras hacia el piso de abajo. Se oye mucho ruido. Un ejército de matones altos se entrena. Hacen unos ejercicios de cómo de baloncesto. Debe ser entrenamiento usando el básquet... Cada vez hacen cosas más extrañas estas mafias... Hacia la otra parte un grupo de chicas salen con el pelo mojado de un cuarto de duchas, deben venir de algún extraño ritual, mejor irse para arriba, que no me vean. Soy un detective, tengo que ser discreto.

Dos plantas más arriba encuentro unos señores en unos ordenadores. Deben de ser los hackers que intentan robar al banco mundial. Pero este es un asunto del que me ocuparé otro día. Al lado está un laboratorio. O eso pone en la puerta. Me asomo a ver lo que pasa. Todo de gente utiliza extraños materiales de laboratorio... Productos de colores, quizás experimentan con venenos y otros tipos de tóxicos. Debería recoger una muestra para analizarla, pero otras tareas detectivescas esperan ahora mi intervención.

Viene alguien por el pasillo. Creo que me han visto. Me escondo detrás de una basura grande, espero que no me vean. Se acercan, están muy cerca, vienen hacia mi...

- Roberto, que haces aquí, ¿ya vuelves a estar con tus jueguecitos? ¿No te acuerdas que me tenías que esperar en el colegio?

1 comentario:

Teresa dijo...

Quim:
Me cuesta encontrar la manera de decirte lo mismo con diferentes palabras. Lo cierto es que la redacción está muy bien escrita, que empleas un castellano muy fluido, nada forzado, que dices lo que quieres decir y consigues el tono que persigues.
En esta ocasión quizá es la historia la que está falta de algo más, quizá algún golpe de efecto final para este combinado de Conan y Manolito.