La
vida, no sé si para bien o para mal, está organizada de tal manera que vivimos
para trabajar, en vez de trabajar para vivir. Cuando hablo de trabajo incluyo
el hecho de estudiar, por supuesto. Porque, párate un segundo a contar: Nos
pasamos casi un cuarto de la primera parte de la vida estudiando, para luego
trabajar durante las dos segundas partes, quedando solo una última etapa de
tiempo libre, que coincide con la etapa de la madurez, esa que ya no nos
valemos por nosotros mismos –y es quizás por esta razón por la que no seguimos
trabajando, porque sino ya veo que nos estaríamos toda la vida metidos en una
oficina o reparando trastos, entre otras muchas tareas.
La
pregunta parece fácil, pero... ¿Por qué dedicamos salud, tiempo y dinero a
estudiar? La respuesta es relativamente fácil para los que tienen una vocación
desmesurada (y digo relativamente porque es imposible saber con total certitud
si te gustará la carrera que vas a escoger), pero ¿qué hay del resto de los
universitarios? No podemos estudiar simplemente por dinero, porque entonces
todo el mundo se volcaría en esa profesión que es una apuesta de futuro, como
lo serían los astronautas, y la verdad es que hay muy pocos. Tampoco ha de ser
por una vida laboral más fácil, para eso te buscas a un heredero rico y te
casas. Pues, la primera pequeña compuerta que hay que abrir para embarcarse en
la tarea del estudio es el deseo de saber. Si esa puerta permanece cerrada,
sacar a delante una carrera será mucho más difícil que el simple hecho de
sentarse a estudiar. A partir de aquí, cuando las ganas de aprender nos
devoran, creo que estudiar tiene muchas utilidades. Sirve para tener cultura,
la cual te da muchas ventajas para moverte por el mundo y establecer
interesantes conversaciones con la gente,
para así lograr el objetivo final de todo ser vivo, relacionarse. Otra
razón que viene muy relacionada con la anterior es que estudiar te hace libre,
porque al formarte construyes tu propia opinión acerca de las cosas y puedes
defenderte delante cualquiera; te hace independiente, y te asegura que podrás
vivir sin depender de nadie, cosa que es muy importante para lograr la
felicidad personal y no caer en la mediocridad. Lo peor es estudiar por inercia, porque los años pasan y
todos los compañeros lo hacen, o porque siempre nos han dicho en casa que lo
más importante en la vida es estudiar y tener un trabajo digno. Y por último, también creo que se estudia por ambición, en el buen sentido de la
palabra. Aunque no sea ninguna garantía, todos sabemos que con estudios nos
podrá ir mejor, podremos llevar una vida en la que estemos satisfechos de
nosotros mismos.
La
clave está, pues, en la motivación, la superación, las ganas de salir y comerte
el mundo, de alcanzar tus propias metas y de lograr éxitos, ya sean personales
o profesionales.
Elisabet Beneria Sala
1 comentario:
Elisabet:
Encuentro que vas de bien a mejor en este comentario tuyo.
En lo único en lo que veo un error es en la utilización de alguna expresión demasiado coloquial al principio: "párate un segundo a contar:" o "porque sino ya veo ".
El resto, muy bien, estructurado, buen nivel léxico, interesante.
Por cierto que NO decimos "certitud" sino CERTEZA.
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