Ante todo, el tema de la legalización de la marihuana
ha abierto en nuestro país un gran debate ya que existen varias opiniones a
favor y en contra. La marihuana, también llamada cannabis,
debería ser la primera de las drogas blandas que se legalizara. No solamente
por sus cualidades terapéuticas (se aconseja para aliviar las señales de la
quimioterapia) sino también porque ayudaría a parar su tráfico ilegal y hasta
se podría reducir el consumo. Los efectos de la marihuana dependen de la
sustancia y la forma en que se consuma, de las características físicas de cada
uno y las circunstancias en las cuales se consume la droga.
Para empezar,
opino que el hecho de no
penalizar el consumo de la marihuana sí podría traer graves consecuencias. De
hecho, la mayoría de los adictos a drogas duras comenzaron por la marihuana ya
que parece ser la droga más “inofensiva” y así se da el primer paso en el mundo
de las drogas. Cabe decir que esta gente también toma alcohol y fuma tabaco o
lo hacía anteriormente. Pero, ¿por qué esto no es condenado? Evidentemente porque
son “drogas” socialmente aceptadas y legalizadas. El alcohol en exceso enerva a
sus consumidores y bajo sus efectos se vuelven agresivos, pierden la dimensión
de las cosas y son un obvio peligro al volante. Por contra, poquísimos casos de
violencia han sucedido porque el agresor hubiera estado bajo las influencias de
la marihuana. Es muy fácil alcanzar una sobredosis de alcohol mientras que
nunca nadie ha muerto por una de marihuana pues es prácticamente imposible de llegar.
En
ciudades donde la marihuana es legal, como en Holanda, la legalización ha
ocasionado un mayor control, mayor calidad, comercio seguro y legal, pero una
disminución del consumo.
Asimismo, el fumar marihuana evidentemente tiene sus efectos
negativos. Afecta los pulmones, mata neuronas, etcétera. Pero un golpe en la
cabeza también mata neuronas, inhalar el humo de los fumadores hace daño a la
larga. Entonces, ¿cuál es la diferencia? Curiosamente resulta más adictivo el
tabaco que la marihuana. Aún así quiero aclarar que no estoy a favor del
consumo ni mucho menos. Si no se puede regular ni la venta de alcohol a los
menores de edad, ¿cómo se espera poder regular el consumo de esta droga? La gente que quiera
consumir el cannabis, lo va a hacer sea esto legal o ilegal. La solución tal
vez sea regular esto.
Por otra parte, añadiré que estamos acostumbrados a un gobierno que debe
solucionar nuestros problemas y muchas veces no nos hacemos cargo de nuestros
actos. ¿No decimos siempre que la educación comienza en nuestras casas y en las
escuelas? Si el gobierno nos pone al alcance de la mano esta droga, no tenemos
por qué consumirla sin ninguna medida ni precaución.
En conclusión, mi posición respecto a la legalización del cannabis es
neutral, y puesto que no soy consumidora de esta droga cabe la posibilidad de
que me equivoque en mis argumentos.
1 comentario:
Buen trabajo, Ivana. Das argumentos a favor y en contra. Sólo en la conclusión pareces contradecirte un poco pues se deduce del conjunto que serías partidaria de una regularización. Esa "captatio benevolentiae" del final es innecesaria y no debes equivocarte en tus argumentos si te has informado bien.
Léxico, estructura y ortografía correctas.
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