sábado, 6 de febrero de 2010

La visión del mundo de Walt Disney

“Haibo, Haibo, a casa a descansar…”, cantaban los siete enanitos después de sus duras jornadas buscando diamantes en la mina mientras regresaban a la mítica cabaña del bosque en fila india. Parece que todavía seamos niños cuando recordamos estos maravillosos momentos de nuestra cándida infancia, en el sofá las tardes de los viernes, y es que Walt Disney nos marcó a todos cuantos nos criamos a partir de los años sesenta en un modo nada desdeñable: Nos atrajo con sus dibujos, nos fascinó con sus escenas, nos divirtió con su música, no hechizó con su magia, pero, sobretodo, nos influyó con sus valores. Los rasgos generales de estos filmes fueron, en general, los mismos en todos: Personajes heroicos, lugares fantásticos, seres mágicos, buenos muy buenos y malos muy malos, en fin: romanticismo en estado puro.
Pero ahora intentaré hacer una reflexión sobre la visión de la realidad que nos presenta Disney: En primer lugar, los personajes, en todos los filmes del ya dicho productor, aparecen estereotipados en un modo radical; Disney no contempla la evolución personal salvo en una excepción dada sólo en algunos casos: El protagonista, cuando éste es masculino, o el segundo protagonista, cuando éste es femenino. En muchas de las películas la moral imperante es muy conservadora, pues se justifica el orden social establecido presentando a los personajes de clase alta cómo virtuosos y buenos, que se combinan sin ninguna diferencia con los de clase más humilde. En ninguna de las películas aparece el protagonista como alguien entregado sólo a su voluntad, sino justo lo contrario. Disney no hace crítica social mediante fábulas, sino que pretende distraer con ellas y justificar lo actual mediante la edulcoración masiva. Cuando Orwell escribió su Revolución en la granja sí que buscaba criticar puesto que animaliza y cambia el nombre a unos personajes, pero no les convierte en magníficos o horripilantes, sino que los presenta en un tono irónico pero objetivo, la función del libro citado es dar a comprender unos hechos mediante la caricaturización de los personajes, con sus virtudes y sus defectos, mayormente sus defectos. Piénsese en alguna obra conocida, cómo por ejemplo La Cenicienta. La mayor preocupación de la historia es el amor, que se encarna en el príncipe y cenicienta. Es evidente que se tiene que tener en cuenta que estas obras van dirigidas a niños pequeños, y no creo que haya en ellas mensajes subliminales encubiertos, pero si que hay una clara identificación con la forma romántica de ver el mundo, según la cual lo que importa son lso sentimientos de las personas, combinada con un intento de naturalización de imperativos supremos discutibles, como que belleza es igual o bondad o que todo termina bién siempre por expreso deseo de la providencia. Aún así, todos estos esquemas se rompen si entramos un poco más en el tema; pues el Jorobado no era bello superficialmente, ni la bestia de La Bella y la bestia, y son representados como bellísimas personan en cuanto al interior. Además, la crítica social sí que se puede admirar en algunas películas como El Jorobado de Notre Dame, Pocahontas, Robin Hood…. O sea, que las cosas no son tan claras como parecen.
Para finalizar, pido perdón al lector por no haber sido capaz de lograr unas conclusiones precisas sobre éste tema; Prefiero terminar afirmando que Disney es para niños, y que les distrae, aunque algunos contenidos podrían ser tratados desde una perspectiva diferente.

1 comentario:

Teresa dijo...

Nil:
Nos proporcionas, como sueles, un análisis pormenorizado y profundo del tema que te ha tocado tratar. Esta vez, la crítica se irá para la puntuación (aunque también se escapa alguna falta de acentuación)que dificulta avanzar en tu texto de construcciones complejas. Los dos puntos dentro de los dos puntos como sucede en el primer párrafo, puntos y coma que deberían ser puntos seguidos, pero, sobre todo, oraciones demasiado largas con muchos incisos.
Por lo demás, repito,un buen trabajo según mi humilde parecer.