lunes, 16 de marzo de 2009

- Corre, corre, corre!
Juan corría como un diablo, y esque cuando estas en apuros las piernas no responden a ordenes meditadas, simplemente se mueven como si de las de Bolt se tratase.
Despues de voltear bastantes esquinas, y travesar casi media ciudad, y escondernos entre los arbustos de un parque, certificamos que no nos seguía nadie.
Entonces fué cuando pude prestar atención a ese flato que me había torturado durante los ultimos minutos, me estire en el suelo y me pellizqué el estomago.
- Agua, necesito agua- dije entre respiro y respiro.
- Estas echo un blandengue!- respondió mi amigo Juan-
- Cállate -le dije yo mientras le tiraba las llaves, realmente el tenía la gran habilidad de escapullirse talentosamente de los problemas, pero yo no compartía esa suerte.
Al cabo de unos minutos, le pregunté que pensaba hacer despues de todo eso. Él respondió tranquilo.
- Que quieres hacer?- dijo irónicamente- pues vamos a volver a nuestra casa a la hora de cenar como si nada hubiera pasado y ya esta.
- Hay un problema – dije temiendome una reacción diferente por su parte – tenemos allí las libretas de matemáticas.
- No jodas! Dios, nos hemos metido en un buen lío, ahora sí que la hemos echo gorda.
- Mierda Juan, mierda! Nos van a meter en la carcel! No te das cuenta?
- No exageres, hombre!
- Que no exagere? Que no exagere? Hemos robado un coche tio.
- Tomado prestado de mí vecino, que és muy distinto
- Y luego lo hemos empotrado contra una farola!
- De momento sólo vamos a ir a cenar, ya pensaremos mañana con la cabeza más despejada.
- Nos van a cojer, nos van a cojer... de esta no salimos...
Pasamos por la calle de al lado del accidente para volver a casa, entre los cruces veíamos a la policía y los vecinos exasperados.
A las tres de la mañana llamaron al timbre. Me desperté. Mierda la policía seguro que era la poli. Quien iva a ser sino? Oí la voz de mi madre, si si eran ellos. Miré la ventana. Pero era un tercer piso, que podía hacer?
Entraron en mi cuarto -Pedro Gonzalez?- Mi madre lloraba mi padre la sujetaba y me miraba bastante mal, me levanté -Queda detenido por sospechoso de robó- Mi cara expresó sorpresa, aunque me lo imaginaba de antemano no me lo creía. No, no, no mierda. -Que?- La voz de mi madre mostraba un derrumbe interno bastante hondo- Mi hijo no puede haber echo algo así! Que pruevas tienen?- los policias respondieron insuceptibles- Señora, estaba la libreta del chico en el coche-.
Y así fue, apenas me vestí con unos tejanos y un jersei emprendimos el camino a comisaría. Planteé miles de hipótesis sobre mi futuro, tanto para el próximo como para el lejano, quizá estaría Juan también allí, o quizá con suerte el vecino sería simpático y retiraría la denuncia al percatarse de quienes eramos los implicados, o quizá en el peor de los casos me encerrarían en un correcional y mi historal quedaría manchado de por vida como ladron. Adiós a las aspiraciones de ser un jefe importante con despacho própio en una multinacional de ingenieros en telecomunicaciones.
Pero si solo había sido algo sin importancia, lo ivan a devolver! Unicamente una vueltecita, una tentación de jovenes, sin malas intenciones, tan sólo una cosa llevo a la otra. Nada más.
Se tendría que memorizar eso, era un buen discurso para cuando le presentasen ante el juez.

1 comentario:

Teresa dijo...

Ana:
Las narraciones se te dan muy bien. Has conseguido un texto enttretenido y dinámico.
Los errores están en las faltas expresiones inexistentes (entre respiro... que debe ser "entre resuellos") y en usos inadecuados de léxico (voltear, hipótesis)o invención de palabras (escapullirse que debe ser "escabullirse", insuceptibles)