viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Por qué estudiamos?

Esta mañana, mientras desayunaba, he oído en la radio la noticia de la aparición de un informe europeo que indica que la educación en España es de las peores de Europa, pero también concluye que este es el país europeo en que el sistema educativo ha mejorada más en los últimos 30 años. ¡Debíamos venir de muy abajo!

Otra de las conclusiones del informe es que lo que si que funciona en el sistema educativo español es, lo que se denomina el ascensor social. Parece ser que el porcentaje de alumnos, cuyos padres no tienen estudios, que llegan a la Universidad es de los más elevados de Europa.

Esto me ha hecho reflexionar sobre los motivos que nos llevan a querer estudiar, y a veces, incluso a hacerlo…

Probablemente existen multitud de razones para estudiar, tantas como persona y también, la mayoría no nos planteamos el porqué, simplemente lo hacemos.

Es evidente que el estudio te da conocimientos y saber. Tan solo esto debería ser motivo suficiente para justificarlo. Estudiar, y por lo tanto, aprender ayuda a entender mejor nuestro entorno cercano y lejano y por lo tanto nos ayuda a ser más capaces de adaptarnos y controlar mejor las diferentes situaciones a las que tendremos que enfrentarnos.

Por otra parte el estudio, facilita, en principio, el éxito laboral y social. Parece claro que a mayor preparación más facilidad para encontrar buenos trabajos i progresar económicamente. En este caso, habría que poner algunas objeciones. En los tiempos que corren muchas titulaciones y másteres no garantizan el éxito profesional.

Estas dos serían las razones objetivas que hacen que el estudio se considere beneficioso para el progreso personal y social de los seres humanos.

Ahora bien, hay posiblemente una multitud de razones personales que nos inducen a continuar estudiando.

Normalmente, las familias presionan a sus hijos para que estudien. Muchas veces para que estos puedan lograr cosas que ellos no han podido tener. No necesariamente dinero, o cosas materiales sino también prestigio social cultural…

En otros casos pueden ser los hijos los que quieren emular a sus padres. Este sería el caso de las sagas de médicos o abogados o de las empresas familiares que se perpetúan a lo largo de generaciones.

Encontramos también las personas con “vocación”. Tienen muy claro lo que quieren hacer en la vida y hacen lo necesario para conseguirlo. Hay profesiones que tradicionalmente son muy vocacionales, como médicos, enfermeras, maestros… Aunque cualquier profesión puede serlo.

Y estamos también los que no tenemos nada claro, pero vamos hacia adelante esperando encontrar una carrera o unos estudios que nos lleven a realizar un trabajo que nos permita vivir dignamente y que además nos satisfaga y podamos ser lo más felices posible.

Miquel Portet

1 comentario:

Teresa dijo...

Muy bien, Miquel. Ni faltas, ni errores en las construcciones, muy buen nivel léxico, estilo fluido y claro. Creo que ya te he comentado varias veces que escribes muy bien.