domingo, 8 de febrero de 2009

COMO UN CENCERRO

La perdida de muchas tradiciones de las zonas rurales, cómo son el uso de las campanas o los cencerros del ganado, es una realidad que tiene su origen en muchos factores. Aunque en algunos pueblos estas tradiciones se han ido perdiendo solas porque simplemente no había vecinos que las mantuvieran, en otros pueblos ha sido la llegada de nuevos propietarios y turistas la que ha enmudecido el toque de campanas, ha silenciado los cencerros que se han recubierto con esparadrapo o hierba, ha puesto en solfa a algunos gallos cantores y ha apartado de algunos caminos a yeguas, vacas y ovejas. Todo por no molestar a los visitantes o vecinos de ocasión.

Las quejas de gente que huye de la ciudad al campo en busca de silencio y tranquilidad han provocado un goteo casi imperceptible de cambios en la cotidianeidad de los pueblos. Los vecinos aceptan en algunos casos porque la mayoría viven del turismo y no quieren perder clientela. Quizás por ello los que han denunciado la situación son los payeses, pues ellos no viven directamente del turismo.

A algunos, les podría parecer que los turistas están en su derecho. Que aprovechan las vacaciones para descansar y que hay que facilitárselo. Y es que a nadie nos gusta que nuestras vacaciones tengan que verse interrumpidas por cualquier motivo. Pero tenemos que pensar que la montaña no es Marina d’Or ni Port Aventura, que nuestros pueblos, están habitados de forma real, por gente real que vive allí los trescientos sesenta y cinco días del año. Esta gente tiene que desempeñar sus actividades. Y la ganadería y agricultura son algunas de ellas, y en muchos casos las más importantes y mayoritarias. Por lo tanto, creo que no se puede pedir, porque pasamos quince días en un pueblo en verano, que las vacas no puedan circular por los caminos o que se cierren las granjas de pollos porque cantan por la mañana.

Por otra parte, encuentro inconcebible el modelo de turismo que esta gente sigue. Igual que cuando voy de vacaciones a una ciudad no me dedico a dormir e ir a la piscina, sino que intentaré concocer la ciudad de la manera más próxima a su gente posible, o por lo menos, seguiré artificiales recorridos en búsqueda de las grandes obras de arte, los rincones pintorescos y los barrios antiguos, si mis vacaciones me llevan a una zona rural, intentaré conocer los alrededores mediante el senderismo, conocer a sus gentes, participar de sus fiestas o si se puede también en sus actividades diarias y asistir a sus mercados. Me parece que buscar en el campo un paraíso de paz, tranquilidad y reposo es totalmente artificial, pues el campo es un lugar de gentes acostumbradas a una vida dura y labradas por el trabajo.

2 comentarios:

Teresa dijo...

Está muy bien redactado, Quim pero cuidado al escoger las palabras pues en algún caso no lo haces con precisión: Por ejemplo,hablando de hechos no podemos afirmar que los ha producido diferentes factores sino CAUSAS o RAZONES.También me parece un pelín exagerado emplear "desempeñar" para actividades agrícolas, es mejor emplearlo para cargos o papeles y emplear "realizar" para las faenas agrícolas.
Y nada más, ya no encuentro catalanismos como antes y las construcciones te salen muy naturales.¿Puede ser que haya cierta crítica irónica a los circuitos turísticos por ciudades como Barcelona?

quim dijo...

Teresa, ¿Puede ser que haya certa retoricidad en a última pregunta de tu comentario?