miércoles, 15 de octubre de 2008

pobrecitos...

La gente buena, los santos, las santas,los hermanitos y las hermanitas de la caridad, no saben como se siente uno cuando le entra por la oreja: “Ooooyeeeee, pobrecito, ¿que te ha hecho él?”. Además lo dicen en aquel tono tan rabioso típico de primaria, casi cantando, el de “¡señoritaaaa, me ha dicho toontooo!”, te sientes realmente un monstruo de la naturaleza, te quedas con la piedra en la mano dudando si tirarla por placer contra el objetivo, o dejarla para así dar la razón a la niñata (o niñato) que por muy repelente que nos parezca nos ha hecho sentir culpables.
Y a menos que no seamos diplomáticos, dejamos el proyectil al suelo. En ese mismo instante se produce aquel mágico contacto telépatico a la par que paranormal, y oyes decir al gato (o objetivo):”Ooooyeee, niñata (o niñato), ¿qué motivo te ha dado mi primo “mishu” para secuestrarlo?”.

El gran problema de los animales es que no pueden hablar, problema para ellos evidentemente, y si pudieran hablar, los amos del Guantánamo particular les taparían la boca.
La inspiración de relacionar un famoso sitio de Cuba con este tema parece exagerada, pero he conocido casos de suicidios sobretodo de gatos, en que la persona actua como los funcionarios americanos; “noooo, nosotros no torturamos, el preso se ha autolesionado”, en el caso de los animales el argumento es tajante; “es tonto”, no no, te equivocas, lo que pasa es que el pobre “bicho” estaba desesperado y asqueado de tantos mimos en un lugar que, sobre el papel, no le corresponde.
Despues hay las fugas, en que la comparación es inevitable con un preso que lleva treinta años en la cárcel, no sabe vivir en el mundo exterior, y si encima al felino le arrancan la uñas...sus dias están contados. Una práctica que se convierte en habitual por el amor al parqué o a las plantas (es que tantos amores no pueden ser).

Defensores de los seres no humanos (aunque a veces ellos lo son más que vosotros), dejad a los cuadrúpedos aire para respirar, que hagan la suya; y no me impidáis que les tire piedras, que saben vivir por su cuenta, que sus instintos serán para evitar la piedra, a menos que el pobre infeliz los haya perdido a causa de la zoolofilia exesiva.
Si queréis compañía, por favor, primero contadle las patas, si tiene hasta 2 patas es humano, si tiene 3 o más es un animal que agradacerá vuestro cariño a cambio de libertad. Así que hacéis con el humano lo que os de la gana.
Amén.

(jo, que radical soy ultimamente)

1 comentario:

Teresa dijo...

Joan:
De nuevo te ha salido un texto muy bueno, de fina ironía que se mantiene a lo largo de casi todo el artículo en nivel muy alto.
En algún momento te precipitas en la redacción y la frase sale equivocada como en "Después hay ...". También hay alguna faltita como la "zoolofilia exesiva" que en realidad es "zoofilia excesiva". De nada.